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Gena Corea : "Las mujeres somos
un laboratorio animal único : no sólo limpiamos nuestras
jaulas; también las financiamos."
<Leonor
Taboada>
Podr�a decir que
siempre voy persiguiendo a Gena Corea para que me ense�e algo. Y que
no falla jam�s. Cuando la conoc�, a�os ha, en Boston, hab�a publicado
"The Hidden Malpractice", sobre c�mo el sistema m�dico maltrataba
a las mujeres en Estados Unidos y estaba investigando lo que luego
ser�a su formidable Mother Machine, (La madre M�quina). M�s tarde
(1994), publicar�a su investigaci�n sobre mujeres con IVH. Sus libros
nutrieron al movimiento de salud de las mujeres: a ella se debe,entre
otros hallazgos que la caracterizan, la primera lectura a largo plazo
y an�lisis de g�nero de lo que se avecinaba con la Fecundaci�n In
Vitro tomada como puerta de entrada al dominio total de la tecnolog�a
sobre los procesos reproductivos y, por ende, sobre los cuerpos de
las mujeres, proveedoras de la materia prima: �vulos y �teros para
la fabricaci�n de embriones. H�bil polemista y gran comunicadora,
es una reportera fant�stica, una escritora de talento y una pensadora
feminista que, por suerte no se limita a pensar: tiene tambi�n la
capacidad de revolucionar las ideas . Tal vez por eso tenga tantas
y tan entusiastas seguidoras.
�Qu� deber�a plantearse el feminismo sobre las nuevas tecnolog�as
reproductivas?
Ahora que los tecnom�dicos las denominan "tecnolog�as reproductivas
asistidas" , enfatizando lo mucho que ayudan, una de las primeras
cosas que tenemos que cuestionar es la imagen benevolente que proyectan
los medios de comunicaci�n de masas sobre los ingenieros reproductivos.
Estos m�dicos son m�s ingenieros que sanadores, pero se presentan
como si los motivara la compasi�n por el sufrimiento de la mujer inf�rtil.
Una compasi�n que raramente demostraron antes de que estas tecnolog�as
empezaran a procurarles fama y fortunas. En la �poca pre-tecnol�gica,
los problemas de infertilidad se atribu�an a veces al fallo de la
mujer que no aceptaba su papel femenino con una actitud despectiva.
De pronto, la compasi�n. Pero la benevolencia es s�lo la cubierta
de la p�ldora..
Detr�s subyace la desconsiderada experimentaci�n sobre los cuerpos
de las mujeres, que a�n contin�a. No es exagerado llamarla experimentaci�n
brutal. Las mujeres se han vuelto conejillos de indias de los animales.
Tecnolog�as como la fecundaci�n in vitro han sido experimentadas en
las mujeres con magra investigaci�n previa en pocas especies inferiores.
El conocimiento ganado en la experimentaci�n con las mujeres fue luego
aplicado para producir el primer primate por fecundaci�n in vitro.
Si se hubiera valorado a las mujeres, la investigaci�n con primates
se hubiera hecho antes. Hay ahora una �ntima conexi�n entre la cr�a
de animales y la ginecolog�a, con cuerpos de mujeres utilizados para
desarrollar tecnolog�as que pueden utilizarse en la procreaci�n animal.
Las mujeres somos un laboratorio animal �nico en la que nosotras no
s�lo limpiamos nuestras jaulas, sino que las financiamos. Pagamos
por lo que se nos presenta como "tratamientos" pero son experimentos.
Los tecnom�dicos han violado el C�digo de Nuremberg en el desarrollo
de las nuevas tecnolog�as y nadie ha tomado nota.
Mientras los tecnom�dicos, con la ayuda de los medios, presentan la
imagen de la pobre y sufriente mujer inf�rtil necesitada de la compasiva
asistencia de los m�dicos, la realidad es al rev�s.
Las mujeres no necesitan tanto a los m�dicos como ellos a nosotras.
Necesitan nuestros �vulos.
Las nuevas tecnolog�as reproductivas, por primera vez en la historia
humana, ha producido grandes cantidades de �vulos humanos disponibles
para la manipulaci�n y la experimentaci�n. Esto lo consiguieron con
la pr�ctica de la superestimulaci�n mediante poderosas hormonas que
fuerzan la maduraci�n de m�s �vulos que el �vulo mensual que normalmente
producimos. La posibilidad de controlar la evoluci�n humana , de controlar
qu� clase de seres humanos tendr�n permiso para nacer en este mundo,
ha sido una fuerte motivaci�n para el desarrollo de estas tecnolog�as,
claramente expresada en muchos de los art�culos t�cnicos sobre la
investigaci�n.
