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EL MITO DE LA ENERG�A NUCLEAR
<Pilar
Sent�s>
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Pilar
Sentis
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La energ�a at�mica no es la panacea como nos quieren hacer creer los
nucle�cratas. Hay pa�ses que han optado por prescindir de esta clase
de energ�a que no s�lo est� al servicio de una estrategia militar
de poder sino que supone un alto riesgo para la poblaci�n. Cuando
dicen que las centrales nucleares son seguras no nos explican claramente
lo que pas� en el accidente de Harrisburg (1979) (1), ni en el accidente
de Chernobil (1986), ni el estado de indefensi�n de la poblaci�n en
caso de accidente nuclear. Las condiciones de seguridad dejan mucho
que desear, v�ase las continuas paradas t�cnicas de los reactores
de Asc� y el grave incendio de Vandell�s I que oblig� a desmantelar
la central. Los mass media conducen a la poblaci�n a creer que no
hay m�s remedio que confiar en que esta tecnolog�a est� bajo control
y justifican los accidentes como si fueran cat�strofes naturales a
las que la poblaci�n tiene que adaptarse.
Chernobil y el Tribunal Permanente de los
Pueblos
El Tribunal Permanente de los Pueblos ha continuado, en cierta forma,
la labor del Tribunal Rusell. Despu�s de las sesiones en Am�rica Latina
sobre los derechos de las personas, examina hoy en d�a las ra�ces
de las violaciones de los derechos de los pueblos. Es por ello que
se interesaron en el accidente de Chernobil. Se enteraron de los sufrimientos
pasados y presentes de las v�ctimas de este accidente, y se preguntaron
cuales son las consecuencias para la Humanidad de la utilizaci�n con
fines comerciales de la energ�a at�mica. En su reuni�n de Viena del
12 al 15 de abril de 1996 (Chernobil, consecuencias sobre el medio
ambiente, la salud, y los derechos de la persona) se convoc� a cuarenta
expertos independientes (2). Los invitados pronucleares se abstuvieron
de asistir. El veredicto fue el siguiente:
"Condenar a la AIEA, (Agencia Internacional para la Energ�a At�mica),
a las comisiones nacionales para la energ�a at�mica, y a los gobiernos
que apoyan y financian intereses de la industria nuclear:
- por tratar de promover la energ�a nuclear mediante la mentira, la
intimidaci�n y la utilizaci�n no �tica del poder del dinero.
- por las tentativas de suprimir toda forma de fuentes de energ�as
alternativas, renovables y sostenibles.
- por despreciar a aquellos que, en la comunidad cient�fica, se expresan
para defender el honor de su profesi�n, frente a las presiones de
los nucle�cratas, manteniendo la AIEA el silencio, a pesar de las
fuertes pruebas cient�ficas que denuncian la naturaleza homicida de
las empresas nucleares.
Por todo ello se declara que la industria nuclear debe ser prohibida
para el uso civil y militar."
En su intervenci�n la Dra. Rosalie Bertell (3), invitada a Barcelona
por el Simposio Internacional "Una Sola Terra", se expres� en los
siguientes t�rminos:
"Se calcula que el n�mero de v�ctimas de radiaciones se eleva a alrededor
de 32 millones de personas, y no se exagera: trabajadores, poblaci�n
japonesa, v�ctimas de las pruebas nucleares en la atm�sfera y v�ctimas
de diversos accidentes e incidentes pasados. El m�s grave de todos
ellos ha sido la cat�strofe de Chernobil, desastre del cual se hablar�
durante mucho tiempo".
La imposici�n de la energ�a nuclear
Tampoco se informa es el alto coste de construcci�n y posterior desmantelamiento
de una central nuclear, cuya cifra gira alrededor de m�s de 500.000
millones de pesetas. Los residuos y los cementerios de material radiactivo
tambi�n tienen un alto riesgo de contaminaci�n que los cient�ficos
no han acabado de resolver.
La energ�a nuclear se ha erigido de forma dictatorial. La poblaci�n
no ha tenido posibilidad de opinar y tampoco ha sido informada debidamente
del alto riesgo que ello supone ni del coste econ�mico. Las personas
que se han pronunciado en contra han sido perseguidas y no han podido
expresarse en los medios de informaci�n. Siempre han habido cient�ficos
y plum�feros que han corrido raudos a servir esta estrategia. Incluso
intelectuales que estaban vinculados a pol�ticos de izquierda.
Actualmente, incluso los pa�ses m�s poderosos ven como el fracaso
del control del armamento nuclear se est� girando en su contra. La
carrera de poseer misiles at�micos ha llegado a niveles tan incre�bles
que incluso pa�ses considerados pobres, en los que su poblaci�n tiene
altos �ndices de desnutrici�n, de analfabetismo, etc.., se han visto
forzados a tener armamento nuclear. �Para qu� sirve tanto material
b�lico? Por un lado, para el equilibrio del temor, por el otro, para
el movimiento financiero.
Pilar Sent�s
Licenciada en Psicolog�a. Miembra de "Alternativa Verda" y Asoc. "Una
sola Terra"; Cofundadora rev. Userda y de Gea-Consultors Ambientals.
Bibliograf�a:
(1) Vilanova, Santiago "El s�ndrome nuclear", Ed. Bruguera, 1980.
"Chernobil, el fin del mito nuclear", Anthropos, 1988.
(2) Tribunal Permanente de Tchernobyl. Vienne, Autriche 1996.
(3) Bertell, Rosalie Tchernobyl. Cons�quences sur l'envronnement,
la sant�, et les droits de la personne. Vienne, Autriche 1996.
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