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MARIA ISABEL MATAMALA : TENEMOS QUE
DEMOCRATIZAR EL CONOCIMIENTO QUE VAMOS CONSTRUYENDO ENTRE TODAS
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Maria
Isabel Matamala
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<Leonor
Taboada >
Vi�ndola,
escuchando una de sus impecables conferencias, nadie dir�a que sus
luchas la han hecho pasar por la prisi�n, la tortura y el exilio.
Estudi� medicina en la Universidad de Concepci�n (Chile), de importante
tradici�n izquierdista y luego hizo un postgrado en pediatr�a cl�nica
y social... " Integrarme a los sectores que trabajaban en salud p�blica
me dio una dimensi�n y una experiencia social de lo que era la medicina,
mejor dicho, de lo que era la salud. Eran a�os de luchas sociales,
a finales de los sesenta , coincidentes con lo que era ac� la lucha
del 68". "Ac�" es Barcelona, donde mantenemos esta conversaci�n al
final de su conferencia "G�nero en la formaci�n de Recursos Humanos
de salud: Desaf�o no resuelto", donde esta maestra de muchas en cuestiones
de g�nero y salud,fundadora y Coordinadora de la Red de Mujeres y
Salud de Latinoam�rica y El Caribe, ilumin� a los y las asistentes
al Simposio sobre G�nero, Desarrollo y Salud Reproductiva.
Cu�ntenos su tr�nsito de la pol�tica hacia el feminismo...
Cuando lleg� el gobierno de Salvador Allende, me involucr� en las
luchas de los sectores populares. Una vez que se instal� la dictadura,
muchas de las mujeres que hab�amos estado en esta lucha, tuvimos que
pagar con torturas, con c�rcel y con exilio esta utop�a.
El per�odo de c�rcel fue un nuevo hito para perfilar con mayor nitidez
mi ubicaci�n dentro del movimiento feminista; all� pudimos comprender
y constatar colectivamente que �ramos protagonistas pol�ticas y sociales,
pero de segunda categor�a. Que no s�lo ten�amos que luchar por conquistar
un mundo de justicia social, en t�rminos socioecon�micos o de clase,
sino que tambi�n ten�amos que luchar para que existiese lo que en
ese momento llam�bamos, exclusivamente, la "igualdad". A�n no a�ad�amos,
"de oportunidades" ni habl�bamos de "equidad"entre mujeres y hombres.
Ve�amos, por ejemplo, que el papel de las mujeres rurales era de segundo
orden
Darnos cuenta fue como una apertura de ventanas. Hizo que nos empez�ramos
a articular- ni siquiera a organizar- para tratar de comprender entre
nosotras ese fen�meno que sincr�nicamente se estaba dando a trav�s
del mundo. Por eso, al salir al exilio a mediados de los a�os 70,
nos encontramos con otras compa�eras que ya se hab�an enredado con
el movimiento feminista en los diferentes pa�ses, experiencia que
entramos a vivir nosotras tambi�n,cada cual en su pa�s de acogida.
La Conferencia Internacional de la ONU sobre mujeres hab�a dejado
sus huellas en M�xico. Tambi�n, el libro del Colectivo de Boston,
"Nuestros Cuerpos Nuestras Vidas", nos dio tantas pistas y respuestas
que revolucion� y cambi� nuestras vidas.
Entre encuentros y seminarios fui haciendo las aproximaciones necesarias
en un proceso que indudablemente fue largo, porque era muy importante
en ese momento la lucha pol�tica en nuestro pa�s, y hab�a que repartir
la energ�a, los esfuerzos.
1975 y 76 fueron a�os de c�rcel para usted...
