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ME QUIERO IRRRR.
Amo profundamente la medicina, esa disciplina amplia que ampara, implica
y acoge todo conocimiento del cuerpo, la mente o en definitiva, del
ser humano. <Mª
José Hernández Ortiz>
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Mª
José Hernández Ortiz |
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No s� cuando comenz�
mi inquietud por ser m�dica, s�lo que a los 12 a�os ya contestaba
que esa ser�a mi profesi�n y m�s tarde mis lecturas preferidas fueron
las novelas de m�dicos de Frank G. Slaughter. Cuando lleg� el momento
cont� con todo el apoyo familiar para hacer la carrera en la Aut�noma
de Madrid. Como compensaci�n a los dur�simos a�os de estudio, me permito
pensar que la carrera me dio una buena "cultura general" m�dica y
que, como dicen algunos, la formaci�n de la UAM en medicina, ha contribuido
a incrementar mucho la calidad de la medicina en Espa�a. Despu�s,
siguiendo la �nica v�a posible para un m�dico en Espa�a, hice el MIR
en Anatom�a Patol�gica en el Ram�n y Cajal de Madrid. La decisi�n
de hacer AP fue una decisi�n importante en ese momento: no sab�a lo
que quer�a hacer pero conoc�a ya lo doloroso del contacto con el paciente
y no quise dejar de emocionarme, as� que me met� en el laboratorio.
Y luego la pr�ctica profesional y.no es que no sea m�dica, ni siquiera
m�dico, sino FEA o que lleve 10 a�os trabajando de Interina en la
SS sin tener todav�a claro el destino de nuestro precario empleo.
No es que no me pague la antig�edad o tenga un sueldo tirando a miserable.
No es que como mujer haya visto mi territorio continuamente usurpado
y no tenga ninguna expectativa futura de promoci�n. No es ni tan siquiera
que la falta de est�mulo sea apabullante, que nunca se recompense
o sea siquiera reconocida la calidad o cantidad del trabajo, que no
haya ninguna sensibilidad hacia el trabajador o sus problemas. Tampoco
que no nos compren los costos�simos libros que necesitamos o que todo
el dinero que la SS invierte en la formaci�n de sus m�dicos, no sea
m�s que el que se gastan las Compa��as Farmac�uticas que son las que
marcan las pautas del estilo de medicina practicada y que por ello,
nuestra participaci�n en Cursos y Congresos, sea directamente proporcional
al precio de los f�rmacos que se prescriben utilizando las pautas
que se aprenden en los Congresos, financiados por las Compa��as que
han realizado el ensayo cl�nico de la �ltima panacea, un poco m�scara.
No es tampoco el hecho de llevar trabajando 8 a�os en Mallorca, el
territorio m�s olvidado por la Administraci�n Central y de sus propios
dirigentes, en donde la injusticia de la desigualdad es mucho m�s
patente y por eso m�s palpable la miseria humana. O a que se siga
demorando a�o tras a�o la aplicaci�n de soluciones dr�sticas a la
presi�n �mproba de enfermos y a las tremendas deficiencias asistenciales
que hacen tan dif�cil el trabajo cotidiano. No es nada de esto lo
que ha terminado por hacerme la vida profesional intolerable. Es simplemente
que no puedo seguir constatando toda la desgracia que la pol�tica,
la desidia, la ignorancia y la estrechez de miras est� provocando
en la salud y en el alma de la gente.
No s� por que clase de suerte, a lo largo de estos a�os he podido
mantener mi coraz�n, mi mente y mi esp�ritu abiertos. Con el coraz�n
he podido sentir que el enfermo necesita algo m�s que el tratamiento
sintom�tico o espec�fico de una enfermedad, necesita la comprensi�n
de su forma de enfermar. Para eso se requieren mucho m�s de los 10
minutos que en Mayo ped�an los m�dicos de familia en Mallorca para
atender a sus pacientes. El coraz�n me hace sentir que algo va mal
en el entendimiento de la salud por parte de todos.
Con la mente me he dado cuenta de que la pretensi�n de la ciencia
de ser la Unica Verdad, es olvidar que los instrumentos no son verdaderos
ni falsos, son solo eso, instrumentos que miden lo que est�n dise�ados
para medir. La ciencia es eso, un buen instrumento cuya mala utilizaci�n
provoca grandes males. Lo peor es que en nombre de esta verdad nos
hemos enga�ado y hemos dado la espalda, como si no existiera o como
a pura supercher�a, a las cosas no mensurables por ella, muchas de
las cuales sin embargo, constituyen la herencia de milenios de historia,
conocimientos que, sin duda, el ser humano lleva grabado en sus genes.
Con la mente he visto que la medicina pretende erigirse en el dios
moderno ( y que ya no hay que creer en ning�n dios), dando y quitando
la vida, creando y manipulando, olvid�ndose que lo m�s importante
es aliviar las verdaderas enfermedades del ser humano: la falta de
libertad, la ignorancia, la miseria y la degradaci�n. Por eso la medicina
en occidente promete ahora la eterna juventud a las mujeres con la
THS, se dedica a operar indiscriminadamente del pecho a las ni�as,
a estirar la piel de ancianas a�orantes, a succionar la grasa de bul�micas
frustradas y a tratamientos tecnol�gicamente sofisticados, �ticamente
dudosos. En nombre de la medicina en occidente se mata a miles de
personas por efectos secundarios de f�rmacos bien prescritos y un
n�mero indeterminado, por f�rmacos mal prescritos o autoadministrados.
La medicina en Espa�a, una de las mejores del mundo, es profundamente
mis�gina y tiene en realidad una incidencia atroz de patolog�as relacionadas
con la ignorancia y la desatenci�n.
Con el esp�ritu intuyo que el futuro de la salud de la humanidad no
ir� con el desarrollo de la cirug�a, de la tecnolog�a gen�tica y ni
siquiera de una vacuna contra el c�ncer. La verdadera salud vendr�
solo de una visi�n basada en la realidad de la vida-muerte-vida, de
la sabidur�a intuitiva que poseemos como miembros de la naturaleza,
con el poder curativo del organismo y con el uso de la racionalidad
asumiendo, en todo su significado, la responsabilidad hacia la propia
salud y la de los dem�s, y cuando practiquemos el poder de la sanaci�n
por el amor propio y de los dem�s. La verdadera salud ir� por eso
paralela el desarrollo de la espiritualidad humana, de la pr�ctica
del autoconocimiento y ser� realidad s�lo, si vivimos plenamente cada
una de las etapas de la vida sin mirar atr�s.
Es por todo esto que se me hace tan estridente ya el trabajo hospitalario
y quiz� por eso, y de una vez por todas..�me quiero
irrrr!.
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