Colágeno II

Continuando con el tema del Colágeno para nuestros huesos, articulaciones, tejido conectivo, etc., del MyS anterior, vamos a profundizar en lo que tenemos que “comer” para fabricar colágeno.

Como ya dijimos el colágeno es una proteína, por lo que como toda proteína que ingerimos, tiene que digerirse y convertirse en sus unidades más simples, los aminoácidos, para que las células puedan asimilarlos y utilizarlos en su metabolismo.

Todo colágeno sufrirá la digestión por los ácidos del estómago, sea un suplemento alimenticio o colágeno de fuente animal. 

Entonces, es importante comprender que la carne o la cucharada o pastilla de colágeno que tomemos no se va a integrar directamente como colágeno de nuestras articulaciones, por ejemplo. Lo que sucederá es que los aminoácidos en los que se convierte después de la digestión serán asimilados por las células digestivas y repartidos por todo el organismo, y cada célula los empleará para lo que en ese momento necesite construir, sea hueso, una hormona, un neurotransmisor, etc. 

En el caso del caldo de huesos del que hablábamos en el número anterior, el colágeno ya está predigerido y convertido en aminoácidos por acción de la larga cocción a que se someten los huesos, así que el proceso será un poco más corto, pero su destino será el mismo.

Al tomar un suplemento de colágeno lo que estamos suministrando a las células son los aminoácidos apropiados para fabricar colágeno, o lo que la célula necesite en ese momento. Es fácil deducir que si llevamos una vida activa, las células de nuestros huesos y articulaciones fabricaran más colágeno que si llevamos una vida sedentaria, porque hay más desgaste y renovación.

Pero para fabricar colágeno no es suficiente solo con los aminoácidos procedentes de las proteínas, aunque sean los componentes principales. 

No se creará colágeno sin los cofactores necesarios para las reacciones químicas necesarias para crear la estructura helicoidal de la que hablábamos en el artículo anterior.

Estos cofactores son:

Vitamina C: Presente en cítricos, fresones y frutos silvestres, frutas tropicales y tomate, pimiento rojo y perejil crudos, principalmente. 

Cuando tomamos uno de estos alimentos o un suplemento, la vitamina C está en nuestro organismo durante 7-8 horas, después ya no estará disponible para fabricar colágeno, aunque comamos proteínas. De ahí la importancia del consumo de frutas y verduras tres veces al día como mínimo para tener siempre disponible vitamina C. Además en estos alimentos está acompañada de bioflavonoides vegetales que facilitan su asimilación.

Si nos decantamos por suplementos, para mejorar su asimilación mejor que esté acompañada de los citados bioflavonoides o en forma de vitamina C liposomal. Y si la forma en ácido ascórbico da molestias gástricas, buscar formas tamponadas, estas molestias también se evitan con la forma liposomal.

Vitamina D: El tema de la vitamina D ya lo tenemos ampliamente tratado en nuestra revista así que no me extenderé. 

Sólo recordar cuáles son sus fuentes principales: exposición al sol sin crema protectora, mantequilla, huevos, pescado azul, etc. 

Fósforo: No suele haber problema de carencias porque es un mineral bastante presente en una dieta variada.

Lo encontramos en las sardinas con sus espinas, salmón salvaje, hígado, yogur, pescado, carne, queso, marisco y judías.

Magnesio: También ya tratado anteriormente, especialmente la carencia que sufrimos la mayoría por el agotamiento de este mineral en las tierras de cultivo, y no estar presente en los abonos que se utilizan. Así que los alimentos cultivados tienen niveles deficientes de magnesio. Mejora su presencia en los alimentos ecológicos por su forma de cultivo y es abundante en terrenos volcánicos porque el magma lo contiene en gran cantidad.

Para calibrar la importancia de esta carencia, considerar que la fabricación de colágeno es solo una de las 300 reacciones químicas en las que interviene el magnesio como cofactor. Es necesario para que la vitamina D se asimile y se convierta en su forma activa.

Lo encontramos sobre todo en los frutos secos, cacao, hojas verdes, semillas, legumbres, aguacate, salmón salvaje y café.

Las fibras de colágeno formadas crean una estructura reticular, que es donde se deposita el calcio asimilado gracias a la vitamina D también, y que formará el hueso. 

O sea, no hay mejoría de artrosis o osteoporosis sin el consumo continuado de estos cinco elementos formadores de colágeno.

Aunque pensemos que todo se basa en el calcio, mineral omnipresente en las dietas completas y que no destaca por ser deficiente en nuestro organismo, si tenemos la vitamina D necesaria para asimilarlo, claro.

Pilar Parra Barachina

Bióloga, Terapeuta nutricional