ENTREVISTA A LAS KELLY’S

Nuestro trabajo roza la explotación

Cuando entran en una habitación de hotel, pocas, muy pocas personas son conscientes de que, tras el orden, la limpieza y el buen aspecto, están las fatigas y las enfermedades de miles de mujeres. Sí, mujeres, porque las limpiadoras de hoteles, las llamadas camareras de pisos, o como ellas se han autodenominado, las Kelly’s, son mujeres. “Somos un colectivo totalmente feminizado”, recuerda Sara del Mar, presidenta de la Asociación Kellys Unión Balears. Junto a Silvia Contreras narra una realidad, un trabajo, que “roza la explotación”. Al mismo tiempo, están orgullosas de su oficio. “Limpiar es un trabajo digno, no lo son las condiciones en que lo hacemos”.

Autoria fotografia: Antonia Oliver

Ambas son el rostro y el cuerpo de un colectivo que si en España suma más de 200.000 mujeres, sólo en Balears reúne a unas 50.000. Todas ellas dibujan una realidad social, laboral y económica desigual que ha estallado en la cara de un sistema que las utiliza, las ignora, les resta valor.

Con la actual pandemia, se ha evidenciado la precarización que caracteriza a este grupo profesional que desde 2016 ha decidido unirse y decir basta. Las que limpian, las Kellys, alzan la voz para pedir lo que es suyo: rebajas en las cargas laborales, reconocimiento de las enfermedades profesionales, jubilación anticipada y especialmente la derogación de la reforma laboral. Recuerdan que “el departamento de pisos es la espina dorsal de los hoteles” y por ello reclaman que “el servicio no se externalice”.

En el filo de la navaja, el sector ha sido duramente castigado por el cierre de hoteles debido a la Covid 19. Además, en este inicio de temporada en el que empezaron a abrir tímidamente algunos hoteles, se ha vivido un vaivén. Primero con la negativa del gobierno británico a dar paso a la llegada de los turistas a España ante la situación sanitaria y, a partir de mediados de julio, permitir su regreso. Hay que tener en cuenta que el británico es el segundo mercado emisor de turistas de Balears. Si los hoteleros estaban temblando, el eslabón más débil de la cadena, sus trabajadores y trabajadoras, las limpiadoras sobre todo, es el que paga la factura de la fractura.
Mientras las grandes cadenas hoteleras siguen expandiendo su modelo de negocio, miles de mujeres pierden sus puestos de trabajo, hacen cola para pedir comida y las más afortunadas se acogen al ERTE y aguardan unas contrataciones que por el momento son con cuentagotas.

Sara lleva 18 temporadas en el mismo hotel y Silvia desde el año 2000. Ambas trabajan en hoteles de Clvià, una de las zonas más castigadas de Mallorca pues es donde se concentra el grueso del turismo procedente de Gran Bretaña. Sara
del Mar es presidenta de la Asociación Kellys Unión Balears y Silvia, secretaria. Hoy hablan con Mujeres y Salud.

¿Cómo os está afectando la decisión del gobierno británico que restringe la llegada de sus súbditos
a Balears y su posterior cambio que ha abierto las puertas?

Al principio fueron abriendo algunos hoteles, pero no toda la planta hotelera porque hasta el 19 de julio siguieron las restricciones de Inglaterra. Se vio un poco más de movimiento pero no como en el 2019 cuando estábamos hasta arriba de turismo. Al principio pensé que no iban a abrir todos los hoteles.
Están muy expectantes. No van a sacar a toda la plantilla de los ERTES porque no van a tener trabajo para todos; lo que si están haciendo es reubicar a toda la gente, primero cogiendo a toda la gente de ese hotel, y en vez de traer a eventuales, tiran de plantilla de otros hoteles, fijos discontinuos.
Esa está siendo la tónica. Algunos establecimientos que pensaban abrir, cerraron hasta nueva orden. Después, con la llegada de los turistas británicos, han ido abriendo. Creo que este año la planta hotelera va a abrir un 70 por ciento. En mi caso, la apertura fue gradual. Abrimos el 15 de junio con diez habitaciones; dicen que cada día van entrando más. Es poco lo que va entrando, una o dos habitaciones.
Este mes vamos a tenerlo así. Si te das una vuelta por la playa, no hay afluencia.

Desde que os unisteis en 2016, las Kellys ¿qué habéis conseguido?

