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Flora Brovina : Premio Milenio de la Paz 2001
<Flora
Brovina
Pediatra y poeta feminista albanokosovar >
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Flora
Brovina
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"Libertad/El aroma del trigo /despu�s
de la cosecha/Un juego de ni�os/con risas y llantos/A qu� se asemeja/A
qu� es similar?/Libertad"
Flora Brovina, pediatra, poeta, pacifista, encarcelada en Serbia durante
la guerra con Kosovo, est� ahora en libertad y ha sido una de las
galardonadas con el Premio1 Milenio de la Paz para Mujeres que otorgan
cada 8 de marzo UNIFEM (Fondo para el Desarrollo para las Mujeres
de las Naciones Unidas) e International Alert. Junto a ella, Veneranda
Nzambazamariyade de Ruanda, Asma Jahangir y Hina Jilani, de Pakist�n
y Leitana Nehan, de Papua Nueva Guinea; las asociaciones Ruta Pac�fica
de la Mujeres, de Colombia y nuestras amigas Mujeres de Negro2, que
recogieron el premio en nombre de la red internacional de mujeres
contra la guerra. Resuenan a�n en nuestros o�dos las palabras de Flora
en el tribunal serbio que la encarcel�: "Mi vida entera la dediqu�
a los ni�os y los ni�as y ellos no eligen su pertenencia �tnica, ni
conocen su origen �tnico hasta que no se lo dicen sus padres. A mis
pacientes nunca los he dividido seg�n su pertenencia �tnica, religi�n
o la opci�n ideol�gica de sus padres. Estoy orgullosa de ello y seguir�
actuando de la misma manera.
En la Liga de Mujeres Albanesas he creado puentes de amistad entre
las mujeres del pa�s y entre �stas y las de todo el mundo. Son las
mujeres serbias quienes nos han dado el apoyo m�s fuerte, tal vez
porque han conocido mejor nuestros problemas. Y esto no deben olvidarlo
nunca las mujeres albanesas de Kosova."
VER www.undp.org/unifem/mpprize/index.html
VER wib.matriz.net

ABLACIONES EN ESPA�A: NI UNA M�S
Se supon�a: ahora se sabe. No s�lo se llevan a las ni�as "de vacaciones"
para que las mutilen en su pa�s de origen: tambi�n lo hacen aqui.
Ya se han detectado decenas de casos. Hay que ponerse las pilas. Tomar
medidas inmediatas. Potenciar el papel de las asociaciones antiablaci�n
y de inmigrantes como mediadoras culturales. Hacer saber a las familias
que no se trata de una pr�ctica divina, sino de una tradici�n mis�gina
y salvaje. Y especificarlo en el c�digo penal como delito, con penas
proporcionales al da�o horroroso que provocan. Tolerancia cero. Queremos
a todas las ni�as, enteras.
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