Psss... Silencio....Pseudónimo... Silencio roto a medias, pero roto al fin. Pues, si. Yo, que en su momento tuve que huir de Interviú cuando me perseguía porque entonces nadie hablaba de sexualidad femenina abiertamente, como muchas otras mujeres que nos cuentan sus experiencias en este monográfico, también elijo el pseudónimo para hablar de “mi” sexualidad. No encuentro la cita, pero escribió Virginia Wolf en alguna parte que las mujeres tenemos muchas dificultades para escribir abiertamente sobre “nuestra” sexualidad. Tal vez no importaría mucho que el mundo mundial se enterara de aquello que eres más allá del telón, pero, en mi caso, y supongo que en muchos, es la pertenencia a una familia la que me impone la norma no escrita. ¿Cadenas, tabús, o intimidad?...Es como si en lugar de desnudarnos, de un plumazo, desnudáramos a mucha gente. Nuestras madres, hermanas, hijas , tías, sobrinas o abuelas no son mujeres sexuadas, verdad?

Lo son, lo sabemos, pero no queremos que ese factor incida en nuestra relación con ellas.

En todo caso, no hace ninguna falta firmar estos artículos. Importa poder leer lo que las mujeres cuentan cuando tienen la oportunidad de airear sus vivencias.

Porque si no lo hacemos nosotras, nos seguirán contando como debemos ser, y no como somos. La sexualidad humana no suele expresarse en público.

La mía, por lo visto, tampoco.