Ahora hay un gran inter�s entre los cient�ficos en la investigaci�n
de c�lulas madre que provienen del tejido fetal...
En Estados Unidos se trabajacon c�lulas provenientes de los embarazos
voluntariamente terminados y de las cl�nicas de reproducci�n "asistida".
Las c�lulas madre tienen la capacidad de transformarse en distintos
tipos de c�lulas y los cient�ficos trabajan para utilizarlas como
tratamiento de varias enfermedades y para crear �rganos para transplantes.
A medida que la demanda de c�lulas madre va aumentando, aumenta la
demanda de embriones producidos por mujeres que piensan que est�n
siendo "ayudadas" en las cl�nicas.
Desde finales de los a�os setenta, cuando la industrializaci�n de
la reproducci�n empez�, los cuerpos de las mujeres han sido utilizados
como materia prima de la que extraen nuevos productos. A las mujeres
se las corta y fragmenta en el proceso. Y ahora, la velocidad de la
industrializaci�n est� disparada.
�C�mo podemos resistir esta industrializaci�n?
Cuando era m�s joven, adquir� los m�todos de resistencia que estaban
en uso, disponibles para mi. Los que los activistas pol�ticos hab�an
utilizado durante mucho tiempo. No los cuestion�. Manifestaciones,
marchas, art�culos, discursos, Todos estos m�todos son esenciales.
Son formas de coger lo que sabemos y sentimos y de exponerlo al mundo
para que sea puesto en cuesti�n de alguna manera. Actualmente estoy
deseando algo m�s u otras formas de resistir la opresi�n. No puedo
decir mucho sobre ello, porque a�n estoy en el proceso de articular
mis pensamientos y percepciones. S� puedo decir que ahora estoy m�s
interesada en ablandar al opresor m�s que en pelarme con �l, en transformarlo
en mi aliado, porque el opresor es otro ser humano al que puedo alcanzar
en alg�n nivel y a alg�n nivel puedo conectarme con �l.
Una forma de resistir la brutal y profundamente ignorante "asistencia"
que los hombres est�n ofreciendo a las mujeres en relaci�n con nuestro
poder reproductivo es un m�todo que las mujeres han utilizado mucho
y que ahora por fin tiene nombre. El nombre puede ayudar mucho: Ciencia
en primera persona. El fil�sofo americano Eugene Gendlin ha estado
reclamando la ciencia en primera persona. El se�ala que lo que pensamos
que es y denominamos ciencia es lo que alguien estudia cortando partes
, unidades, �tomos y luego reconstruy�ndolos a partir de ellas, es
s�lo un modelo de ciencia. Una ciencia en tercera persona en la que
cada cosa es estudiada como un "ello" observado desde fuera.
Necesitamos una Ciencia en primera persona en
la que la gente se estudia a sí misma. Y eso estamos haciendo
Otro modelo, el ecol�gico, ha aparecido en las �ltimas d�cadas. La
ecolog�a estudia cada cosa como parte de una totalidad mayor, un sistema
integral en el que ninguna parte puede conocerse completamente por
separado. Esto es un modelo exactamente opuesto de la ciencia atomista.
En ninguno de estos dos modelos aparecen los seres humanos...En uno,
nos vemos reducid@s a partes. En el otro, somos elevados a una totalidad
mayor. Lo que necesitamos, seg�n Gendlin, es una ciencia en primea
persona en la que la gente se estudie a si misma. Cuando o� al Dr.
Gendlin hablar de la ciencia en primera persona, hace unos a�os, en
una conferencia internacional sobre Focusing, me impact�. Porque,
a medida que �l hablaba, pude sentir los dos cauces de mi vida interactuando;
el trabajo interior que he hecho durante mucho tiempo y el trabajo
p�blico. Ambos se unen en la creaci�n de una ciencia de la reproducci�n
en primera persona.
El Colectivo del libro de Salud de las mujeres de Boston (Boston Womens
Health Book Collective) y otros en el movimiento de salud de las mujeres,
empezaron a crear ciencia reproductiva en primera persona de la siguiente
manera: las mujeres se reunieron en los comedores de las casas. Una
mujer cont� su historia. Tal vez una historia sobre su experiencia
de una ces�rea, o de vivir con un DIU dentro del cuerpo, o de ser
inyectada con Depoprogevera, o de c�mo fue su histerectom�a y lo que
le pas� luego. Otras escuchaban. Luego, cada una de ellas hablaba
sobre su experiencia en el mismo terreno. Y miraban lo que ten�an
alli delante, en sus historias reales. Empezaron a ver, a identificar
pautas,modelos.Tambi�n aprendieron todo lo �til que pod�an aprender
de la ciencia en tercera persona sobre la anatom�a y fisiolog�a de
las mujeres. Siempre que era necesario, siempre que encontraban contradicciones
con su propia experiencia, las desafiaban.