En Chile, la c�rcel era un recorrido por las casas de tortura. Primero
Villa Grimaldi, hoy recuperada como Parque de la Paz. Despu�s te llevaban
a un lugar intermedio, Cuatro Alamos,hasta que se te borraran las
huellas de torturas. Durante estos dos pasajes est�bamos desaparecidas,
igual que muchas personas que a�n hoy contin�an est�ndolo. Despu�s
pas�bamos al campo de concentraci�n, Tres �lamos; cuando llegaron
las Naciones Unidas a inspeccionar nos llevaron a Pirque, que aparentaba
ser un campo de veraneo, pero donde se nos vigilaba con ametralladoras
emplazadas entre los �rboles. Luego volvimos a Tres �lamos, de donde
sal� a finales del a�o 76. Fue una experiencia individual vivida muy
colectivamente, en un contexto de mucha hermandad y solidaridad; relaciones
humanas entre mujeres que fueron amigables entonces y que a�n perduran.
�ramos como una gran familia de hermanas y a�n nos reunimos, para
acciones especiales, desde mujeres que entonces ten�an 18 a�os y que
ahora tienen cuarenta y tantos hasta mujeres de 80 a�os. Desafortunadamente,
ese proceso no se ha dado entre los hombres que estuvieron en prisi�n.
Pienso que esos lazos se dan entre nosotras tienen que ver con nuestras
"buenas" caracter�sticas gen�ricas.
G�nero, Igualdad o Equidad, son conceptos dif�ciles de comprender,
aunque suenen mucho...
El g�nero: Se nace con un sexo biol�gico.Afirmar que el nuevo ser
es mujer u hombre conlleva, m�s all� del diagn�stico biol�gico, un
pron�stico, un mandato y expectativas respecto de esos seres humanos
particulares. Esto significa que, basada en la apariencia externa
de los cuerpos de quienes nacen, la sociedad va dotando a estas personas,
a trav�s de m�ltiples mecanismos, de las caracter�sticas que se han
establecido como propias de su sexo biol�gico. Se construye as� socialmente
"la feminidad" y "la masculinidad" de las personas, con lo cual �stas
quedan adscritas al mundo de "lo masculino" o de "lo femenino".
El concepto de equidad aparece como la necesidad de construir o facilitar
la igualdad de oportunidades de desarrollo de la condici�n humana
de hombres y mujeres, para que no haya expectativas y realidades diferentes
en t�rminos de poder y libertad para mujeres y hombres, desde la ni�ez
hasta la ancianidad. El concepto es importante porque implica un desaf�o
tanto para las pol�ticas p�blicas como para nuestro trabajo desde
el movimiento feminista y desde el movimiento de salud porque, a los
cambios que puedan ser impulsados a partir de las leyes o de los programas
espec�ficos, hay que unir los cambios culturales que se puedan empujar
desde m�ltiples espacios, incluido el de la sociedad civil. Tambi�n
es fundamental introducir el concepto de equidad en los espacios internacionales,
donde tenemos que asumir papeles protag�nicos, porque un mundo equitativo
va a facilitarnos alcanzar las metas y los horizontes que nos hemos
trazado.
�C�mo perjudica la falta de equidad a la salud de las mujeres?
Existe, en todas las sociedades de nuestro mundo occidental, una invisibilizaci�n
del m�s importante espacio de cuidado de la salud, que es el que ocupan
las mujeres.Hay que visibilizar ese espacio que ha sido mandatado
para que lo protagonicen las mujeres. En mi pa�s, hay un tercio de
mujeres que "trabajan" fuera de casa y dos tercios cuya vida transcurre
siempre puertas adentro.
Si se piensa que no es trabajo por la salud todo el trabajo que hacen
las mujeres desde que nacen sus beb�s, cuid�ndolos a trav�s de la
promoci�n, la prevenci�n, la curaci�n y la rehabilitaci�n; si no se
reconoce como trabajo de salud el cuidado de los ancianos, el cuidado
del marido o pareja, la recomposici�n emocional de las familias despu�s
de alguna muerte; si ser desde cocinera hasta psic�loga de la familia
son trabajos invisibles, que ni siquiera se consideran en los registros
estad�sticos, �c�mo van a mantener las mujeres su autoestima, c�mo
pueden realmente construir su salud mental sin las gratificaciones
que proporciona el reconocimiento?.
