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LA IMPRESCINDIBLE PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL

<Ángeles Martínez Martínez>

El objetivo de esta presentación es resaltar las consecuencias de los conflictos sobre la salud de la población civil en general y de las mujeres en particular desde el contexto social, político y de los derechos humanos. La desigualdad estructural de género de base presente en cualquier sociedad patriarcal toma carta de naturaleza y se magnifica durante las guerras o durante cualquier crisis importante. Lo sabemos bien porque en nuestros países occidentales -aún sin crisis también hay desigualdad y violencia; las guerras sólo vienen a encender las desigualdades existentes y patologizar la sociedad, polarizando las relaciones de poder entre grupos sociales y entre hombres y mujeres. La distancia geocultural entre mujeres de Europa, Asia, Sudamérica o África (a veces abismal si medida por su ranking en el PIB o en el Índice de Desarrollo Humano), se reduce cuando comparamos sus sufrimientos y los estereotipos por los que las secuestran y matan, con la violencia que padecemos: la mayoría de las sociedades actuales son patriarcales y en todas ellas existe discriminación y violencia de género.

Según cifras recientes del ACNUR durante el año 2003, más de 20 millones de personas fueron registradas como población refugiada, buscadora de asilo o desplazada, una tendencia ligeramente a la baja pero de la que las mujeres y los niños y niñas constituyen el 80% de la población asistida. Si las guerras nunca fueron limpias, en el siglo pasado, protagonista de dos guerras mundiales y un sinfín de otras que aún perduran, nació de la conciencia colectiva la necesidad de regularizar las guerras a través de la Convención de Ginebra, los protocolos adicionales y otros importantes acuerdos que conforman el Derecho Internacional y Humanitario, regulando así la protección de militares y civiles con especial tratamiento para las mujeres y la infancia. Pero ayer y hoy pese a las leyes nacionales, internacionales y los propios códigos de honor y culturales de los países en conflicto, no se respetan.

Población civil en conflictos

Durante la 1ª guerra mundial, el 90 % de las bajas eran militares, en la 2ª el 50% eran civiles y más recientemente en la ex Yugoslavia, Ruanda, Sudán (1983-2004), las bajas civiles suman hasta el 80% del total. Estas crisis, atizadas por el factor étnico, económico o simplemente por el poder son llamadas "emergencias complejas"2 porque combinan factores políticos, de control sobre recursos con un alto nivel de violencia gestionado por ejércitos regulares pero también milicias, grupúsculos compuestos por adolescentes embravecidos por las drogas, alentados a lo peor con mensajes cargados de odio étnico o religioso, promesas de botín o gloria, sin apenas educación y ni la menor idea del Convenio de Ginebra.

Esa "cultura de cuartel" como llama Mercedes Oliveira de la Organización de Mujeres de Chiapas a la presencia militar prolongada, provoca un "profundo impacto en la comunidad dónde prolifera el alcoholismo, las drogas, la prostitución y las ETS. Si antes -y siempre- las mujeres eran vistas como un "objeto" ahora se han convertido en "objetivo militar" en la medida en que son las que paren la siguiente generación de guerrilleros.3

En el camino otros civiles han perdido protección y un espacio hasta ahora sacrosanto: las ONG, los organismos internacionales, los misioneros y misioneras han pasado de figuras respetadas a ser parte de la caza selecta disputada entre las partes enfrentadas utilizada como moneda de cambio para dar eco a un conflicto crónico o poco visible. Tres compañeros de Médicos del Mundo fueron asesinados por "extremistas hutus", según la versión oficial en circunstancias aún oscuras -una era una mujer-, en Bosnia otra compañera de MdM fue abatida por un vecino, un loco armado porque el coche de la organización le molestaba. Hay que recordar que la población civil sigue armada mucho después de firmada la paz y que el síndrome post traumático colectivo se traslada a los individuos con problemas de salud mental ocasionalmente muy graves. En ese contexto del todo vale y del todo puede ser ¿Cómo puede ser respetada la mujer? ¿Qué representan sus derechos? ¿A quién le importan?