Por ejemplo, se�alaron la ausencia de un cl�toris en el modelo anat�mico
est�ndar que se utilizaba en las facultades de medicina.
Su misma revista, MYS, es un ejemplo , porque se toman seriamente
las experiencias de las mujeres.
Barbara Seaman, que escribi� muchos libros importantes sobre el movimiento
de salud de las mujeres, incluyendo "The Doctors Case Against the
Pill" y "Las mujeres y la crisis de las hormonas sexuales", me dijo
que en los a�os sesenta, el �nico lugar donde las usuarias de las
p�ldoras ten�an credibilidad y pod�an hablar de sus experiencias era
en las revistas "de mujeres". La historia "oficial" presentaba la
p�ldora como un milagro de la medicina moderna, una liberaci�n sexual
de las mujeres y un env�o divino para controlar el crecimiento de
la poblaci�n en otros paises. La segunda forma en que las miserables
experiencias de las mujeres con la p�ldora se hicieron p�blicas de
alguna manera , me explicaba B�rbara, eran las historias orales. Alguna
mujer de una barriada tenia un efecto secundario grave y la gente
lo iba transmitiendo. Por ejemplo, cuando la chica del piso de abajo
hab�a sufrido un infarto. As�, las mujeres empezaron a hablar entre
ellas y en el proceso aprend�an que las horribles experiencias que
hab�an asumido como exclusivamente suyas ,no lo eran. Y entonces se
enfurecieron al punto que irrumpieron estrepitosamente en las audiencias
del Senado sobre la P�ldora. Ya que no hab�an podido presentarse como
testigos, gritaban sus comentarios desde las galer�as. Este fue un
evento crucial en la formaci�n del movimiento de salud de las mujeres
en los Estados Unidos.
En resumen: hablar de las propias experiencias , escuchar las historias
de otras, y buscar pautas generales es un paso para crear una ciencia
de la reproducci�n en primera persona. Creo es un punto de partida
para ir m�s lejos, y he estado desarrollando una nueva forma de interactuar
para conseguirlo. Yo empec� como reportera entrevistando a miles de
personas, Mi �ltimo libro, "The Invisible Epidemic"(La epidemia Invisible),
proviene de haber escuchado las historias y experiencias de mujeres
con sida. Yo escuchaba a la mujer mientras la entrevistaba, introduciendo
preguntas cuando hac�a falta, para que siguiera hablando. Una vez
que le�a la transcripci�n de la cinta de la entrevista grabada, y
percib�a la forma de la historia. Luego, cuando ya hab�a pensado las
escenas que iba a escribir, volv�a a ver a la mujer para buscar m�s
detalles.
La entrevista es una forma de hacer visible la experiencia de una
mujer, audible, presente. Tanto si aparece en una revista como un
libro o una pel�cula, se vuelve algo concreto, algo que hay que sopesar,
que hay que afrontar.
Tambi�n he sido entrevistada muchas veces, especialmente en las giras
promocionales de los libros, y a menudo encontraba las entrevistas
agotadoras, no s�lo porque hab�a ocho en un dia, sino porque estaba
hablando de lo que ya s�. Pero ahora estoy ensayando una forma m�s
profunda de entrevista, que pueda ser revitalizante y curativa para
la persona entrevistada porque lo que emerge son cosas que la mujer
no sabe a�n conscientemente, aunque ese conocimiento est� all�, en
su cuerpo. Si hoy entrevistara a una mujer sobre su experiencia con
la fecundaci�n in vitro , puede que la primera entrevista fuera period�stica.
Ella contar�a su historia y la exteriorizar�amos. Pero la pr�xima
vez, la entrevista ser�a m�s larga y profunda.
Las experiencias de las mujeres con la reproducci�n han desaparecido
de lo p�blico y se excluyen de toda consideraci�n cuando se elaboran
pol�ticas p�blicas. Creo que ser�a enormemente positivo nombrar lo
que hemos estado haciendo como Ciencia en primera persona, para que
cuando los cuerpos gubernamentales elaboren sus pol�ticas en cuestiones
tales como la reproducci�n "asistida", se evaluara toda la evidencia
cient�fica disponible. Y la evidencia provendr�a no s�lo de la Ciencia
en tercera persona , que es la �nica que recibe atenci�n hoy dia,
sino tambi�n de la Ciencia en primera persona. De esta manera las
experiencias de las mujeres ser�an visibles y las pol�ticas p�blicas
las incorporar�an.
Leonor
Taboada
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