Conseguir pocas o ninguna meta. Sí que hemos dado visibilidad a un colectivo que está feminizado. En Palma se ha estrenado la obra de teatro Kelly que contó con la presencia de la ministra de Trabajo Yolanda Diaz, y en ella se refleja nuestra lucha, la de las que limpian, mujeres. Es una lucha feminista. Otra cosa conseguida, que es agridulce o papel mojado, es que ciertas enfermedades profesionales fueran reconocidas, (tendinitis, rotores, dedo resorte, enfermedades del hombro) aunque solo están aprobadas pero no en el Real Decreto, y por eso son las Mutuas las que deciden si hay o no enfermedad. Nos hemos reunido con la ministra de Trabajo e Igualdad, con el director de Seguridad Social… El Real Decreto viene de 2016 y hay que incluirlo para que Mutuas no echen para atrás las enfermedades que ha generado tu trabajo. Estamos esperando a ver qué hace el Gobierno.
Otra petición es la derogación de la Reforma Laboral aunque nos daríamos con un canto en los dientes que eliminasen el articulo 42.1 A nosotras no nos afecta porque estamos por convenio, contratadas por el hotel. En Balears lo que dice el convenio es que sí se puede externalizar pero la empresa que te contrata ha de mantener los mismos derechos que te da el hotel. A una empresa no le interesa cobrar lo mismo que cobra por el hotel, ¿qué beneficios tiene? En Balears hay otras circunstancias porque aquí trabajamos 6 meses. Tenemos que vivir dos vidas para jubilarnos y además quizá no tenga los años y cobraría un porcentaje más pequeño, 500 euros.

¿Dónde vamos con esto? No nos da. Sara nació en Sevilla. Tiene 51 años y tiene cotizados 23. Empezó a trabajar en el sector con 28 años pero venía del campo, cogía algodón con sus padres. Lleva 18 temporadas en el mismo hotel, en el que empezó cuando su hija tenía 8 meses. Cuenta que antes trabajaban más, entre 9 meses y un año, eran “fijas discontinuas”. Silvia tiene 63 años y lleva poco más de 27 trabajando. Antes de ser camarera de pisos estuvo en una fábrica de zapatos en el Polígono. Les hicieron un Erte, entró en una empresa de limpieza hasta que en 2000 la contrató la cadena de hoteles en la que sigue a día de hoy.


¿Cuántas habitaciones hacéis en un día?

Nosotras trabajamos a destajo. Depende del hotel. El Convenio dice 8 horas diarias y dos días libres; en la práctica, las 8 horas son desde que entras hasta que sales, no tienes tiempo ni de ir al baño. Yo llego a las 6.45 y hay días que no comemos porque no nos da tiempo. No se especifica cuántas habitaciones hemos de limpiar al día y esto hace olvidar a los empresarios que nosotras trabajamos por horas, no por habitaciones. Piensan que podemos hacer 20, 30 hasta reventar, sin poder ir al baño, ni comer. ¡Nuestro trabajo roza la explotación! Lo normal es hacer 24 habitaciones al día pero si hay cambio de sábanas tardas más, y si ese día hay muchos cambios y si encima tienes salidas, o son habitaciones dobles, entonces aumenta la carga laboral, el estrés, las enfermedades. Es un suma y sigue. En temporada alta es peor, ¡son capaces de meterte un elefante en una terraza!

¿Cuál es el perfil medio de una camarera de pisos?

Apenas hay jóvenes, tienen 40 años para arriba, hay pocas mallorquinas, somos sobre todo peninsulares o emigrantes.
Muchas vienen para la temporada. Si proceden de otro país es porque residen aquí, porque con el precio de los alquileres no les llega y se van a trabajar a la península.


¿Cómo os ha afectado la pandemia, ha habido contagios, estáis vacunadas?

Las vacunas se han puesto según la edad. Yo ya estoy vacunada con las dos dosis.
El Gobierno no ha pensado que somos un sector esencial y que si quiere reactivar el sector debería vacunarnos a todas. El Govern lo pidió también. No sabemos si han habido muchos contagios, además al haber abierto pocos, imaginamos que la incidencia ha sido mínima. Sí que sé de dos hoteles que tenían trabajadores con Covid y no cerraron. Les llegó una inspección. La gente está desesperada y preferían morir del virus que perder su trabajo. El verano pasado hemos trabajado con miedo, no me sentía segura trabajando. Porque te dieran unos guantes y una botella de lejía no te daba seguridad. ¡Eso fue el sello Covid!

Los hoteles han hecho reformas para subir de categoría en los últimos años. ¿Ha ido aparejada una mejora de vuestras condiciones laborales?

¡Qué va! Entre las fundas nórdicas, los cuadrantes y las barandillas de cristal que se han puesto de moda en los balcones se ha aumentado la carga. Por eso hemos redactado un decálogo de medidas a tomar en nuestro trabajo

DECÁLOGO DE MEDIDAS A TOMAR:

  • Sustituir las patas de las camas por unas más altas, para no hacer posturas forzadas.
  • En la cabecera de la cama poner ruedas, en vez de patas que las que hay actualmente, para evitar esfuerzos al tirar de la cama.
  • Quitar las pegatinas actuales, que ponen que las dejen en el suelo, y cambiarlas por otras que digan que dejen las toallas en el lavabo.
  • Mamparas abatibles, ya que, si son fijas, pueden provocar accidentes laborales, son difíciles de mantener y no son cómodas para los clientes.
  • Mantenimiento de los carros de trabajo: si no son nuevos las ruedas deben estar óptimas para empujarlo, ya que eso evita esfuerzos innecesarios.
  • Evitar en lo posible la utilización de los nórdicos. Cambiar las fundas provoca la mayoria de las bajas laborables por tendinitis.
  • Mantener la figura del Fajín.
  • Las barandillas de los cristales de terrazas, son muy altas y difíciles de limpiar, con el peligro de perder el equilibrio y caer.
  • La moqueta es difícil de mantener, y conlleva un esfuerzo de arrastrar la aspiradora y el peligro añadido de enredarte con los cables.
  • Retirada de perchas antirrobo, ya que son una pérdida de tiempo para los clientes y las camareras de pisos, al caerse continuamente.
  • Todos juntos podemos reducir la carga de trabajo, y evitar bajas laborables.