Los desastres naturales, la perspectiva de género y los derechos humanos

Aunque nos alejemos del factor guerra, hay otro contexto de discriminación de género en una esfera menos evidente: la particular vulnerabilidad de las mujeres en los desastres naturales, como terremotos, inundaciones, ciclones, etc. Es cierto que todos los seres humanos son iguales ante una tragedia atmosférica y que el impacto de estos fenómenos dependerá en gran medida del contexto económico del país, de su capacidad de mitigar y re-construirlo y también de su organización social. Entre 1992 y 2001 los países de bajo desarrollo humano aglutinaron un quinto del número total de catástrofes pero más de la mitad de la mortalidad registrada. En esos países el número de muertes fue 13 veces superior al de los países con alto desarrollo humano, subrayando así la estrecha relación entre catástrofe y desarrollo. Así un terremoto no afectará de igual modo en Florida que en Centroamérica y un terremoto no tendrá el mismo impacto en Afganistán que en Japón; pero como en una guerra tendrá las mismas consecuencias dramáticas que un conflicto: pérdidas humanas, destrucción de viviendas, de infraestructuras, tierras diezmadas, desplazamiento masivo de personas, aumento de la mortalidad, riesgo de epidemias. Y de violencia de género, esa otra pandemia. En un documento-estudio sobre la emergencia provocada por el huracán Mitch en Honduras y Nicaragua, se comenta que "los desastres naturales aumentan la vulnerabilidad de las mujeres. Además del aumento de los hogares encabezados por mujeres, el informe señalaba el reiterado aumento de la violencia doméstica y sexual después de los huracanes".4

Ello motivó una campaña de información con un lenguaje muy sencillo : "la violencia contra la mujer es un desastre que los hombres sí pueden prevenir". Dicha campaña mostró su eficacia en el cambio de actitudes de los hombres hacia las mujeres.
La coincidencia de conflicto, catástrofe "natural" y violación de los derechos humanos es bastante frecuente y tienden a potenciarse mutuamente. Detrás de algunas crisis humanitarias se esconde la mano del hombre, con carga de género. Un ejemplo está en el Africa subsahariana lugar de muchos conflictos donde encontramos episodios de sequía y de hambruna que nada tiene de "natural". De los 31 países afectados por la sequía en el África subsahariana a principios de ésta década, sólo 5 padecieron hambruna, todos ellos en guerra: Mozambique, Angola, Sudán, Chad y Etiopía.5 Podemos decir que es la guerra y no la sequía la que provoca hambruna, que está siendo utilizada como arma de guerra, provocando masivos desplazamientos humanos de trágicas consecuencias. Como ocurrió en Sudán (aún hoy en día) y anteriormente en Etiopía y Bangladesh, se acosa a la población civil, impidiendo su acceso a alimentos, agua y a sus sistemas de producción o de subsistencia habituales, con resultado de hambruna severa, desnutrición y la consiguiente escalada de mortalidad y morbilidad entre mujeres, niños y niñas. Constituye además una violación clara del derecho humanitario.6

La violencia sexual en los conflictos

Los refugiados de Etiopía y Eritrea diferenciaban claramente la forma de violencia ejercida contra hombres y mujeres. Ellos eran sometidos a palizas, apresados, asesinados o amenazados con la repatriación mientras que la violencia contra las mujeres siempre tenía carácter sexual, en forma de violación y de prostitución forzada.7

La violencia sexual no sólo tiene efecto sobre la integridad física, psíquica y emocional de la víctima también persigue la de su familia y comunidad por las consecuencias sobre su salud mental a corto y medio plazo. Devasta a quien la padece y logra llegar hasta el grupo enemigo al que pretende humillar.

