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EL ARTE DE ENVEJECER
C�rdoba, primavera 2001.
Primeros calores y brisa nocturna en el Alc�zar de los Reyes Cristianos.
<Anna
Freixas Farr�>
Investigadora
responsable I+D 14/99 Universidad de C�rdoba
Celebramos el I Seminario 'Abuelas, madres, hijas. La transmisi�n
sociocultural del arte de envejecer', en el marco de un proyecto
de I+D que se plantea conocer algunos temas que, desde la perspectiva
de las mujeres, son significativos para la explicaci�n del proceso
de envejecimiento en una sociedad en la que las relaciones de edad
y g�nero suponen un marco fundamental que frecuentemente es soslayado
por la investigaci�n y la teor�a. En concreto nos preguntamos acerca
de los procesos de construcci�n y deconstrucci�n de los estereotipos
relacionados con el envejecimiento.
Las investigadoras del grupo, llegadas a un determinado punto en
nuestro trabajo, pensamos que era el momento de hacer un alto y
escuchar y conocer lo que piensan sobre estos temas otras mujeres
a las que reconocemos autoridad y sabidur�a. As� pues, el Seminario
se concibi� como una oportunidad para conversar y compartir acerca
de la genealog�a y la transmisi�n de saberes, las redes, los trabajos,
la sexualidad y la salud f�sica y mental de las mujeres, entendido
como un continuum temporal e interrelacionado a lo largo de la vida.
Nos planteamos, pues, un encuentro de dos d�as a modo de intercambio
de saberes, experiencias y vivencias. Contamos con la presencia
de Dolores Juliano, Montserrat Cervera, Mireia Bofill, N�ria Casals,
Carmen S�ez, Pilar Sampedro, Cristina Carrasco y las mujeres participantes
en la investigaci�n que expusieron su experiencia como tales.
Al grupo de investigadoras, ponentes y participantes en la investigaci�n
(aproximadamente cincuenta personas) se unieron 75 asistentes, la
inmensa mayor�a mujeres, de todas las edades, aunque sorprendentemente
contamos con la presencia de un grupo numeroso de mujeres j�venes
que mostraron un gran inter�s durante todo el Seminario y mantuvieron
una participaci�n activa y atenta. Curiosamente todas las asistentes,
mujeres j�venes y mayores, coincidieron en se�alar el clima especial
y m�gico que se cre� durante estos dos d�as. Complicidad en la diversidad
de experiencias y generaciones. Madres e hijas, abuelas y nietas;
hermanas; alumnas y maestras; amigas, mostraron que la genealog�a
y la comunicaci�n de experiencias y emociones, es una pr�ctica posible.
Hubo tiempo para todo. Para escuchar las diversas propuestas y planteamientos
acerca de la genealog�a femenina y para reflexionar acerca de c�mo
establecer la continuidad de nuestra forma de pensar como mujeres;
para debatir sobre las redes como pr�cticas de participaci�n e intercambio,
como espacios de encuentro y desencuentro necesarios, subrayando
el valor de las relaciones con otras mujeres, entendidas como un
empe�o colectivo por revelarnos distintas y descubrir nuestras posibilidades,
a trav�s de las cuales demos valor a pr�cticas antiqu�simas transmitidas
de mujer a mujer.
Tuvimos varios espacios y momentos para departir sobre la salud
f�sica y mental y sobre la sexualidad a lo largo de la vida y tambi�n
para pensar en nosotras a trav�s de un taller de automasaje que,
a mitad de cada jornada, nos proporcionaba un contacto necesario
con nuestro cuerpo. Se present� la maleta pedag�gica elaborada por
el CAPS, cuyo car�cter positivo y habilitador suscit� un gran inter�s.
Tambi�n hablamos acerca de los trabajos y los tiempos en la vida
de las mujeres, de c�mo el trabajo dom�stico otorga libertad a quienes
no lo realizan, en lo que a espacio y tiempo se refiere y, con ello,
capacitaci�n y, a la postre, dinero. Se trat� del trabajo versus
el empleo, de la recuperaci�n de �mbitos invisibles que han sido
condici�n de existencia del capitalismo y del patriarcado: el trabajo
dom�stico.
En diversas ocasiones surgi� el tema de los modelos. De la necesidad
y utilidad de construir una ancianidad cuyo modelo no est� definido,
pero que, cual tapiz, podemos ir tejiendo desde nosotras mismas
y, a trav�s del cual, poder andar, pisar y marchar m�s c�modas y
confiadas. Para ello se plante� la necesidad de renegociar los significados
que, en lo que al envejecimiento se refiere, han sido definidos
socioculturalmente de manera tan distinta para mujeres y hombres,
al menos hasta el momento. Planteamos la necesidad de construir
modelos alternativos que den voz al saber silenciado, ignorado,
de las mujeres. Para ello se consideraron algunos elementos importantes
en la significaci�n del envejecimiento de las mujeres, como la transformaci�n
cualitativa que supone asumir como nuestro lo que 'otros' han decidido
que era 'sin valor', proceso que las mujeres hemos iniciado, a partir
del momento en que hemos puesto en pr�ctica estrategias de supervivencia
sabias, en condiciones no hegem�nicas. Con ello hemos aprendido
a dar significado a las diferencias.
Terminamos con una lectura po�tica maravillosa de la poeta Juana
Castro, acompa�ada, a la viola, por Mercedes Serrano:un gustazo.
Nos quedan algunos retos, para futuros encuentros: �C�mo podemos
inventar la manera de establecer la continuidad de nuestra forma
de pensar como mujeres? �C�mo obtener una legitimidad para nuestro
envejecer y construir un discurso en el que nos reconozcamos y nos
sintamos bien, ahora que hemos conseguido librarnos de tantos mandatos?
Anna Freixas Farr�
Investigadora
responsable I+D 14/99
Universidad de C�rdoba
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