¿Hay cadenas de hoteles más justas, ‘empáticas’, con vuestro sector?

Depende de quien trabaja en el hotel, de la humanidad de su director, de su gobernanta

En Eivissa hubo una huelga. Sí, por la sobrecarga de trabajo. Creo que no consiguieron nada. Hicieron dos días de huelga, salieron en todas las portadas. Fue la primera huelga que se hizo en España de nuestro sector. Nosotros pedimos que se baje la carga laboral por convenio, que sea por hotel, porque cada caso es distinto. No es lo mismo un establecimiento de playa, un hotel urbano, uno con niños… A nosotras nos rige el convenio de hostelería.

Otra de las peticiones es la jubilación anticipada. ¿A qué edad os jubiláis?

No podemos hacerlo anticipadamente como en otros sectores a pesar de que nuestra salud se está deteriorando con el paso de los años por el tipo de trabajo que hacemos. Hemos de ir acumulando bajas laborales para llegar a la edad de jubilación. Estamos viendo que ni con dos vidas la tendremos. Llegamos a los 65 y aún no podemos tenerla. Invitamos a los políticos a que trabajen una semana como camareras de pisos, después hablaremos de si tenemos que seguir haciendo camas hasta morir sin podernos jubilar.

En Balears es aún peor por el tema de la temporalidad. A raíz de la pandemia, se ha cuestionado el modelo turístico. Se pide, incluso desde vuestro sector, mayor sostenibilidad. ¿Qué opináis?

A corto, a medio y a largo plazo diría que no va a cambiar mucho. La covid no ha mejorado nada. El hotel en el que trabajo lleva abierto desde el día 15 de junio y el cliente es el mismo: sin escrúpulos ni miramientos hacia nuestro trabajo, lo dejan todo por el suelo, la habitación está sucia y no son ingleses sino franceses, italianos… No veo un turismo más empático después de la pandemia. No nos ha mejorado como personas. ¡Qué va!

¿Cuál es vuestro próximo paso?

Reconocimiento de las enfermedades. Estudio de lumbares, cervicales, queremos ver qué dice el estudio de camareras de pisos que pidió el Institut Balear de Salud Laboral, el Ibassal.

Aparte de las enfermedades, ¿están dándose enfermedades mentales, intentos de suicidio? Que se haya incrementado con el virus, no sé, imagino, pero el estrés ya viene de antiguo. Trabajamos a piñón. Corriendo. Desde que entramos por la puerta… Tu llegas al trabajo, lo primero que haces es limpiar; hay hoteles que te dan desayuno pero dentro de tu horario.

Cuando nos dan el parte de trabajo ya entran las depresiones. Te dan el parte del día siguiente. Entras por la puerta y ya te desmoralizas. Lo normal es tomar tranquilizantes, ansiolíticos, las pastillas de colores, la azul, la blanca, en vez de llamarlas por los nombres, les dan nombres del color. Medicadas y sobre todo, automedicadas. ¿Tienes una azul?, nos preguntamos. Yo tomo ibuprofeno. Cuando empezamos la temporada, pasas de estar en casa sin hacer nada, y al salir tienes agujetas… El primer dia me tomo uno al empezar, otro al mediodía y otro por la noche. Al día siguiente, por la noche tomas otro para relajarte y dormir y otra para el dolor. Enantium, el redaxin, el ibu, nolotil, el tranquimazil, el diazepán,…

Cuando llevas años tienes tus trucos, sabes cómo limpiar. Nuestro trabajo ha ido a peor. Ha cambiado mucho el turista. Antes venían una semana, dos; ahora vienen turistas de dos días, tres; vienen a una despedida de solteros, etcetera. Llegan el viernes y las 24 habitaciones se tienen que volver a hacer el lunes. Las habitaciones son como los huevos kinder, hasta que no las abres, no sabes lo que hay.

¿Alguna vez, se plantearon cambiar de trabajo?

(Sara) A mí no me disgusta mi trabajo, limpiar es digno, lo que no lo es son las condiciones. Cobro como toca, tengo mis dos días libres

(Silvia), mis hijos ya son grandes, y tengo una nieta. Antes era un trabajo para sacar adelante a los hijos; ahora ya es mi oficio. Hemos conseguido visualizar nuestro trabajo, que la sociedad empiece a tomar conciencia. Nos hemos unido. El movimiento de las Kellys nació en Mallorca. Nos sentimos muy orgullosas. Los sindicatos nos dijeron que íbamos a ser una moda… ¡Pues llevamos 4 años dando por saco!

Lourdes Durán Ramírez

Periodista y escritora