En medio del caos, la legislación de plena vigencia (Convenio de Ginebra, el Derecho Internacional…) es vulnerada sistemáticamente frente a una comunidad internacional a menudo sorda y muda, incapaz de hacerla cumplir. Los casos de Serbia y Ruanda encarnan la excepción a la regla ayudados quizá por la cobertura mediáticade los genocidios, su magnitud y, en el caso de Bosnia, por su proximidad con Europa. Pero la violencia sexual, las violaciones cometidas contra las mujeres bosnias y rwandesas quedaron silenciadas hasta que un informe con testimonios de miles de mujeres fue presentado ante la comisión de investigación del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Fue así como la violación sistemática a mujeres adquirió carácter de crimen contra la humanidad, gracias a la mucha presión ejercida por una jueza y el apoyo de grupos de mujeres. Elizabeth Odio-Benito investigó y reveló la extensión del problema: 20.000 mujeres y niñas violadas en Bosnia. Más tarde otra jueza seguiría su ejemplo en el TPIR con testimonios de 15.700 mujeres rwandesas. La Corte Especial para la Verdad y la Reconciliación de Sierra Leona 8, creada en 2001, aprobó penas contra los matrimonios forzados, condenando a varios miembros del Frente Unido Revolucionario (RUF). Son buenas noticias, pero ¿Es suficiente? Desde 1958 el Estatuto de Roma definió la violación, la esclavitud sexual, la prostitución, el embarazo y la esterilización forzada como crímenes contra la humanidad, pero se siguen perpetuando impunemente ¿Qué hacer por la admirada causa de las mujeres afganas cuando el nuevo gobierno Afgano, aupado por las fuerzas internacionales, repite la misma política abusiva que los talibanes? ¿Qué país presiona, quién intercede por ellas ahora que no se persigue a Bin Laden?

Da la impresión que en la siempre presente violencia sexual de conflictos y post-conflictos, la comunidad internacional sólo interviene cuando el problema se ha desbordado, se hace muy visible y si el resto de la población civil sufre también otra forma de violencia:asesinatos masivos, torturas, etc. Como si, sola, la violencia sexual fuese demasiado ¿sexual? para intervenir y raramente pasa de la mera condena retórica.

IMPACTO DE GÉNERO DEL CONFLICTO ARMADO
¿Por qué no se integra la perspectiva de género en las intervenciones humanitarias?

La primera y espontánea respuesta por mera constatación podría ser: porque las planifican y organizan los hombres. Para la mayoría de las ONG, incluidas las más serias y especializadas en las intervenciones de emergencia, la cuestión de género raramente forma parte de las prioridades, incluso se considera inapropiado pese a que mujeres, niñas y niños representan la mayoría de la población afectada. "La tiranía de lo urgente" eclipsa y descarta por irrelevante cualquier inquietud otra que logística, sanitaria o en ciertos casos de seguridad. Es cierto que cubrir las necesidades básicas de supervivencia de cientos o miles de personas requiere una respuesta rápida y eficaz pero la discriminación o vulnerabilidad de las mujeres que no tiene en cuenta la división convencional de la ayuda, está presente en todas sus fases con independencia de la forma e intensidad del conflicto. La "tiranía de lo urgente" deja escaso espacio para pensar y aunque no hay reglas de oro, debe haber un ABC de medidas mínimas que garanticen una intervención de calidad con sello de género en los "kits de emergencia". Compete a las ONG y agencias de Naciones Unidas reflexionar sobre su posicionamiento de género, revisar sus estrategias y desarrollar sus propias acciones en la práctica. La transversalidad de género en la implementación de propuestas de actividades es posible, está avalada por infinidad de dramáticas experiencias, respaldada por excelentes manuales de trabajo y directrices editados por N.U. con recomendaciones específicas sobre medidas de protección para las mujeres sobre todo en campos de refugiados cuyo cumplimiento nadie exige. Como recuerdan Bridget Byrne y Sally Baden "si no se aplica perspectiva de género hay riesgo de que las mujeres se vuelvan invisibles durante las emergencias, con los hombres recibiendo más recursos y más participación en la planificación y desarrollo de los programas.9

En un documento de la Comisión para las Mujeres y la Infancia refugiadas se hace la siguiente pregunta "¿qué tiene la gente derecho a esperar en una situación de emergencia?"10 ¿Y las mujeres, qué tienen derecho a esperar?

La misma Comisión sugiere que la Carta Humanitaria y el paquete de medidas mínimas de calidad del Proyecto Sphere deberían:

- Reconocer la necesidad de equidad de género en los programas y servicios de emergencia.
- Favorecer la completa participación de las mujeres en decisiones vinculadas al acceso a la ayuda humanitaria y su idoneidad.
- Prestar particular atención a la integridad física de mujeres y niñas adolescentes.

