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EFECTOS SOBRE LA SALUD A CORTO Y MEDIO PLAZO DE LA UTILIZACIÓN DE SUSTANCIAS QUÍMICAS EN EL MEDIO AMBIENTE

<Carmen Valls Llobet>

Señoras, yo sé bien de los venenos.
Carmen Jodra.1999

Señoras, yo sé bien de los venenos de
la literatura:
La tiranía impúdica y terrible
de una Belleza impura
Que nos mancha los labios de palabra,
los ojos de figura
y el cerebro de sueños o pecados,
en flagrante, diabólica impostura.
No la deseo a nadie,
y nadie debe desearla nunca,
pero benditos los que se someten
a su mirada oscura.

Las dos primeras guerras mundiales fueron ya un macabro experimento a gran escala de la mortalidad y morbilidad que pueden provocar determinadas sustancias químicas y gases utilizados como armas de guerra. En la Primera Guerra Mundial se utilizó ya el Gas sarin o gas mostaza, un potente compuesto organofosforado que paralizaba el sistema nervioso central y provocaba la muerte en poco tiempo. Durante la Segunda Guerra mundial las armas químicas fueron más sofisticadas, aunque no se utilizaron apenas durante el conflicto por miedo a las represalias y se aprovecharon después en las guerras de los años 60, 70 y 80 (Vietnam, Yemen, Irak-Iran).

Los soldados que participaron en la guerra del Golfo en 1991, fueron objeto de "cócteles de vacunas" experimentales contra agentes biológicos naturales y manipulados (antiántrax, antipeste, antibotulismo) administradas simultáneamente. La combinación en el organismo de estos fármacos con los gases derivados de la combustión de los pozos de petróleo, y las dioxinas y xenoestrógenos de los gases emitidos por las armas químicas, les produjeron y les siguen produciendo efectos que están siendo estudiados a pesar de los intentos oficiales por silenciar la situación. Se calcula actualmente que la mortalidad de los veteranos de esta guerra asciende a una defunción por semana y el resto están enfermos (enfermadades anutoinmunes, depresión, ansiedad, malformaciones congénitas de su prole).

Como vemos, a pesar del acuerdo firmado después de la segunda guerra mundial, por todos los países con capacidad para desarrollar estas armas, de no utilización, éstas se siguen utilizando.

Consecuencias a largo plazo de la exposición a organoclorados y organofosforados

En la amplia gama de substancias químicas empleadas para la fabricación de armas químicas con alto potencial de morbilidad y mortalidad, se encuentran los neurotóxicos y, dentro de ellos, destacan los plaguicidas organoclorados y organofosforados.

El estudio de los agricultores y de sus familias, que durante años han sido las personas más expuestas a los accidentes o a la utilización sin precauciones de estos productos, ha permitido conocer más a fondo las consecuencias a largo plazo de su utilización que la de otros productos empleados en la fabricación de armas.

En conjunto, se ha demostrado un incremento de cáncer en niños y adultos, un aumento de la esterilidad, incremento de abortos, de prematuridad y bajo peso al nacer, de malformaciones congénitas, incremento de enfermedades autoinmunes, de neuropatía central y periférica y de enfermedad de Parkinson y del denominado síndrome de disrupción endocrina.

Ya los primeros estudios epidemiológicos entre agricultores analizando la mortalidad entre 1970 a 1979 (Alavanja 1989), señalaron un incremento de mortalidad por linfoma no-Hodkiniano, de cáncer de riñón, cáncer de colon y cáncer de próstata.

El primer estudio que señala las diferencias de mortalidad entre mujeres y hombres realizado por Blair en 1993, advierte de un incremento de cáncer de páncreas, de próstata y de mama entre los hombres y de estómago, riñón y melanoma entre mujeres.

Un estudio epidemiológico publicado en 1997 (Kogevinas) demuestra un incremento del cáncer de árbol bronquial, sarcoma de tejidos blandos y mama entre trabajadores y trabajadoras expuestos a herbicidas.

La exposición de los padres a insecticidas de uso ambiental o para los trabajos de la granja también se ha demostrado peligroso para los hijos e hijas de los hombres y mujeres que trabajan en granjas. Entre ellos existen diversos tipos de cáncer: el más prevalerte es el cáncer de testículo, el sarcoma de Swing y el tumor cerebral.

Exposición doméstica a pesticidas i cáncer infantil

Pero la exposición doméstica a insecticidas también se ha demostrado que produce diversos tipos de cáncer infantil como el sarcoma de tejidos blandos, leucemia, tumor cerebral, linfomas, tumor de Wilms y cáncer testicular (Moses 1999). En estos casos se ha podido demostrar la correlación entre la exposición dentro de las casas a insecticidas de uso ambiental y la aparición de cáncer durante la infancia.

