ENREDHADAS: Mis niñas crecen y yo envejezco

El orgullo me puede. Han tenido la suerte de nacer y protagonizar la cuarta ola. Han tenido la suerte de nacer en un momento donde casi todas las luchas que sus madres y abuelas hemos llevado a cabo han avanzado. Cuando ser mujer ya merece respeto.

Han aprendido muchas lecciones saludables. Les preocupa el medioambiente. Y en general los derechos humanosy de las humanas. Saben que tienen que estudiar. Saben cuidarse. No piden permiso para ser quienes quieren ser. No compiten entre ellas. Aman a sus amigas y amigos. Huyen de las relaciones tóxicas. No juzgan las relaciones familiares. No distinguen entre los derechos del sexo de nacimiento y el elegido. No piensan vender sus óvulos. No aceptan la prostitución como imposible de erradicar. No miran porno. La violencia de género y las guerras y las fobias a la inmigración y a la pobreza les preocupan, motivan e indignan.

Y, como es natural, les va la marcha.

No son perfectas, diréis. Claro que cometen errores. Que les toca gozar y sufrir. Claro que el mundo de hoy no es muy amable con la gente joven. Que tendrán retos que afrontar, para avanzar. Pero estoy convencida de que lo harán. Patriarcado y capitalismo, ¡temblad!

Me siento amada y respetada. ¿Qué más puede pedir una abuela? La relación es de ida y vuelta…Ellas tienen mi amor incondicional y yo el ego inflado hasta el infinito.

Leonor Taboada Spinardi

Directora de MyS