Añadiría que los donantes: esponsors, cooperación bilateral, ACNUR, ECHO, etc., deben firmemente instar a la transversalidad de género en los proyectos humanitarios.

Género y acceso a recursos de supervivencia

Las refugiadas viudas, las cabezas de familia, las adolescentes no-acompañadas, las ancianas o las embarazadas forman parte del núcleo definido como "vulnerable" y tienen necesidades específicas. Han de fabricarse su propia vivienda, obtener la cartilla de la comida, conseguir documentación o trabajo (lo que en un campo de refugiados puede convertirse en una barrera infranqueable pese a los sistemas de distribución controlados por agencias internacionales). La mala disposición de las letrinas, de duchas y lavaderos en el campo, la recogida de leña u otros alimentos fuera del campo, son tantas ocasiones de agresión y violencia sexual para mujeres solas.

DOS PUNTOS MÁS RELATIVOS A LA VIOLENCIA SEXUAL:

1. El rol de las Fuerzas de Paz de N.U. (Cascos Azules, OSCE, monitores…) en el aumento de la prostitución y la proliferación de ETS y del SIDA en lugares como Sierra Leona, Bosnia, Kosovo, Liberia, etc.…y en menor medida, su participación en abusos sexuales y tráfico de mujeres y niñas. Los hombres son mayoría en N.U. y muchos abusan de su posición privilegiada para conseguir favores sexuales de mujeres jóvenes a cambio de casi nada, una camiseta, una cena en un restaurante…
Una encuesta de BRIDGE realizada entre 1992 y 1993 apunta al aumento espectacular de las trabajadoras del sexo en Camboya durante el despliegue de la UNTAC en Phnom Penh: En un año pasaron de 6000 a 20.000. En Mozambique, soldados de N.U. Observer Misión in Mozambique (UNOMOZ), incitaban niñas de 12 a 18 años a prostituirse. Otro informe de UNICEF realizado en 12 países refiere un espectacular aumento de la prostitución infantil en 6 de éstos a la llegada de las fuerzas de paz.

2. El problema de los niños soldados en África es sabido. En países como Sierra Leona, Liberia o Uganda, fueron secuestrados, reclutados por la fuerza por cualquiera de las partes en conflicto, obligados a matar, mutilar o violar a otras personas. Se estima en unos 120.000 los niños afectados. Sin embargo las niñas también son obligadas a participar como soldadas, a asesinar a menores, ser esclavas sexuales o "esposas de guerra" y también entregadas por sus propios padres a cambio de dinero. La expresión "niños soldados" hace referencia exclusivamente a niños varones. Las mujeres y las niñas mozambicanas liberadas tras la guerra civil fueron simplemente ignoradas, ni contadas ni registradas ni aptas a integrarse en los programas pensados para chicos. Según la Coalición para Acabar con la Utilización de los Niños Soldados, pocas se unieron por iniciativa propia.11

La violación, arma de guerra silenciosa

Esta forma de violencia experimentada casi exclusivamente por mujeres y niñas durante y después de un conflicto así como otras formas de violencia que incluyen amenaza o agresión sexual: explotación, acoso, violencia domestica, incesto, prostitución forzada, tortura, inserción de objetos, mutilación o matrimonio forzado. Esto incluye a las niñas y adolescentes con impacto relevante en su salud, particularmente en salud reproductiva.

