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LA MENOPAUSIA EN ANDALUC�A
<Nicol�s
Mendoza Ladr�n de Guevara>
Presidente
de la Sociedad Andaluza para el Estudio de la Menopausia. (Ideal,
7/04/2001)
En los pa�ses occidentales
la pir�mide de poblaci�n contin�a la proyecci�n iniciada en la segunda
mitad del siglo XX, en este principio de milenio la mayor parte del
cuidado m�dico lo absorber�n aquellas mujeres que hayan traspasado
la menopausia . Dos consideraciones avalan esta reflexi�n: por un
lado el considerable incremento de la esperanza de vida experimentada
en las �ltimas d�cadas hace que una mujer se enfrente a vivir hasta
un tercio de su vida pasado este hito; a lo que se a�ade que la mayor
expectativa de vida de la mujer, por encima de la del var�n en cualquier
rinc�n del planeta, no implica necesariamente mejor calidad de vida.
En segundo lugar, conocer la importancia creciente de los temas relacionados
con la mujer; envejecimiento poblacional y mujer son distintivos del
progreso y argumentos b�sicos en nuestra preocupaci�n por el Estado
del Bienestar.
M�s, cabe decir, que s�lo en los �ltimos cien a�os la mujer ha sobrevivido
a la edad menop�usica, ha experimentado las consecuencias del cambio
hormonal y ha sufrido el impacto de enfermedades hasta entonces inusuales,
como el c�ncer de mama, la osteoporosis, la hipertensi�n o el alzheimer.
Alguna de estas dolencias cohabitan ya, como epidemias silentes, en
las sociedades desarrolladas, enfrentadas a los cuidados y gastos
que todos estos procesos del envejecimiento arrastran. En suma, mientras
la esperanza de vida siga creciendo, los a�os postmenop�usicos continuar�n
dando problemas a la sociedad en general y a las mujeres en particular.
La antigua percepci�n de la menopausia como una etapa natural, como
un eslab�n m�s del envejecimiento, est� siendo reemplazada por otra,
que se inclina a estimar este periodo, clave en la prevenci�n de enfermedades
directamente relacionadas con la p�rdida de la actividad ov�rica.
Ser�a un error entrar en la dicotom�a de la menopausia como proceso
fisiol�gico o como enfermedad, la inclinaci�n por una u otra postura
depende de la interpretaci�n de los conceptos de salud, enfermedad
o calidad de vida. Pero es cierto que aproximadamente en el 75% de
las mujeres, los primeros s�ntomas del d�ficit de estr�genos se acompa�an
de un efecto sobre su bienestar, a lo que a�adimos un incremento en
el riesgo de padecer, incluso a corto plazo, osteoporosis y enfermedades
card�acas. ...Los avances de la ciencia m�dica responden con frecuencia
a la demanda social. Prueba de ello, la generaci�n de los 60 abog�
por un cambio en la cultura y en las relaciones humanas, reivindicando
un m�todo contraceptivo c�modo y eficaz. De esta manera naci� la p�ldora.
A�os despu�s, probablemente la misma generaci�n, m�s sensibilizada
e informada de los problemas del climaterio, reclama una soluci�n
para los s�ntomas precoces de este periodo y una prevenci�n de los
procesos que puedan mermar su calidad de vida.
En Andaluc�a menopausia se presenta alrededor de los 48 a�os y se
calcula que hay unas 800.000 mujeres entre los 45 y los 64 a�os, la
etapa cr�tica para pensar en la prevenci�n. A pesar de que abrazamos
de lleno las condiciones sociales y sanitarias de otras comunidades
y pa�ses europeos m�s avanzados, estamos a la cola de Espa�a, y ciertamente
de Europa, en la atenci�n a este colectivo de mujeres. A trav�s de
una encuesta realizada en nuestra comunidad sabemos que el porcentaje
estimado de mujeres entre los 45 y 65 a�os que est�n recibiendo una
atenci�n id�nea no supera el 7%, a la altura s�lo de Castilla-Le�n
y Extremadura.
Ahondando m�s en el problema, en Granada apenas se supera el 5%, cifra
s�lo por encima de la de Ja�n. �En qu� estamos fallando? No quiero
subirme al vag�n barato de la demagogia, el Servicio Andaluz de Salud
tiene en sus prioridades la atenci�n de la mujer durante el climaterio,
pero se obstina en ofrecer una asistencia de baja calidad, en tanto
el ginec�logo queda desplazado de su esquema de vigilancia a la mujer.
Parece rid�culo, es parad�gico y tambi�n enojoso e injusto. Tenemos
razones poderosas para sentirnos desamparados en pleno primer mundo,
pero, insisto, no quiero extraer soluciones con la fr�gil salida del
reproche al poder pol�tico; tambi�n fallamos nosotros, los encargados
de la difusi�n de la salud. Todos los que nos dedicamos a ella vestimos
el estigma desinteresado de educar en salud a la poblaci�n con que
convivimos. Muchas veces, somos nosotros los que divergimos en la
transmisi�n de conceptos.
Las asociaciones m�dicas, como la reci�n creada Asociaci�n Andaluza
para el Estudio de la Menopausia, surgen con el prop�sito de acercar
nuestros modelos de trabajo hacia los profesionales relacionados con
la salud, la profilaxis y la enfermedad, pero, ante todo, al p�blico
diana de nuestra actuaci�n, en nuestro caso la mujer durante el climaterio.
Por �ltimo, en aras de encontrar soluciones que saquen a Andaluc�a
del �ltimo lugar de Espa�a en el cuidado de nuestras mujeres, es probable
que del desacierto participen ellas mismas: existe una manifiesta
relaci�n entre renta per c�pita (nivel social) con grado educativo
(nivel cultural) y administraci�n de la prevenci�n como nueva forma
de entender la medicina. En las comunidades y pa�ses m�s ricos, las
mujeres son m�s cultas y acuden m�s el m�dico para ser formadas en
salud. ...No es el momento de entrar en la controversia sobre la naturaleza
fisiol�gica o patol�gica de la menopausia.
El c�mo una mujer puede afrontar la edad cr�tica depender� obviamente
de una serie de factores (clase socio-econ�mica, nivel cultural personalidad,
etc), pero por encima de todo debe estar bien informada. En esta empresa
debemos participar todos los relacionados con la asistencia m�dica
a la mujer, nuestra Asociaci�n la primera. Porque una correcta informaci�n
y un seguimiento adecuado les permitir� una transici�n grata y una
vejez benigna.
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