Otro gran �mbito de inequidad en salud se da porque, a trav�s de la
socializaci�n, las mujeres aprenden la negaci�n de su cuerpo, con
lo cual quedan ajenas al conocimiento y apropiaci�n de lo que denominamos
el primer territorio de ejercicio de poder que tienen las personas.
Un ejemplo brutal de esta desigualdad es la feminizaci�n de la epidemia
de SIDA. El sida se feminiz� por la falta de
poder de las mujeres para negociar con los hombres un ejercicio de
la sexualidad que protegiera no s�lo su integridad como persona,
sino su propia vida. Esa falta de poder sobre ellas mismas, producto
de la enajenaci�n de su cuerpo, de la construcci�n subordinada de
su propia sexualidad, y de la carencia de autoestima, son elementos
clave para explicar c�mo se construye la inequidad de g�nero en la
sociedad.
Para acabar con esta inequidad es necesario deconstruir el entramado
de normas y roles que la mantiene, y reconstruir sobre otras bases.
Este proceso, en el campo de la salud, implica transformaciones desde
el �mbito de las ciencias econ�micas hasta transformaciones en gesti�n,
as� como en participaci�n en salud, con incorporaci�n verdadera de
la comunidad, particularmente las mujeres, en las decisiones y evaluaciones.
Salud Reproductiva, Salud Integral
Durante a�os en el �mbito sanitario se ha repetido el concepto de
salud de la OMS que habla de salud integral, pero sin sentido; traducci�n
ni contenido real en las pr�cticas cotidianas del sector salud. El
trabajo de las mujeres a trav�s de estas �ltimas d�cadas ha ido permitiendo
ponerle contenido. En Chile, por ejemplo, en 1990, las mujeres de
los sectores populares que participaban en varias ciudades del pa�s
desarrollando la campa�a "soy mujer, me quiero sana", al preguntarse
qu� es para m� estar sana y qu� es para m� la salud, respondieron
construyendo contenidos que van completando la noci�n y la vivencia
de salud integral. Dijeron m�s o menos lo siguiente: estoy sana si
todos los d�as tengo posibilidades de alimentarme, de tener abrigo
y techo, de no tener angustias porque mis hijas o hijos no pueden
estudiar o no tienen oportunidades, si me reconocen lo que hago todos
los d�as, si puedo tener los servicios institucionales que necesito
en el �mbito de la salud, si me puedo comunicar en todos los planos
con mi pareja, sea quien sea, con mis amigas o con mis vecinas, en
relaciones arm�nicas, si tengo la posibilidad de decir lo que pienso
y de contribuir a que eso que pienso se vaya traduciendo en programas
y pol�ticas....
Colectivamente hemos ido construyendo contenidos
para la definici�n de salud integral, pormenorizando los aspectos
que la conforman, incluida la sexualidad, y modificando la supremac�a
que siempre ha tenido en la tradici�n institucional la salud materna.
Hablamos de desmaternalizar el concepto de salud reproductiva. El
reduccionismo de maternizaci�n-planificaci�n familiar debe cambiar,
incorporando todas las dimensiones que suponen la sexualidad y la
reproducci�n. Los derechos sexuales y reproductivos deben ser asumidos
como derechos humanos b�sicos.
Debe entenderse que los anticonceptivos son una herramienta de empoderamiento
para que las mujeres, incluidas las adolescentes, decidan, y no para
que las controlen. Y que el ejercicio del derecho a la sexualidad
no se resuelve en el �mbito sanitario exclusivamente. Implica tener
una casa adecuada para la intimidad, una educaci�n no sexista que
dote de autoestima y poder....Como expresa la religiosa peruana Rosa
Dominga Traspaso, la salud reproductiva no es posible sin el ejercicio
de los derechos sexuales y reproductivos y �stos, sin las condiciones
sociales necesarias para su realizaci�n.
