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THS (TRATAMIENTO HORMONAL SUSTITUTIVO): POR FIN, NOS VAN DANDO LA RAZÓN

En 1996, la AATM (Agència d'Avaluació de Tecnologia Mèdica de Catalunya), encargó a un equipo formado por miembros del CAPS, encabezado por la Dra. Carme Valls-Llobet y al Dr. Jose Ramón Rueda (de Bilbao) una revisión bibliográfica de la evidencia científica existente hasta la fecha sobre la eficacia-coste-efectividad del tratamiento hormonal sustitutivo en la menopausia y postmenopausia.

El resultado de esta revisión, como se expone en el resumen adjunto, fue contundente y fácil de simplificar: No existe evidencia que avale el uso masivo y a medio-largo plazo (como proponen los laboratorios farmacéuticos) de estrógenos en la menopausia y postmenopausia.

La AATM publicó un resumen de estos resultados en el '98. Después, varios estudios de impacto internacional nos han ido dando la razón (cito los más significativos):

El informe HERS (JAMA 1998) demostraba que la THS no era car dioprotectora (uno de los grandes argumentos para su uso masivo y prolongado). Del mismo informe se desprendió (Am-J-Med 2001) que no había evidencia que avalara el uso de la THS para la prevención de fracturas en mujeres con osteoporosis. Además, los efectos secundarios del tratamiento (cáncer de mama, de ovarios, de endometrio), que habían sido minimizados por la industria, se han puesto recientemente de manifiesto en sendos estudios (Shairer et al JAMA 2000, y Rodríguez et al JAMA 2001).

La realidad, hasta la fecha, es que la evidencia existente respecto a la utilidad de la THS (con estrógenos o progestágenos, o una combinación de ambos) es, únicamente, en relación a los trastornos propios de la menopausia, especialmente los sofocos, que, por otra parte, sólo afectan, a lo sumo, al 20% de las mujeres, para los que basta con dosis bajas y siempre ajustadas al caso por caso, y además, sólo justifican un tratamiento a corto plazo. Hay, además, la posibilidad de utilizar en estos caso, progestágeno natural, ya que según la evidencia existente, no tiene efectos negativos sobre los lípidos, el corazón o la mama. Reproducimos a continuación el artículo de José Luís Serna, Director de la revista "El Mundo Salud", que describe con toda exactitud la evolución que ha seguido el tema de la terapia hormonal en la menopausia a lo largo de los últimos años, desde la aparente demostración de sus beneficios a la crítica y desmontaje sistemático de cada uno de ellos. Y, a continuación, insertamos un resumen de nuestro trabajo.

José Luís de la Serna
(El Mundo 20 de abril de 2002)

ESTADÍSTICAS. Los médicos, y el público también, tienen que ser conscientes de que, a la luz de los conocimientos actuales, lo que
ayer fue verdad en biomedicina hoy no lo es y que es posible, incluso, que lo que ahora se tiene por paradigma indiscutible mañana sea una falacia clara.

Un ejemplo tajante de lo mucho que cambian las cosas en esta disciplina, y lo poco dogmático que se tiene que ser con casi todo, es lo que está ocurriendo con la terapia hormonal sustitutoria.

Durante varios años médicos, industria farmacéutica y medios sede comunicación hemos estado empeñados en fomentar la importancia de que todas las mujeres, llegada cierta edad —y para protegerse de sofocos, depresiones, infartos de miocardio, demencias preocupantes y fracturas de caderas gravísimas—, sustituyeran la bajada natural de estrógenos con píldoras y parches de hormonas femeninas. Esta misma semana se ha sabido que un panel de expertos de los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU ha analizado toda la información seria que existe sobre prevención hormonal y ha concluido que no existe evidencia alguna que apoye el uso de esta terapia salvo para paliar algunos síntomas del inicio del climaterio.

EVALUACIÓN. Decenas de millones de mujeres en el mundo tendrán que plantearse si merece la pena medicarse con algo que sirve
para poco, salvo para aliviar calores momentáneos.

La mayor parte de los 3.000 millones de euros que se gastan cada año en EEUU en terapia hormonal sustitutoria tiene escaso sentido. Lo grave es que este tratamiento no es inocuo y tiene ciertos riesgos que hay que tomar en consideración. Lo lógico, lo honesto, es que a partir de ahora todas las féminas que están tratándose así acudan a su médico para valorar si hay que continuar con los parches y las pastillas.

Este ejemplo, que tiene una trascendencia enorme, debería hacer meditar a todos los que tienen, tenemos, responsabilidades en temas de salud acerca de que no hay que conceder el mismo valor a los estudios de observación, por buenos que parezcan, que a los ensayos clínicos, que sí son determinantes.

Resumen de la "Revisión sistemática de la evidencia científica sobre la eficacia, seguridad y efectividad a medio y largo plazo del tratamiento hormonal sustitutivo en mujeres después de la menopausia", realizada por encargo de la AATM.
Investigadores principales: Carme Valls Llobet y José Ramón Rueda, Equipo CAPS

INTRODUCCION:

Con el nombre de "terapia hormonal sustitutoria" (THS) se denominan una serie de tratamientos farmacológicos, por lo general con estrógenos solos o combinados con progestágenos, que se utilizan en mujeres postmenopáusicas. Las propuestas de uso prolongado y masivo se basan en sus posibles efectos beneficios en la prevención de determinadas enfermedades, y en particular de las enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis y las fracturas óseas, y en el convencimiento de que esos beneficios contrarrestan los posibles efectos negativos de esos tratamientos a largo plazo y en particular el posible incremento de riesgo de cáncer de mama y de útero.

Hay propuestas que abogan su uso a partir de la menopausia durante varios años quienes lo propugnan para el resto de la vida de las mujeres. Hay quienes abogan por un uso generalizado por todas las mujeres postemenopaúsicas para las que no existan contraindicaciones específicas y quienes abogan por un uso más selectivo para aquellas mujeres que tengan mayor riesgo de padecer las enfermedades citadas.

RESULTADOS PRELIMINARES:

Los estudios encontrados sobre mujeres sanas o sin patologías previas concretas, son estudios de tipo observacional, estudios de cohortes, casos y control o series clínicas, siendo la calidad de la evidencia que se deriva de los mismo de tipo"Regular" según la escala de evaluación de la A.A.T.M. Existen además numerosos estudios que confirman la existencia de numerosos e importantes sesgos en las mujeres que usan los productos estudiados.

Con ese nivel de evidencia no se pueden extraer conclusiones fiables respecto a la utilidad, riesgos y beneficios de esos tratamientos.

Se concluye pues, que no hay evidencia de buena calidad que avale las propuestas de uso masivo y prolongado de diversos compuestos hormonales estrogénicos solos o con progestágenos en mujeres postmenopaúsicas sanas.

IMPACTO PREVISIBLE EN LA TOMA DE DECISIONES: RESULTADOS PRELIMINARES:

Los resultados pudieran servir a las mujeres y profesionales para decidir no usar esos tratamientos durante periodos prolongados, por la falta de evidencia de calidad que avale su uso, y a la administración para decidir sobre la exclusión del uso a medio y largo plazo de tratamientos de "THS" con fines preventivos en el catálogo de prestaciones sanitarias.

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