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VIOLENCIA, G�NERO Y SALUD
<Eileen
Hoffman, M.D.>
Si quisi�ramos
darnos cuenta ver�amos que la mayor�a de los art�culos sobre "violencia"
son historias reales sobre "varones violentos".
Esto no significa que las mujeres no sean violentas. S�lo nos muestra
que la violencia masculina predomina. Aunque nosotros/as insistimos
en hablar de este tema utilizando el g�nero neutro como violencia
"escolar", violencia "juvenil" o violencia cotidiana, es interesante
preguntarse porqu� un comportamiento tan claramente identificado con
uno de los g�neros es tratado sin ninguna referencia a ese g�nero.
Mi experiencia ha sido que el lenguaje de g�nero neutro se utiliza
para describir un comportamiento cuando este es asumido como norma.
Cuando la discusi�n se refiere a los hombres, inevitablemente se centra
en la testosterona y el comportamiento agresivo que �sta comporta
-los hombres tienen mucha y las mujeres no. Si fuera tan simple podr�amos
medir los niveles y decidir a partir de qu� punto hay riesgo y en
tal caso evitarlo con una simple terapia. Pero los datos experimentales
nos dicen otra cosa. Los niveles normales de testosterona son prerequisitos
para niveles normales de agresi�n y, la vez, estos niveles normales
de agresi�n desprenden una cantidad de hormonas que no puede ser predecible.
Podemos afirmar que un comportamiento agresivo puede causar un aumento
en los niveles de testosterona.
Robert Sapolsky, psic�logo del comportamiento, describe un interesante
experimento tratando la agresi�n en machos y hembras. En su h�bitat
natural, en Kenya, las hienas hembras son m�s grandes, m�s musculosas
y m�s agresivas que los machos y son tambi�n m�s dominantes socialmente.
De manera interesante observamos que las hembras tienen niveles m�s
altos de testosterona (y hormonas) que los machos. Sin embargo, a
las hembras que han crecido en la Universidad de California, en Berkeley,
les es dif�cil establecer su dominio social sobre los machos, a pesar
de tener un nivel m�s alto de hormonas. �El factor perdido? No hay
un sistema establecido del que aprender.
A lo mejor este experimento nos ense�a que la violencia entre los
humanos es por algo m�s que s�lo la testosterona y el instinto de
los chicos de ser chicos. Es un comportamiento complejo que depende
del contexto social.
El g�nero es importante para entender la violencia en algunos sentidos.
Hay diferentes manifestaciones dependiendo del g�nero de la v�ctima.
La violencia hombre-hombre es p�blica, en la calle. La violencia hombre-mujer
es privada y sucede en el hogar. Cuatro millones de mujeres americanas
son golpeadas por compa�eros �ntimos, causando lesiones a m�s mujeres
que todas las formas de maltrato juntas. El coste de la violencia
tambi�n varia con el g�nero. Los hombres son responsables de la carga
financiera que la violencia comporta a nuestro sistema de justicia
criminal. La mayor�a de los individuos encarcelados son hombres y
el 85% lo est�n por homicidio. Desde el punto de vista de la sociedad
un hombre violento es un criminal y una mujer violenta est� enferma
pero:� Est� la justicia criminal tratando de encontrar una condici�n
m�dica?. �� est� el sistema de cuidado de la salud tratando de encontrar
una condici�n social?.
Obviamente ,estamos viendo el mismo fen�meno desde dos puntos de vista
que tienen la misma "etiolog�a". El fracaso para identificar el g�nero
femenino con los costes del cuidado de la salud asociado con la violencia,
es similar a la ausencia del g�nero masculino cuando discutimos sobre
el comportamiento violento en los medios. Dado que las mujeres
raramente se identifican ante los proveedores de cuidado para la salud
como v�ctimas de un asalto, los s�ntomas generados por un abuso sexual
o f�sico son f�cilmente considerados de forma neutral (en cuanto al
g�nero): fatiga, insomnio, palpitaciones, etc.
Los terapeutas de atenci�n primaria con formaci�n deficiente determinar�n
generalmente depresiones, ansiedad, des�rdenes de estr�s post-traum�tico,
disfunciones sexuales, y abuso de alcohol y otras substancias causado
por la violencia.
Un estudio del Cook County Hospital muestra que el 46% de la mortalidad
maternal era atribuida a violencia dom�stica. Las mujeres embarazadas
maltratadas se encuentran tambi�n en riesgo: reci�n nacidos con pesos
muy bajos, lesiones fetales, etc.
Es de alguna manera m�s f�cil identificar la etiolog�a social de las
condiciones m�dicas como traumas vaginales, etc. Es bastante m�s dif�cil
buscar en el contexto social de las condiciones comunes y reclamaciones
en la atenci�n primaria de los "m�dicos de oficina", especialmente
si el trauma ocurri� hace mucho tiempo, en la infancia. La mayor�a
de los ni�os que han sufrido abusos sexuales son ni�as, y sus agresores
son normalmente familiares o amigos de familiares (generalmente hombres).
Las ni�as que sobreviven a los abusos sexuales se encuentran despu�s
en las listas de j�venes embarazadas, consumidoras excesivas de sustancias
alcoh�licas, mujeres con HIV, etc.
Embarazos no planificados e infecciones transmitidas v�a sexual que
llevan a las mujeres a la infertilidad y a la pr�ctica del sexo inseguro
son grandes contribuidores del coste del cuidado de la salud femenina.
Los asuntos de salud mental como des�rdenes disociativos y la automutilaci�n
se pueden observar en los supervivientes de incestos.
La cuesti�n es: �D�nde est� el l�mite? El an�lisis del g�nero no
trata tan s�lo de las mujeres. Los hombres tambi�n tienen g�nero.
Tanto en la atenci�n m�dica como en la salud mental o la reproductiva,
el an�lisis de g�nero es imprescindible para empezar a rechazar a
los chicos y a los hombres responsables de las agresiones, as� como
las normas culturales que promueven los patrones del comportamiento
violento. Podemos desarrollar estrategias para encontrar el diagn�stico
y el cuidado, y a lo mejor prevenir des�rdenes causados por la violencia
masculina , mejorando asi la salud de todo el mundo.
*(A publicar en ingl�s en RHM journal, Nov 2000; vol 8 (16))
Eileen Hoffman, M.D.
American College of Women's Health Physicians-(Art�culo seleccionado
por el Boston Women's Health Book Collective)*.
Eileen
Hoffman, M.D.
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