CASO DE GOMA - REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

Algunas cifras dan una idea del alcance de la situación en el caso de las refugiadas rwandesas en los campos de refugiados de Goma. Sobre una población de 740.000 personas fueron reportados un total de 240 casos de violación con una media de 20 violaciones mensuales; el estudio se realizó sobre 7 meses. Es una cifra inferior a la realidad ya que sólo tiene en cuenta las denuncias formalmente registradas en los centros de salud y organizaciones humanitarias.12

El caso llama la atención porque a decir de los líderes rwandeses, la violación antes de la guerra en la sociedad tradicional no era un acto ni tan frecuente ni tan escabroso como los casos de violación a niñas menores de 14 años y casos de incesto despistados a través de las ETS en las consultas de atención primaria del campo. Las discusiones con los líderes comunales, los representantes del ACNUR aludían a la desestructuración social causada por la guerra, la presión de la vida en el campo, la nula intimidad de las familias conviviendo en escasos metros, la falta de ocupación y de empleo, etc. La mayoría de los casos quedaban impunes por miedo de las víctimas a represalias al no haber una organización legal intra o supracomunitaria que las proteja y castigue las agresiones. Sólo en los casos de asesinatos u otros delitos considerados como una amenaza para la estabilidad del campo, las autoridades gubernamentales del país huésped -en este caso el ex Zaire- asumían la potestad jurídica. Así las cosas los representantes civiles de los/as refugiados/ as, entre los que no se encontraban mujeres, moralmente forzados por la presión de las agencias internacionales simulaban tomar cartas en el asunto pero sin afán real de justicia.

EL POSTCONFLICTO / POSTEMERGENCIA COMO OPORTUNIDAD DE CAMBIO
El papel de las mujeres como beneficiarias y agentes de cambio

Es fácil reforzar el estereotipo de la mujer como "víctima" si sólo se alude a ella en los problemas que le son específicos y nos olvidamos de contar nada en positivo como por ejemplo que detrás de la organización comunitaria de muchos desastres en Centroamérica están ellas. El "grupo mujeres" parece compacto y heterogéneo y no lo es. Tampoco hay una respuesta única de apoyo que sirva para todas : algunas requieren apoyo sostenible de manera continuada (minusválidas, ancianas, enfermas crónicas) pero otras recuperarán pronto una cierta suficiencia alimenticia y económica si son apoyadas en el buen momento. Pese a saberlo, parece que nos obstinamos en retratar la cara más trágica y visible de las mujeres, así son mayores las posibilidades de conseguir financiación, aunque tirar de ese hilo acabe por menoscabar su autoestima y las desposea de su potencial rol como actoras en lugar de sólo beneficiarias. También los/as cooperantes acabamos por integrar esa imagen de desvalimiento en nuestro inconsciente, dando lugar a actitudes paternalistas y cargadas de prejuicios por puro desconocimiento. A menudo nada sabemos de sus vidas y no hay tiempo para otra cosa que no sea trabajar para ellos y ellas en lugar de con ellos y ellas, lo que forzosamente magnifica las desigualdades o, aún peor, importa otras nuevas.
Pero, irónicamente, en un conflicto, en el exilio o durante una crisis que acaba con una sociedad fracturada, también hay una oportunidad para propiciar cambios sociales y nuevos roles para las mujeres. La oportunidad para ellas normalmente subrepresentadas de participar en tareas de socorro, rehabilitación y de organización, "tradicionalmente" masculinas puede cambiar su rol social en su comunidad y debe aprovecharse sin reservas.

Vulnerabilidad no es incapacidad y la mayoría de las mujeres que he conocido en Bosnia, la RDC o Angola son fuertes y valientes. Si no confundimos la postración -causada por la enfermedad o el hambre- con pasividad o incapacidad, descubrimos que ellas son ingeniosas, eficaces y eficientes en la movilización y organización de la comunidad, infatigables y prestas a la risa por menos que canta que gallo aún en medio de las dificultades.

SALUD Y GÉNERO EN LOS CONFLICTOS O LA SALUD DE LAS MUJERES SERÍA ESTUPENDA SI EL MUNDO ESTUVIESE MENOS ENFERMO...

El concepto de salud no es sólo la mera ausencia de enfermedad sino que depende del conjunto de factores de desarrollo económico, políticosocial y de salud público de un país, alude a la noción de bienestar y a la calidad de vida. En los países en desarrollo y particularmente aquellos que han padecido violencia de estado por años, los servicios de salud, la atención primaria y secundaria son raros, insuficientes y poco asequibles a la mayoría de la población que ha de pagar por éstos.