Salud reproductiva y exposición a insecticidas

La exposición de los agricultores y de la población que ha sido expuesta accidentalmente a los insecticidas sobre todo de tipo organofosforado y organoclorado ha producido una disminución de la espermatogénesis, incremento de la esterilidad masculina y femenina. También se ha demostrado un incremento de malformaciones congénitas como la espina bífida, anencefalia, malformaciones del paladar como el labio leporino, abortos espontáneos, y un incremento de la prematuridad.

Enfermedad de Parkinson y exposición a insecticidas

Una de las correlaciones epidemiológicas más sorprendentes ha sido la observada entre la existente de exposición a insecticidas, sobre todo los organoclorados u otros herbicidas que tienen efectos sobre el sistema nervioso central, y la aparición en fases tardías de la vida de la enfermedad de Parkinson. De hecho se conoce que la forma en que estos insecticidas matan a las plagas es provocándoles un incremento de neurotransmisores, como la acetilcolina, que produce un aumento del tono parasimpático del sistema nervioso autónomo. Las repetidas exposiciones de agricultores o de trabajadoras y trabajadores que trabajan en industrias que fabrican insecticidas pueden dar a lugar a largo plazo en personas predispuestas al desarrollo de la disminución de neurotransmisores cerebrales, como la dopamina, base de la enfermedad de Parkinson. Ya en el año 1988, un estudio efectuado entre agricultores de Michigan (Gorell 1998), describió un incremento de la incidencia de la enfermedad. También en Alemania, otro estudio demostró un incremento de enfermedad de Parkinson entre trabajadores que utilizaban insecticidas organoclorados, fosfatos alquilados y preservantes de la madera.

Exposición a insecticidas aplicados en lugares de trabajo para la "prevención" o tratamiento de plagas

Hemos tenido ocasión de estudiar el efecto a largo plazo en la salud de trabajadores y trabajadoras de la exposición a insecticidas en los lugares de trabajo sin respetar las normativas de aplicación, con la presencia de personas en el interior de los edificios mientras se aplicaba, o sin respetar los plazos que marcan las normativas para cada producto.

La exposición de forma crónica, por la repetición de aplicaciones de insecticidas, a veces con ritmo mensual, se desarrolló sobre todo en las empresas que habían contratado los servicios de alguna empresa de desinfección que aplicaba los productos de forma "preventiva" sin haber comprobado la existencia de plaga. Esta práctica ya no está recomendada en absoluto por las autoridades en higiene y salud laboral, pero había sido habitual en algunos países, y en Catalunya también, en la década de los 90 hasta entrado el nuevo siglo XXI.

Tanto la exposición aguda (una sola exposición a insecticida pero de gran intensidad) como la exposición crónica (exposiciones repetidas durante meses o años) producen a corto plazo alteraciones en las mucosas de la garganta, nariz y oídos, de los bronquios y pulmones, y también afectación neurológica, con cefaleas y confusión mental. A medio plazo se altera la función endocrinológica de hombres y mujeres, tanto la relacionada con órganos reproductivos, como un incremento de la hormona de crecimiento y alteración de los neurotransmisores a nivel del hipotálamo. Además se desarrollan efectos autoinmunes con la presencia de numerosos tipos de anticuerpos contra tejidos humanos, como el tiroideo o el tejido conjuntivo (Valls 2000) .

La actuación óptima para detectar la exposición a organofosforados seria la extracción de una muestra de sangre en el momento de la exposición, otra al cabo de quince días, y otra a las cinco semanas. Si ha habido exposición aguda o crónica, en una de las determinaciones, encontraremos una disminución de las cifras de colinesterasa sérica y eritrocitaria de más de un 20% respecto a los valores basales. Si la exposición ha sido aguda estas cifras se recuperan al cabo de un mes y medio de la exposición, pero si ha sido la afectación en exposiciones subagudas la recuperación es todavía mucho más lenta pudiendo tardar dos o tres meses en recuperar los niveles normales, o no recuperarlos si la persona ha continuado reexponiéndose a la misma dosis de insecticida.

Dado que todavía no es una práctica habitual de los servicios de urgencias que puedan reservar una muestra de sangre para hacer esta determinación, muchos casos de exposición quedan por diagnosticar de forma fehaciente, y se han de diagnosticar por la clínica que producen a corto, medio y largo plazo y que detallamos en los cuadros que se adjuntan.

