Ahora me siento dueña de mi deseo. Es una extraña sensación, una nueva experiencia.
Empezó hace unos meses, ahora no recuerdo cuantos, desde la última menstruación, tal vez; descubrí que ya no sentía esa necesidad imperiosa que me había acompañado desde la adolescencia. Sentía tranquilidad en el cuerpo, ya no tenia el cosquilleo generalizado que había de satisfacer y más en unos días del mes determinados.
Al darme cuenta de esta realidad, un cambio inesperado no previsto, me sentí profundamente liberada.
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