Así las mujeres son las más expuestas a la carencia de servicios de salud por pobreza, bajo nivel de educación, sobrecarga por los cuidados del hogar… factores que relegan a la mujer a su estatus de reproductora y de cuidadora, con escaso poder de decisión sobre su salud y por tanto proclive a padecer problemas de salud así como sus hijos/as. Recuerda Graça Machel en un Informe de UNICEF que "la educación o falta de ella, tiene implicaciones en la sostenibilidad y crecimiento de una sociedad a gran escala. Las niñas y mujeres que han recibido educación tienen menos hijos/as y por tanto mayores posibilidades de sobrevivir. Por ejemplo, en Bangla Desh la mortalidad infantil es 5 veces mayor entre niños/as cuyas madres no han recibido educación que aquellas que tienen siete o más años de escuela".

Algunas de las consecuencias más directas sobre la salud de las mujeres en tiempos de guerra, además de un aumento de la morbimortalidad en términos generales, están ligadas al factor violencia y la salud reproductiva de las mujeres: desnutrición de mujeres embarazadas y niñas, alto nivel de ETS, HIV/SIDA, etc. aunque también aparición o aumento de tuberculosis entre otras. Otra consecuencia grave es la salud mental de las mujeres durante y en el postconflicto por las secuelas de la violencia sexual. Mientras que hombres y mujeres heridos o asesinados son considerados "héroes" o "mártires", no hay estatus similar para las mujeres violadas, que son marginalizadas por la familia por el estigma de la violación.

La salud maternoinfantil

En ciertos países de vías de desarrollo o post conflicto la tasa de mortalidad materna es hasta 30 veces más alta en África y Sur de Asia que entre los países industrializados. En el África subsahariana mueren alrededor de 700 mujeres por cada 100.000 niños/as vivos/as, por 600 mujeres en Asia y 200 en América Latina.13

Los programas de Salud maternoinfantil presentes en la mayoría de las intervenciones humanitarias se diseñan con el fin de reducir el alto número de muertes y enfermedades ligados a complicaciones del embarazo y del parto. La mayoría de la mortalidad maternal se reparte como sigue: 14

- Hemorragias: 25%
- Causas indirectas: 20%
- Infecciones: 15%
- Abortos por métodos poco seguros
- Eclampsia
- Dificultades en el parto
- Otras causas directas

La tradicional cultura africana, la falta de medios económicos o simplemente de acceso a los servicios de salud potencia el recurso a las parteras tradicionales quienes cumplen un importante papel en los partos "normales" realizados en casa, pero la falta de formación en muchos casos supone un alto riesgo para la vida de las madres a la menor complicación.

Una de éstas es la malnutrición que padecen muchas mujeres del África Subsahariana en zonas de conflicto y la cohorte de enfermedades o complicaciones derivadas de ésta. Como el caso de las mujeres de un campo de refugiadas en Sudán en el que se daba una tasa anormalmente alta de partos por cesárea; los médicos llegaron a la conclusión que la malnutrición con la que habían crecido daba lugar a mujeres con unas pelvis muy estrechas, haciendo imposible un parto normal.

El Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta llevó a cabo una encuesta nutricional en 7 campos de Sudán con un asombroso resultado: una tasa de nutrición del 20 al 70% entre la población infantil. Aunque parezca una verdad de Perogrullo la lactancia materna es particularmente importante durante las emergencias debido al factor de protección que supone frente a diarreas y otras infecciones presentes en escenarios de catástrofes o conflictos. Evita los riesgos de infección por mala higiene, hacinamiento y escasez de agua y combustible. Además refuerza en la madre - que ha perdido sus raíces- el sentimiento de pertenencia y de bienestar. No obstante necesitará ayuda específica tal como alimentación suplementaria y apoyo de cuidadoras para subvenir a problemas habituales como anomalías en la aparente cantidad de leche u otros problemas a menudo ligados al estrés.

