Mujeres y Salud - Revista de comunicación cientifica para mujeres
INICIO > Sumario MyS 3 > Opinión

Bajar el artículo
en pdf
Fundaciones sanitarias
Consuelo Ruiz- Jarabo Quemada, Junta Directiva de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

En la aprobación de la ley de acompañamiento de los Presupuestos para 1999 se ha incluido la posibilidad de la transformación de todos los centros sanitarios del INSALUD en "Fundaciones Sanitarias Públicas" Esta enmienda, presentada a última hora en el Senado por el PP, ha hurtado cualquier debate ante un hecho que supone una transformación muy importante de la estructura del sistema sanitario público y de la Ley General de Sanidad. Por ello la primera exigencia de la oposición ha sido la retirada de la enmienda y la presentación de una Ley de tramitación normal que hubiera permitido un debate amplio sobre los problemas que plantea esta iniciativa, e incluir modificaciones y/o aclaraciones a un texto que por lo escueto, permite al Gobierno prácticamente cualquier cosa, por ello, tanto el PSOE como IU han prometido recurrir este tema ante el Tribunal Constitucional.

El asunto es de una trascendencia fundamental para el sistema sanitario público de nuestro país. La transformación de los centros sanitarios en fundaciones abre muchos interrogantes. La primera, es el ámbito al que se refiere el término "centro sanitario" que puede ser amplísimo y en teoría permitiría la constitución de fundaciones en cada centro de salud e incluso en cada servicio y/o unidad hospitalaria, lo que supone la ruptura de la red sanitaria pública en centenares de microempresas autónomas. Precisamente lo contrario de lo que señalaba la Ley general de Sanidad que venía a integrar las distintas redes sanitarias públicas debido al desastre que había sido su incoordinación. En este aspecto nos encontramos ante un retroceso de más de 15 años. Además parece incoherente que cuando las empresas privadas buscan su eficacia y eficiencia en la vía de las fusiones y el crecimiento de su tamaño, se pretenda decirnos que estas van a mejorar multiplicando al número de empresas sanitarias y empequeñeciéndolas, sin tener en cuenta las ventajas de la economía de escala.

Pero el problema no es solo de lógica económica, sino sobre todo de coordinación, cooperación y planificación, tan necesarias en el funcionamiento de la sanidad. Es evidente que estas desaparecerán o empeoraran notablemente, lo que se ha comprobado en Gran Bretaña.

Un segundo aspecto es el que tiene que ver con la implantación del mercado sanitario, que es la razón de esta empresarización del sistema sanitario público. No parece que merezca la pena volver a repetir lo que ya es conocido, el mercado aumenta los costes administrativos y no mejora la eficacia del servicio sanitario, a la vez que conlleva una tendencia inevitable hacia la selección de riesgos y la desatención de los problemas de salud menos "rentables". Solo resaltar que se produce una mercantilización de la asistencia sanitaria quebrando el fundamento del funcionamiento del servicio sanitario, dar una atención de calidad a las necesidades de salud de la población, que se sustituye por la búsqueda de la rentabilidad económica.

El tercero, son las vías que abre a la privatización directa de la Sanidad Pública. Por un lado mediante las llamadas "externalizaciones", subcontrataciones de prestaciones sanitarias con empresas privadas (recuerdes el laboratorio de Manacor), que pueden acabar vaciando de contenido las fundaciones, convirtiéndolas en un simple patronato que subcontrata con el sector privado la mayoría de las prestaciones. Y además, mediante la posibilidad de enajenar su patrimonio, un patrimonio que procede de la Seguridad Social y que ha sido sufragado con las cuotas de los trabajadores y los impuestos de todos los españoles.

Otra cuestión relevante es la que tiene que ver con la participación de profesionales y usuarios, que no se contempla, ya que las fundaciones tienen un régimen de una opacidad absoluta, por lo que el control sobre sus actividades se verá sumamente dificultado.

Por fin está lo referente al personal de las fundaciones, que verá precarizarse su situación, empeorar sus condiciones de trabajo y disminuir su número en cantidad y calidad. Por otro lado se han señalado presiones sobre su práctica asistencial para el ahorro de recursos, sin tener en cuenta las necesidades de los enfermos. Parece claro que estamos ante un paso más en a privatización del sistema sanitario público y que lo que pretende es que el sector privado pueda hacer negocios con un porcentaje cada vez mayor de los más de dos billones de gasto sanitario público. Y que esta medida se complementa con otras en la misma línea (cambios en la legislación sobre cooperativas sanitarias, desgravación de los seguros sanitarios a las empresas, etc.).

 

Volver al Sumario nº 3