Mujeres y Salud - Revista de comunicación cientifica para mujeres
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Las chicas de oro: un patrimonio de la historia universal

"Tenía dos opciones: tomar las riendas de mi propia vida y desarrollarla al máximo o enfermar. Escogí la primera opción. Basaba mi concepción de salud positiva en ponerme de acuerdo conmigo misma...".
(Testimonio de una mujer de 60 años de la isla de Sumatra. La señora R")

Envejecer con calidad de vida y compartiendo nuestras experiencias con otras mujeres es un punto de partida al que cada vez nos apuntamos más mujeres maduras que apostamos por vivir plenamente y con el máximo de autonomía esta segunda y tercera etapa de nuestra vida.

La chica de oro de MYS, y espero que te reconozcas rápidamente, es:

Una mujer madura, con hijos e hijas ya mayores o sin hijos, que se enfrenta a una nueva etapa con la posibilidad de reconstruir su futuro sin las obligaciones inmediatas de la maternidad y la doble jornada, con más experiencia y sabiduría para afrontar situaciones de dependencia, y que afronta el paso del tiempo con alegría y responsabilidad.
Probablemente no será una mujer muy rica ni con la perspectiva de una gran pensión pero sí será el momento para ella de abordar claramente y con valentía y autonomía esta maravillosa etapa aprovechando las propias experiencias y las de sus amigas para avanzar y seguir creciendo internamente además de externamente.

A partir de los 50 y de los 60 (y del los 70, y de los 80...) también es posible ponerse de acuerdo con una misma, reconocer y diagnosticar, con o sin ayuda, los propios deseos y posibilidades y ponerse en marcha. No es demasiado tarde para nada, o para casi nada interesante. Podemos estudiar, correr, viajar, pasear, pintar, enamorarnos, conectarnos a Internet, cantar, liarnos con otras mujeres y hombres para cambiar el mundo, conocer los problemas de nuestra ciudad y nuestro planeta y ayudar con nuestra experiencia y tiempo libre a seguir avanzando, y recibir la energía de otras personas más jóvenes que nos abren la mente a cosas nuevas.

Una chica de oro MYS debe volver (o empezar si nunca lo ha hecho) a preocuparse por conocerse a sí misma, su cuerpo, su salud, sus deseos, sus posibilidades y a dar valor a todas las acciones positivas de su vida, que casi nunca se ha valorado.
Nuestra cultura considera a las/os mayores como un problema incómodo desde todos los puntos de vista, y más en especial a las mujeres a las que solo se nos ha valorado como madres o como objetos temporales del deseo de los hombres, como algo acabado a arrinconar o a soportar, y lo peor es que nos ha hecho creer que ya no tenemos identidad propia, sino que solo somos viejas, estorbos, o como máximo abuelas.

Una chica de oro MYS quiere recuperar y fortalecer su identidad como persona humana capaz de sostenerse a sí misma y enriquecer con su experiencia a su entorno.
Para ello no debe aislarse ni encerrarse en victimismos sin salida, sino empezar o seguir buscando todas las ayudas que estén a su alcance, formando redes con otras mujeres, asumiendo contradicciones y contrariedades, y preparándose permanentemente para ser feliz, para seguir o empezar a vivir con una auténtica calidad de vida.
Se trata de seguir haciendo historia recuperando en nuestra memoria todas las experiencias acumuladas para traspasarlas a nuevas generaciones y a nuestras nuevas acciones.

 

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