INFECCIOSAS: ETS / HIV / SIDA

Conflicto armado y aumento del HIV/SIDA y ETS están estrechamente vinculados, también en los campos de refugiados. La desestructuración de las comunidades y familias provoca un cambio de la conducta y comportamiento sexuales, como el notable incremento de las parejas sexuales y de la prostitución, incluida la violencia sexual. Entre un grupo de niñas y adolescentes ex soldados sierraleonesas liberadas o que consiguieron escapar de sus captores -ex RUF- sufrían todas un grave trauma psicológico y múltiples heridas físicas. El estudio mostró que sobre 99 niñas casi el 100% mostraba una o más ETS. No se pudo realizar un test de HIV pero el equipo sanitario sospechaba varios casos sintomáticos.

La mutilación genital en tiempos de guerra

En tiempo de guerra como de paz, la mutilación genital femenina (MGF) sigue presente en más de 30 países, afectando a unas 80 millones de mujeres y niñas en el mundo 15. Debido a su impacto en la salud física y mental de mujeres y niñas se ha convertido en tema de preocupación para los/as médicos/as occidentales y algunas importantes voces africanas se niegan a realizar la MGF sobre sus hijas u otras, que se enfrentan al tabú, haciendo campañas de sensibilización. La mutilación se práctica en niñas de 4 a 10 años y consiste en la total o parcial extirpación de los genitales externos: labios menores, mayores, clítoris, ocasionalmente con la infibulación de los labios con espinas u otros materiales.

Las complicaciones pueden ser serias y permanentes con hemorragias, infecciones, sangrado de órganos adyacentes, fuertes dolores… Otros problemas se presentan a largo plazo son: infecciones recurrentes del tracto urinario, infección pélvica, infertilidad (por infecciones internas), cicatrices, dificultades en la menstruación, fístulas (agujeros o canales entre la vagina y la vejiga o el recto, dolor en el coito, disfunción sexual y problemas en el embarazo y el parto (la necesidad de cortar la vagina para permitir el alumbramiento y el trauma consiguiente, agravado a menudo por el hecho de tener que suturar). No existen datos oficiales sobre la mortalidad en estos casos que raramente se reportan. Los países en guerra, o que lo fueron hasta recientemente entre los que se practica la MGF son: Sudán, Eritrea, Liberia, Sierra Leona, Uganda y Costa de Marfil 16.

Fístula obstétrica

Consecuencia de la mutilación genital, asociada a otras causas, otro inmenso problema de salud silencioso y terrible lo constituyen las fístulas vesico-vaginales (FVV), ampliamente extendido en países en vías de desarrollo, acentuado en países en conflicto por la falta de servicios de salud y que a decir de la OMS, padecen al menos 2 millones de niñas y mujeres entre África, Asia y América Latina. A éstas se suman entre 50 000 a 100000 mujeres más cada año 17. Sus causas están asociadas a:

- Primíparas a muy temprana edad (formación pélvica inconclusa), malnutrición asociados con larga fase de expulsión.
- Consecuencia del abuso y la violencia sexual en adolescentes y niñas.
- Mutilación genital.
- Falta de acceso a servicios de salud (realizar cesárea y reparación quirúrgica).
- Pobreza.

La combinación de varios factores durante los partos de mujeres muy jóvenes- muchas niñas son casadas a los 8 años en regiones de África -, la presión prolongada de la cabeza del bebé durante las labores de alumbramiento produce el desgarramiento y la necrosis de los tejidos de la vagina, vejiga, uretra y/o recto, en ocasiones con resultado de muerte para el bebé. Una fístula situada entre la vejiga y la vagina de una mujer causará incontinencia urinaria mientras que situada entre la vagina y el recto, inducirá a la pérdida de control de sus esfínteres. La constante pérdida de orina y/o materia fecal provocará que muchas de estas mujeres sean abandonadas por su marido o compañero y motivo de mofa en su comunidad.

Algunos problemas de salud de las FVV son: las infecciones de repetición ginecológicas y urinarias, piedras en el riñón (por retenciones de orina) e infertilidad. Aunque las fístulas pueden operarse, siguen sin estar al alcance de la mayoría de mujeres que las padecen.

