La selección de embriones para salvar hermanos enfermos nos suscita muchas preguntas:
* Si se legisla para casos particulares ¿no encontrarán la industria y los “especialistas” implicados cada vez más motivos para ampliar las indicaciones?
* Si es lícito encargar un niño a la carta para que salve a su hermano, ¿no se abre una puerta para que se reclamen otras “mejoras” genéticas para dotar a sus embriones de características socialmente valoradas?
* ¿Por qué no se invierte en investigar esas enfermedades incurables por vías que no impliquen la “creación” de otro ser humano?
* ¿Quién puede prever cómo percibirá el hijo o hija donante su propia existencia al haber venido al mundo “diseñado” para la función específica de salvar a otro?
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