Si trabajas en el �mbito de salud y g�nero, te tienes que preguntar
c�mo vas a hacer pol�ticas p�blicas efectivas en salud si no llegas
a todos los sectores sociales con respuestas que eliminen la inequidad.
�Qu� papel atribuye al autocuidado?
Una cosa es el cuidado de una misma y otra que
se intente sustituir o traspasar las tareas que no quiere asumir el
estado.
La diferencia est� en c�mo se entiende la participaci�n y el poder.
Hay que ver si el autocuidado es resultado de empoderamiento, autonom�a
y participaci�n en decisiones y evaluaciones o si las mujeres s�lo
adhieren u "obedecen" pol�ticas y programas definidos por decisores,
fundamentalmente hombres, que deciden acerca de las responsabilidades
y tareas que las mujeres deben asumir en salud.
Las mujeres fuimos definiendo el horizonte que queremos, y ese horizonte
tiene muchos caminos para irse construyendo. Uno de esos caminos fueron
las reuniones internacionales de Naciones Unidas. R�o, Viena, Cairo,
Copenhague y Beijing, que pasaron a ser logros muy importantes pero
tampoco constituyen el logro total de ese horizonte. Son avances muy
importantes, porque a partir de estas conferencias y cumbres empieza
a extenderse el discurso sobre incorporaci�n de la perspectiva de
g�nero en las pol�ticas y eso de por s� ha modificado la realidad.
Asumimos que el lenguaje construye realidades, as� que poner estas
nuevas palabras sobre la mesa de los se�ores que hacen las pol�ticas,
de alguna manera, les enfrenta con sus saberes y sus pr�cticas; les
obliga a buscar el contenido de t�rminos como g�nero, equidad, empoderamiento,
derechos sexuales�.
Hay b�squedas que son contributivas y b�squedas que son expropiadoras.
Ha habido una mayor�a de ocasiones en que el g�nero ha sido vaciado
de contenido, que ha sido confundido con la simple diferencia sexual
de hombres y mujeres. All� es donde tenemos que poner la mirada vigilante.
Se trata de vigilar y controlar que las pol�ticas y programas, de
un pa�s o de la mayor�a de los pa�ses, no s�lo reconozcan el discurso
oficial de las conferencias o de las cumbres, sino que se traduzcan
en realidades. Puedes tener maravillosas formulaciones de pol�ticas
sociales con una perspectiva real de g�nero pero sin presupuesto.
En muchos casos las decisiones respecto de la salud de la poblaci�n
han sido sacadas de los ministerios de salud y colocadas en los ministerios
de hacienda, con criterios economicistas , cerrados a las nuevas visiones
de realidad y derechos.
Cooperaci�n Internacional y el papel de las OnG�s
Si bien es cierto que la cooperaci�n internacional juega un papel
muy importante y puede ser una gran ayuda en momentos de pa�ses agobiados
por sus crisis o por la deuda externa, no garantizan la sostenibilidad
de esas pol�ticas y programas. Se requiere que los Estados aporten
recursos provenientes de sus propios presupuestos nacionales.Por ejemplo,
si no se asignan recursos a la sensibilizaci�n de los hombres respecto
de sus responsabilidades no s�lo en la procreaci�n sino que tambi�n
en la crianza, no habr� transformaciones en los perfiles epidemiol�gicos
de salud mental de las mujeres.
En pa�ses de Centroam�rica, las ONG muchas veces
pasan a sustituir servicios del Estado. La cooperaci�n internacional
desaparece en determinados pa�ses cuando baja la tasa de fecundidad
y sube la renta per c�pita, ya se le considera un pa�s que no necesita
cooperaci�,sin considerar, entre otras cosas, los distintos �ndices
de pobreza dentro del mismo pa�s, como ocurre por ejemplo en Brasil,
que es un pa�s-continente donde no se pueden comparar las condiciones
de vida de un estado a otro, y donde existen m�s pobres que en toda
Centroam�rica y Caribe o que en todo el Cono Sur.