Salud mental

Durante una guerra o postguerra hombres y mujeres atraviesan situaciones extremas que tendrán gran impacto sobre su estado de salud física y mental; muchas de estas personas se convierten en refugiadas/os de la noche a la mañana. Tras un primer momento, el dolor por la pérdida de seres queridos y pertenencias queda momentáneamente relegado por el afán de supervivencia, del salvarse a cualquier precio pero en la huida trasladan consigo su sufrimiento o la "herida invisible" como la llaman Mollica y Jalbert, y en medio del caos parece frívolo hablar de salud mental. No obstante parafraseando el axioma de la OMS, la aparente ausencia de enfermedad o trastorno psíquico no equivale a salud mental; los trastornos aparecerá pronto o tarde afectando de distinta forma a unos y otras. El shock postraumático o estrés postraumático por los duelos, el exilio forzado y las agresiones físicas están a la base de muchos suicidios, trastornos del comportamiento y enfermedades. Las depresiones, los ataques de ansiedad, de pánico, las fobias además de alteraciones psicosomáticas como dolores de cabeza, gastritis, insomnio constituyen en gran parte el motivo de las consultas en los centros de salud durante y después de un conflicto, también están relacionados con la violencia sexual. Según un estudio de Allodi y Stiansny (1990) sobre 28 mujeres torturadas en Sudamérica y Centroamérica Central, todas ellas padecían síntomas físicos como insomnio, dolores de cabeza, o en el cuerpo, trastornos gastrointestinales y falta de apetito, sumado a un cuadro depresivo, con miedo, sentimiento de resignación, baja autoestima, ataques de llanto, irritabilidad y un total rechazo al sexo.18

La violencia sexual muchas veces silenciada dificulta un apoyo diferenciado e integral aunque raros son los escenarios post bélicos que integran como primer medida una atención psico-social a las mujeres. Así se ha visto como son las propias comunidades las que se autoayudan mientras llega -o no- la asistencia psicológica. En Bosnia grupos de mujeres, víctimas de violaciones se reunían para expresar con palabras el dolor, la humillación y espantar su vergüenza. En Albania, fueron los/as refugiados/ as albano-kosovares quienes se constituyeron en grupos de autoayuda, enfrentándose los hechos con la ayuda de maestros/as y otros profesionales también refugiados, improvisados en terapeutas.

La ONG Médicos del Mundo Francia narraba en un informe sobre refugiados chechenos de Ingushi, el giro positivo que supuso para un grupo de mujeres refugiadas con shock postraumático y depresión que habían sido torturadas y violadas, conseguir una tienda sólo para ellas, un espacio propio e íntimo donde hablar, llorar y afrontar los traumas vividos.

1 Informe anual del ACNUR - State of the World's refugees 2001.
2 Cita de Anthony Zwi.
3 Citado en Mujeres y guerra de baja intensidad - Servicio Internacional para la Paz, enero 1998
4 Mc Carrher D.R. y P.E. Bailey "evaluation of a massmedia campaign targeted at men" Campaña Desastre, Nicaragua- Family Health International - June 2000.
5 Alex de Waal: hambruna y derechos humanos - Development in Practice nº20.
6 Idem.
7 Mc Spaden and Moussa, 1993 - Gender dynamics in asylum and in resettlement of Ethiopian and Eritrean refugees in North America - Journal of Refugees Studies nº6.
8 Mary Diaz -RPN 24 September 1997 -Children Uprooted. Two cases studies: Angola and Sierra Leone
9 Bridget Byrne y Sally Baden -Development and Gender - November 1995.
10 Carol Schllitt, consultora para la Comisión de las Mujeres y la Infancia Refugiadas en Gendering Sphere
11 Idioma Diaz-Cadorniga en el art. "El problema de las niñas soldado en África".
12 Reproductive Health in refugee situation-An inter-agency Field Manual - 1995.
13 Idem.
14 OMS : World Health Day-Safe Motherhood 1998.
15 Amnesty International - Statement on Condemnation of Female Genital Mutilation -February 2004
16 Inter. African Comité - Female Genital Mutilation - www.iac-ciaf.ch.
17 Fistula Needs Assessment Report in www.engenderhealth.org.
18 Allodi, F. and S. Stiansny 1990, 'Women as torture victims',Canadian Journal of Psychiatry, 35, March.

Ángeles Martínez Martínez
Cooperante feminista
[email protected]

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