SÍNTOMAS DEL SÍNDROME RESPIRATORIO DE VÍAS ALTAS Y BAJAS

Tos irritativa
Dolor al tragar
Disnea (sibilantes)
Irritación mucosa bucal i lengua
Irritación mucosa faríngea y nasal
Mucosidad nasal, faríngea y bronquial
Lagrimeo
Hiperosmia

SÍNTOMAS DEL SÍNDROME NEUROPSICOLÓGICO

Pérdida de memoria
Confusión
Cefalea frontal
Reflejos disminuidos
Parestesias en extremidades
Pérdida de fuerza
Astenia

SÍNTOMAS DEL SÍNDROME POR EXCESO DE ESTRÓGENOS

Ciclos menstruales más cortos
Metrorragias
Coágulos
Incremento síndrome premenstrual
Incremento fibromiomas uterinos
Incremento mastopatia fibroquística
Impotencia masculina

SÍNDROME DE AFECTACIÓN HIPOTALÁMICA

Hipersecreción de hormona de crecimiento GH (sin incremento de IGF1) (Parasimpaticotonia)
Resonancia magnética:
· Aumento de la medida de la hipófisis
· Desmielinización sustancia blanca

SÍNDROME DE HIPERSENSIBILIDAD QUÍMICA

No pueden utilizar sprays ni aerosoles
No pueden ir a cines o espectáculos públicos
No pueden estar en las áreas de los supermercados de productos de limpieza
Disnea al circular por calles con mucho tránsito de vehículos

Metodología de exploración en los casos en que se sospecha la presencia de afectación a insecticidas organoclorados u organofosforados

Se realiza en primer lugar una exploración neurológica completa, con estudio neurofisiológico, SPECT cerebral y Resonancia magnética. A nivel analítico se estudian las hormonas hipofisarias y los niveles de estrógenos si son mujeres y de testosterona si son hombres. Para explorar la autoinmunidad se realizan las pruebas de Anticuerpos antinucleares y antitiroideos, y para explorar la posible afectación mitocondrial los niveles de ácido láctico y pirúvico. Se ha aplicado el cuestionario de hipersensibilidad química múltiple.

Conclusiones

- La exposición a organofosforados y organoclorados puede producir una afectación neuropsicológica grave, disrupción endocrina y fatiga crónica que persiste diez años después de la exposición. El diagnóstico es difícil de realizar sino se cuenta con equipo multidisciplinar, y muchas de las personas expuestas y los profesionales sanitarios pueden atribuir la sintomatología a problemas psicológicos y no a la afectación neuroendrocrina que persiste en el tiempo.

- Estos efectos son más graves y persistentes entre las mujeres ya que dichos insecticidas se depositan en las células grasas, donde pueden permanecer durante años, y la mujer presenta un 15% más de células grasas en su organismo que el hombre, porque su cuerpo es un gran BIOACUMULADOR QUÍMICO, a corto y largo plazo.

- Cuando las personas afectadas se reexponen accidentalmente a uno de los productos vuelven a reproducir los síntomas y los niveles de colinesterasa sérica y eritrocitaria disminuyen con más rapidez y les cuesta más tiempo normalizarse.

- En las sociedades industrializadas y en regiones que han sido expuestas en guerras, accidentes o fumigaciones agresivas, como el caso de Putumayo (Colombia), se pueden presentar problemas de salud en la población general que deberán atribuirse a dichas exposiciones.

- Para ello es preciso que éste sea considerado como un problema de salud pública y afrontado como tal.

Bibliografía

> Alavanja MC, Blair A, Merkle S, Teske J, Eaton B, Reed B. Mortality among forest and soil conservationists. Arch Environ Health. 1989 Mar-Apr;44(2):94-101
> Cehovic H. Paraoxon: effects on rat brain cholinesterase and on growth hormone and prolactin of pituitary. Science 1972 .Vol 175 (1256-1258)
> Gorell JM, Johnson CC, Rybicki BA, Peterson EL, Richardson RJ. The risk of Parkinson's disease with exposure to pesticides, farming, well water, and rural living. Neurology. 1998 May;50(5):1346-50
> Kogevinas M, Porta M. Socioeconomic differences in cancer survival: a review of the evidence. IARC Sci Publ. 1997;(138):177-206. Review.
> Moreno A, Madeira V. Interference of parathion with mitochondrial bioenergetics. Biochim-Biophys-Acta.1990;1015:361-367
> Moses M. Cancer in children and exposure tu pesticides. Pesticide Education Center San Francisco 1999.
> Spark PJ, Kreutzer R, Giardino ND, Lehrer PM, Leznof A et al. Multiple Chemical Sensitivity/Idiophatic Enronmental Intolerance Occupational Medicine 2000;15(3):497-675
> Valls Llobet C.: Consecuencias clínicas a corto, medio y largo plazo, de fumigaciones o insecticidas en lugares de trabajo. Quadern Caps. 2000;29:42-46

Carmen Valls Llobet
Médica endocrina
Directora del Programa "Dona, Salut i Qualitat de Vida" del CAPS

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