Los gobiernos aman la propaganda
Hay gobiernos que s�lo hacen campa�as y no tienen pol�ticas de largo
aliento. Las pol�ticas permanentes mantienen un empuje que va orientando
cambios a trav�s de leyes, programas o acciones diversas. En Colombia,
despu�s de El Cairo, se implant� una ley para la responsabilidad paterna
por la que todo hombre, al optar a un trabajo, tiene que certificar
que est� al d�a con el pago de pensiones de alimentos y se mantiene
un sistema de vigilancia. De manera que si un hombre no paga sus pensiones,
el empleador le da el plazo y si no cumple, es despedido. Una ley
como esta tiene que ir acompa�ada de una campa�a, pero una campa�a
no puede ir sola sino se dan los dem�s pasos jur�dicos y legales para
ir asegurando los cambios.
Hasta d�nde llegan los poderes de las redes de mujeres?
Las redes surgen porque existe una necesidad de las mujeres que trabajan
en un lugar. De pronto, estas mujeres, descubren que hay otras que
est�n haciendo lo mismo que ellas y que enfrentan sus mismos problemas.
Eso las lleva a intentar coordinarse para intercambiar sus logros
y enriquecerse, y eso es lo que ha pasado con las redes del movimiento
de salud de las mujeres.
Nuestra red, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del
Caribe es una vertiente de un movimiento que tiene muchas redes en
su interior. Algunas redes son predominantemente de mujeres del movimiento
feminista, como la nuestra, o de mujeres que se acercan al movimiento
feminista y que muchas veces no lo reconocen pero de alguna manera
lo son; otras est�n fundamentalmente formadas por mujeres de organizaciones
de base del movimiento. Las redes nos han dado la posibilidad de ejercer
diversas formas de poder en el interior de nuestros pa�ses y regi�n,
nos permiten participar en los espacios de negociaci�n en el �mbito
global, as� como tambi�n, ejercer vigilancia social, control social,
potenciar conocimientos, difusi�n de informaci�n, acci�n coordinada
y tambi�n nos permiten participar para desenmascarar falsos discursos
de g�nero.
Por ejemplo, como cuando el Banco Mundial dice promover la perspectiva
de g�nero en las pol�ticas, pero a la hora de la verdad, las pol�ticas
econ�micas o laborales que impone impiden la equidad y la igualdad
de g�nero.
Hay que tener muy claro con qui�n nos estamos comprometiendo y qu�
poderes estamos ejerciendo, si nuestra autonom�a es real o ilusoria.
"Negociar", entre comillas, es aplazar. Sin embargo, hay algunos objetivos
que no se pueden aplazar ni hoy ni nunca y esa es el l�mite que hay
que tener muy claro en cada negociaci�n. Un ejemplo, los
derechos humanos no se negocian.
La Universidad Itinerante
Para avanzar en el cumplimiento de estos objetivos necesitamos tener
conocimientos que hoy no dan ni las universidades, ni la primaria,
ni la secundaria, ni nada. Nosotras mismas tenemos que dotarnos de
ese conocimiento para lo que necesitamos, y difundirlo: democratizarlo."El
saber no me lo guardo sino que lo reparto para que todas nos vayamos
empoderando".
�C�mo nos dotamos de los saberes necesarios o nos empoderamos en t�rminos
de conocimiento, fortaleciendo liderazgos?. Una de las estrategias
m�s importantes es la formaci�n de los recursos humanos: de los propios
y tambi�n de los interlocutores que deciden y ejecutan las pol�ticas.
Con ese criterio nuestra red puso en marcha la universidad itinerante
dirigida a mujeres de la red y del movimiento de salud de las mujeres,
profesionales con una experiencia importante y con nivel de decisi�n,
y orientada tambi�n a profesionales de ambos sexos de las instituciones
del estado relacionadas con la salud.
La universidad itinerante funciona desde hace tres a�os, ha impartido
cursos titulados "Enfoques de g�nero y salud " en Per�, Chile, Brasil,
Bolivia - y pronto en Uruguay -, financiada por la Fundaci�n Ford.
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