Entrevista al colectivo Ciutat d’elles.

Entrevisto a un grupo de las fundadoras del colectivo Ciutadelles, un proyecto de convivencia entre mujeres mayores: Rosa, Angeles, Malén, Eve, Pilar y yo misma. Llevan (llevamos) muchos años intentándolo. Muchas de las que estuvieron al principio del proyecto han ido dejando el grupo activo, aunque varias siguen con interés y muchas otras que han llegado a lo largo del tiempo también esperan que ocurra el milagro y el proyecto se materialice. Contestan todas. Aportan todas.

¿Cómo os definiríais?

Rosa:
Como visionarias… ¡Visionarias, SI!, sin demasiado mérito porque hace ya muchos años que se veía al desastre que nos estábamos dirigiendo. Como se estaban tratando las personas mayores no era viable a largo plazo, ni por los costes sociales insostenibles, ni por el tratamiento humano a las personas que han hecho crecer al país con su esfuerzo, trabajo, dedicación y sufrimiento. Muchas de nosotras habíamos trabajado en salud y en asuntos sociales y todas llevábamos décadas como activistas feministas. Abriendo puertas y ventanas. Cambiando leyes y conceptos. Combatiendo estereotipos. Consiguiendo derechos.

¿Cómo nació «Ciutat d’Elles»?

Malén:
La culpa fue de la cocinera. Éramos un grupo de amigas unidas por años de activismo feminista fantaseando que si viviéramos juntas podríamos pagar una cocinera que nos hiciera comidas sanas y ricas, jajaja (se rien mucho, doy fe) . Y entonces…nos fuimos entusiasmando con la idea de vivir juntas y compartirlo todo hasta el final. Era lo que nos faltaba en nuestra trayectoria feminista.

Rosa:
Y caímos en la cuenta de la ventaja de vivir juntas ahora que el DNI empezaba a caducar. Entre el trabajo, la familia y el activismo de tantos años se nos había empezado a poner el pelo blanco. Y ya no era cuestión de volver al tinte para ocultar el paso del tiempo: había que mirar hacia adelanate y desafiar los estereotipos que empujan al desprecio y ninguneo de la gente mayor, en especial de las mujeres.

Ángeles:
Hora de dar un nuevo paso, de re-evolucionar como siempre habíamos hecho. Cómo queremos vivir hasta la muerte? nos preguntamos…. Vivas!, nos dijimos…y contentas…estimulándonos el cerebro, el corazón y el cuerpo. Así fue como se incluyó en nuestra agenda feminista el tema del envejecimiento. Lo primero que tuvimos claro fue que queríamos vivir entre amigas, ni en residencias ni quedarnos solas, aisladas y pasivas.

Pilar:
Así fue como un grupo que incluía activistas de la salud, del pacifismo, de la ecología, terapeutas de varias disciplinas, limpiadoras, alguna periodista, alguna artista, un par de cultivadoras de permacultura, cuidadoras de familiares, educadoras, y funcionarias nos pusimos a explorar las posibilidades de llevar adelante nuestro sueño.

Ángeles:
Allí empezaron las fantasías de construir viviendas individuales con espacios en común. Con un huerto ecológico por pequeño que fuera y salas para practicar lo que sabemos y aprender lo que nos interese. Y si fuera posible, con un vecindario intergeneracional amable y también socialmente comprometido. Donde el dinero, ni el color ni el sexo fueran un obstáculo para nadie.

Malén:
En lugar de atiborrarnos de antidepresivos y analgésicos, queríamos una vida libre, activa y divertida. Y queríamos seguir haciendo revoluciones, cambiar los papeles que nos fueron asignados. Había que evitar, de todas maneras, que tuviéramos que acabar solas o en una residencia pública o privada. Con esta fantasía creamos la asociación. Y buscando un nombre, alguna dijo Ciutat d´Elles y todas lo vimos clarísimo.

¿En qué consiste el proyecto?

Pilar:
A lo largo de muchas y muchas reuniones fuimos depurando la idea y elaborando nuestro proyecto. Un proyecto que incluía no solo las viviendas, sino también la activa vida social, la promoción de la salud y la ecología. Conseguimos concretar y definir un maravilloso proyecto autogestionado. Encontramos el terreno adecuado. La arquitecta adecuada …Lo único que nos faltó fue el dinero.

Malén:
Los proyectos de cohausing suelen ser mixtos. Los hombres suelen tener una economía más próspera. A nosotras, la realidad económica nos pudo. Pocas mujeres de nuestra generación tuvimos trabajos dignamente remunerados. Ergo, nuestras pensiones serían bajísimas, si las había, y sin ningún capital acumulado. Las viudas, divorciadas y solteras de nuestra generación lo tenemos peor, aunque nos hayamos deslomado en la vida cuidando de maridos, hijos, hijas, nietos, nietas, …ya se sabe: el trabajo de cuidados no cotiza. Cuando se han hecho proyectos de cooperativas se piden de 15 a 20 mil euros de entrada. ..¿Qué banco se los dará a una mujer de 70 años???

