Homenaje – Barbara Ehrenreich
BARBARA EHRENREICH , periodista, ensayista y crítica frente a las falsas mentiras del ensalzamiento del pensamiento positivo, nació en Montana en 1941, y ha fallecido el 1 de septiembre de este año en Virginia. Columnista precoz en los principales periódicos de Estado Unidos, publicó numerosos artículos y libros y la conocimos en España, con su libro, editado en 1984 – Brujas, comadronas y enfermeras: historia de las sanadoras (con Deirdre English, Barcelona, La sal). Las autoras de este libro empezaron a recorrer el sorprendente camino que “ iba de la persecución de brujas en Europa medieval a la supresión de comadronas en América, de la epidemia de histeria en el siglo XIX a la de frigidez en la mitad del siglo XX”. Cuando empezaron a reflexionar sobre la salud de las mujeres y su abordaje a lo largo de la historia, recopilaron una gran cantidad de material que le proporcionaron diversas redes feministas, sociólogas, historiadoras, y las profesionales de la Medicina de los Centros Feministas de Salud que se crearon desde Nueva York en el año 1972. Un primer libro realizado en red. Autora en 1990 de Por su propio bien: 150 años de consejos de expertos a las mujeres, reeditado en España por Capitán Swing, en 2010.
En estas obras, describe como desaparecidas las sanadoras, la profesión médica abordó la “feminidad como enfermedad”, pero sólo la de la clase alta, que languidecía encerrada en casa, cuidando a los hijos y al servicio de los maridos, mientras que las mujeres de la clase baja eran tan fuertes, a pesar de ser mujeres, que podían trabajar horas y horas sin descansar.
“Durante las primeras décadas del siglo, los médicos siguieron considerando la menstruación, el embarazo y la menopausia como enfermedades físicas y estorbos intelectuales…los órganos reproductores femeninos siguieron viéndose como una especie de terreno para la expansión química y quirúrgica, para medicamentos no probados y audaces experimentos”. La feminidad era también una cuestión de clase, concepto altamente contradictorio con la atribución a los ovarios de los problemas de salud de las mujeres adineradas, que además eran intervenidas quirúrgicamente de múltiples dolencias, o encerradas en sanatorios mentales, para curar su neurastenia.
Barbara ha propuesto siempre cambios en la ciencia y en la asistencia, y deseando cambios en la sociedad “… en la que sanar no sea mercancía distribuida de acuerdo con las leyes del máximo beneficio, sino que esté integrado en la red de la vida comunitaria”. El deseo que la salud no sea una mercancía continúa vigente, y plantea nuevos retos al feminismo, que debe profundizar en el pensamiento científico actual que todavía contribuye a hacer invisibles, a inferiorizar y a controlar la salud de las mujeres.
En el año 2005, Barbara Eherenreich se topó con el pensamiento positivo, “en el peor momento de su vida” cuando le diagnosticaron un cáncer de mama, y se topo de bruces “con el osito del cáncer de mama con un lacito rosa prendido en el pecho” emblema de un gran mercado de productos que promulgaban que la actitud positiva era fundamental para curarse, pese a los estudios que ya han demostrado que estar de buen humor no cura. En sus propias palabras “El cáncer me dio la oportunidad de toparme con una fuerza ideológica y cultural que nos anima a negar la realidad y a someternos con alegría a los infortunios”. Su demoledora crítica sobre el pensamiento positivo, como el gran engaño del neoliberalismo, se desarrolló en su libro “Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo”, publicado en 2011 en España por editorial Turner. Ella se dio cuenta que las personas en paro estaban siendo alimentadas con la misma ideología que había escuchado como enferma de cáncer: que todo iba a salir bien solo con pensar en ello positivamente. Esta ideología plenamente individualista, es “una ideología contraria a cualquier noción de solidaridad o responsabilidad mutua”.
En 2018, publica en España, Causas naturales: como nos matamos por vivir más Editorial Turner, con experiencias de sus propias luchas para enfrentarse a las consecuencias de su enfermedad, y al encarnizamiento terapéutico, al que la medicina somete a muchos pacientes. Consiguió prepararse a la muerte con serenidad, como nos confirma su hijo, Ben Ehrenreich, también escritor y periodista: “Ella ya estaba lista para marcharse. Nunca fue muy de pensamientos y plegarias, pero podéis honrar su memoria queriéndoos los unos a los otros y luchando hasta el final”. Nos deja su legado y nuestra responsabilidad es continuar, con amor, ejerciendo el pensamiento crítico.