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LOS PARTOS DE RITA
Este
es un resumen de mis dos experiencias, de mis dos partos. Me vienen
a la cabeza ideas como el ritmo y el tempo. En casa es m�s f�cil que
tu ritmo, tus descansos, tus deseos sean respetados. En el engranaje
de un hospital y la tecnolog�a que lo rodea, eso puede ser muy complicado.
Cuando sal� de la cl�nica, escrib� en el libro de reclamaciones todo
aquello que no me hab�a gustado o no me hab�an respetado. Siento que
es importante que nos atrevamos a pedir respeto para nuestras decisiones
y el derecho a disfrutar de nuestros partos tal como nosotras queramos.
<Rita
Gavarró >
Parto
en Casa
Me qued� embarazada
a los 30 a�os. Era un embarazo deseado y quer�a vivirlo plenamente.
Me compr� todos los libros sobre embarazo y parto. Para m� era una
gran aventura, un milagro en el que yo era la protagonista.
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La
lactancia maternal es esencial..... |
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Me hice una ecograf�a
en el Hospital Cl�nic de Barcelona. Tuve la primera sorpresa, la pantalla
estaba dirigida al m�dico y a m� casi no me daban explicaciones. Protest�
y no me hicieron mucho caso. Cuando me hac�a las visitas m�dicas,
me empec� a interesar por la preparaci�n al parto y por el parto en
s�. No me convenc�an las informaciones que me daban y record� que,
tiempo atr�s, yo hab�a asistido a una reuni�n informativa de un grupo
que atend�a partos en casa.
Mi pareja (Guille) y yo decidimos ir a verlos. Nos explicaron su programa
de preparaci�n al parto y la posibilidad de tener a nuestro hijo (ser�a
un ni�o, Gerard) en casa. De momento s�lo quer�amos prepararnos por
si acaso. Despu�s de un tiempo, al comprobar que el embarazo era normal
y todo se presentaba bien, nos decidimos a tenerlo en casa. Hab�a
algunos requisitos que hab�a que aceptar: deb�amos tener un coche
en la puerta y un hospital a una cierta distancia m�nima (unos 15
minutos). Deb�amos contar con una red de amistades dispuestas a ayudarnos
(3,4 personas). Hab�a que tener a punto todo el material necesario
y bien provista la despensa por si el parto se alargaba. Todas las
sesiones de preparaci�n al parto las vivimos muy intensamente. Y podr�amos
decir que Guille y yo est�bamos preparad�simos. Cuando has vivido
esto te hacen un poco de gracia las historias de maridos que se marean
durante el parto.
Lleg� el gran d�a. Yo empec� a tener contracciones. Llam� a Guille
al trabajo y �l vino enseguida. Llamamos a la comadrona. Est�bamos
tranquilos. Ten�amos mucha informaci�n sobre el proceso del parto
y reconoc�amos lo que me iba pasando. Lleg� la comadrona, vino tambi�n
un m�dico (de ayudante) y llegaron las amigas y los amigos reci�n
duchaditos y con la ropa limpia. Yo me paseaba y me quejaba y Guille
y los dem�s me ayudaban como pod�an: me daban masajes, me animaban,
me dejaban sola cuando yo lo ped�a. En un momento dado las contracciones
se hicieron muy fuertes y decidieron prepararme una ba�era de agua
calentita. Me met� y eso me alivi� mucho. Todos estaban pendientes
de mis deseos. De repente sent� muchas ganas de empujar y al cabo
de poco tiempo, Gerard ya hab�a nacido. Yo estaba en cuclillas apoyada
en mi cama y en Guille. Tengo un recuerdo curioso de esa �ltima fase.
Era la mujer salvaje. Cuando Gerard naci�, Guille y yo le empezamos
a dar masaje para ayudarlo a respirar. Nadie le dio un cachete. Me
lo puse encima m�o y muy pronto ya estaba mamando. Guille ayud� a
cortar el cord�n umbilical y todos nos dejaron solos para que disfrut�ramos
del momento. Yo estaba cansada pero feliz. Mi cuerpo estaba agotado
pero bien. Mientras hab�a estado empujando, la comadrona me hab�a
ayudado a controlar mi respiraci�n y no fue necesario dar ning�n punto,
ni hab�a habido ninguna rasgadura, por lo cual pronto me pude levantar
y caminar sin problemas.
Parto en Cl�nica
Cinco a�os despu�s volv�a a estar embarazada . Me volv� a plantear
la posibilidad de tener al/la beb� en casa. Pero por diferentes causas,
entre ellas la econ�mica, decid� parir en un centro p�blico y exigir
mis derechos.
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Rita,Gerard
y Gloria
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Me sent�a m�s experta y los m�dicos y los hospitales no me daban tanto
miedo. Me decid� por un centro peque�o y desde la primera visita me
quise informar de lo que ellos ofrec�an. En cada visita ped�a que
en mi ficha escribieran "en rojo" aquellas cosas que yo quer�a que
me respetaran: no quer�a suero, ni oxitocina, ni que me cortaran,
ni que me rasuraran, ni quer�a lavativas, ni anestesias, etc. Las
y los m�dicos que me atend�an (en cada visita uno-a diferente) apuntaban
con comentarios ir�nicos todas mis peticiones.
El d�a 29 de septiembre de 1993, llegamos a la cl�nica (La Maternitat,
de Barcelona). Guille y yo est�bamos tranquilos, era nuestro segundo
parto juntos y ten�amos una idea de lo que �bamos a pasar. Nos dieron
una habitaci�n, con otra mujer que todav�a no hab�a empezado el proceso.
Consegu� que me rasuraran lo menos posible. Al principio de las contracciones,
nos �bamos a pasear por los pasillos, los dos solos y tranquilos.
Cuando las contracciones se hicieron m�s fuertes, me hicieron tumbarme
en una camilla conectada a un monitor aunque, ante mis protestas,
me dijeron que me tendr�an poco rato. Todo hab�a que negociarlo, y,
la verdad, no est� una para muchas negociaciones en ese justo momento.
A Guille le hab�a dicho que me ayudara en mi decisi�n de no anestesiarme.
Lleg� un momento cr�tico y vino una enfermera a decirme que porqu�
no me quer�a poner anestesia. Me hicieron entrar en los paritorios
y a Guille le hicieron esperar fuera. No entendimos por qu�. A m�
me dejaron un tiempo en una esquina abandonada, mientras Guille rabiaba
fuera. Intentaron ponerme anestesia pero era demasiado tarde. La ni�a
(era una ni�a, Gloria) estaba a punto de nacer. Por fin, dejaron entrar
a Guille. Esa es la idea que tienen de la participaci�n de los padres.
Ver como sale la cabecita. Le record� a la comadrona que no me hab�an
hecho episiotom�a en el primer parto y que era muy posible que no
fuera necesario hac�rmela. Efectivamente fue as� y ella se dio gran
m�rito. Gl�ria naci� muy bien y se puso a mamar r�pidamente, como
su hermano.
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