Eve:
Entonces empezó nuestro peregrinaje a las instituciones: Ayuntamiento, Consell, Govern. La sociedad estaba cambiando, las familias estaban cambiando y ya no podían asumir a las personas mayores. Y las mayores no queremos perder nuestra independencia y tranquilidad aunque sí que queremos vivir en familia, cambiando y actualizando la definición de familia: somos una familia del siglo 21.

Ángeles:
En “Ciutat d´Elles” creíamos que proponíamos una solución, pero las autoridades y gestores públicos, a pesar de que nos pedían que reserváramos un sitio para a sus madres, no veían más que problemas. Con el tiempo, las estadísticas sobre el envejecimiento de la población y en especial ahora, el terrible drama del Covid, nos han dado la razón. El co-housing está de moda…empezó en los países nórdicos y ya hay varios proyectos en España aunque de mujeres solas, sólo las Babayagas, nuestra referencia. Las Babayagas, que lo han conseguido también después de una tragedia que acabó con la vida de muchas personas mayores en Francia… es llevó 10 años, pero el Ayuntamiento de París se puso las pilas y ya disfrutan de la vida que nosotras queremos: cuidan su cuerpo, hacen actividades físicas e intelectuales, colaboran con otros grupos sociales… Y pagan un bajo alquiler de por vida -cesión de uso lo llaman. Son pisos de 40m2 y sólo pagan 8 euros por m2. Queremos estar juntas, como ellas, para comer, hacer ejercicios, hacer talleres de reflexión, de lectura, de escritura, o de pintura o de cerámica, o de salud o nuevas tecnologías…para ver películas o teatro o lo que se nos ocurra…y para bailar!

Muchas mujeres eligen vivir solas

Pilar :
Cada vez menos. Pero tampoco quieren ir a una residencia. Muchas mujeres eligen vivir solas porque aún con la carga de aislamiento, peligro y frustración, la soledad es más soportable que vivir sin decisión, sin espacio propio y sin independencia, como en una residencia.

Malén:
Y para participar en las manis frente al ayuntamiento para defender la sanidad pública, las pensiones, el medioambiente, la memoria histórica, la ayuda a la dependencia o, simplemente, la libertad, últimamente amenazada por ya sabemos quienes. Y contra la violencia de género, como siempre. Y para que se dedique más dinero a la investigación del alzheimer y los deterioros congnitivos.

Rosa:
Nadie se planteaba el ahorro de dinero que supone vivir en comunidad con las condiciones saludables que planteamos: ahorro en atención médica, en servicios sociales, y en las ingentes cantidades de dinero que implica la construcción y mantenimiento de las residencias. Habida cuenta también de que el 80% de la población no desea ir a una residencia. Y desde el Covid, menos. Gran parte del proyecto se apoya en la autogestión y los cuidados mutuos.

A DIA DE HOY, CONTINUAMOS PIDIENDO:

  • La Cesión de terreno o inmueble, donde se puedan construir 10/15 pequeñas viviendas para las residentes (en régimen de alquiler según ingresos).
  • Espacios comunes con cocina-comedor, sala de reuniones y lavandería.
  • Una sala polivalente donde desarrollar actividades abiertas mujeres de fuera, y que podría compartirse con actividades de otros grupos (¿madres solteras, jóvenes, personas con discapacidades, refugiados?)
  • Huerto ecológico que contribuiría al sostenimiento del grupo a la vez que proporcionaría una actividad saludable para el mismo.

Habéis tirado la toalla?

Malén:
Qué va…Ahora hay una posibilidad perfecta, a
iniciativa del Instituto Balear de la Dona, aunque, si se aprueba, no estará en marcha hasta el 2026. Un espacio donde convivirán distintos grupos de mayores y jóvenes en paz y armonía entre si y con el medioambiente. Ojalá podamos disfrutarlo y poner un broche de oro a nuestra lucha de tantos años.

En resumen: ¿Qué es «Ciutat d’Elles» para ti?

Rosa: Refugio, amistad, compartir ayudas.

Ángeles: Un modelo revolucionario y feminista de iniciar una tercera etapa vital no institucionalizada y cambiar la mirada de la sociedad sobre cómo es posible envejecer de forma saludable, en positivo, y en colectivo.

Malén: Para envejecer sin dejar de ser yo.

Pilar: La oportunidad de ser sin “pretender ser”.

Eve: Vejez en positivo

Leonor Taboada Spinardi

Directora de MyS