Mujeres y Salud - Revista de comunicación cientifica para mujeres
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¿A qué edad?...

La edad de presentación de la menopausia natural (no inducida quirúrgicamente) es muy variable de una mujer a otra. En nuestro país se sitúa alrededor de los 48 años, pero a partir de los 40 años ya se puede presentar y terminar en algunos casos a los 55 años. No existe una causa determinante sino que intervienen múltiples factores, uno de ellos es el genético, lo que explicaría la diferencia entre las razas. Dado que así mismo influye la alimentación, los hábitos higiénicos, el nivel de vida, las enfermedades, etc., se puede ver que en una misma familia, en mujeres de distintas generaciones, poco a poco se va produciendo un retraso de la menopausia y se ha observado que la mejora en el nivel socioeconómico influye también en el mismo. Por el contrario, otros factores, como las enfermedades y el tabaquismo, la adelantan.

Sofocaciones

Aunque no todas las mujeres las tienen, uno de los signos que tradicionalmente se han venido asociando a la menopausia son las sofocaciones que las mujeres describen como una sensación rápida de calor, cuando antes tenía más bien frío, que sube desde el pecho al cuello y la cara, acompañado de enrojecimiento de la piel en estas zonas. La intensidad del calor varía de una mujer a otra, puede ser un calor leve y pasajero hasta una sensación de fiebre. La sudoración sustituye al enrojecimiento, que puede llegar a extenderse por todo el cuerpo, incluso en mujeres que habitualmente no transpiran. A veces se acompaña de un incremento de la frecuencia cardíaca, con taquicardia y sensación de palpitaciones. La mayor incidencia de los sofocos se da en los meses siguientes a la última regla. Estos accesos se presentan de día pero también es posible que despierten a la mujer durante la noche. Por la mañana, al despertarse, a veces no recuerda estas interrupciones, pero se siente cansada, irritable o deprimida. Los sofocos acostumbran a estar desencadenados por situaciones como los ambientes cerrados, el exceso de calor, o la tensión nerviosa que puede suponer enfrentarse a situaciones nuevas o acudir a lugares que no le resultan agradables. Parece poder establecerse una correlación entre el rechazo del síntoma y su incidencia. Cuanto más molesta se siente la mujer por el hecho de transpirar, más frecuente es que no pueda evitar la sudoración, lo que genera disgusto y, con él, un grado de ansiedad que a su vez provoca más transpiración. Aunque los sofocos no tienen consecuencias perjudiciales desde el punto de vista orgánico, algunas mujeres se sienten incómodas y le preocupa su aspecto y la inquietud de la que se acompañan. No están claras las causas de los sofocos pero todo parece apuntar que son en parte consecuencia de la disminución de los estrógenos y coinciden con un incremento de la hormona estimuladora de las gonadotropinas en el hipotálamo,y con un incremento de los neurotransmisores asociados con la ansiedad.

Desde que las mujeres empiezan a hablar sin pudor de la menopausia, las sofocaciones han dejado de ser un estigma que ocultar, lo que las hace mucho más llevaderas. Además de la alimentación con alimentos fitoestrogénicos, que disminuye la incidencia e intensidad de los sofocos, vestirse adecuadamente con ropa de algodón y sacar tranquilamente un abanico, son buenas maneras de pasar el período de reajuste hormonal. Para contrarrestar la mala fama de las sofocaciones, las norteamericanas las llaman "Oleadas de Poder" y han creado una enorme de red de apoyo e información mucha de la cual puede consultarse en: www:homedown.aol.com/dearest/intro.htm.

Los tratamientos hormonales (THS) pueden ser eficaces para evitar las sofocaciones aunque también los mejora la comida rica en frutas y verduras, la relajación, el yoga y sentirse bien con una misma.

Síntomas Digestivos: Debido al desequilibrio hormonal es posible que se presenten síntomas relacionados con el tubo digestivo, como diarreas, meteorismos (exceso de gases) y digestiones pesadas. Cuidar la alimentación e incluir fibra en la dieta disminuye la sintomatología.

Otros síntomas neurovegetativos: Otros síntomas neurovegetativos posibles son los vértigos, sensaciones de hormigueo en extremidades superiores e inferiores, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, hipertensión, etc. La hipertensión está relacionada con el incremento de peso y con la retención de líquidos.

Sequedad vaginal y sexualidad: Poco a poco se producen modificaciones de los genitales externos como externos, como reducción de los labios mayores y menores, adelgazamiento del tejido que cubre la vagina, disminución del volumen del útero, las trompas de Falopio y los ovarios, que pueden dar lugar a reducción de autodefensas, mayor sensibilidad a las infecciones y los traumatismos, flujo irritativo o disminución de las secreciones.

La sequedad vaginal puede provocar molestias durante el coito pero este problema se puede solucionar con lubricación externa y no tiene porque afectar a las relaciones sexuales.

El comportamiento sexual puede estar modificado en dos direcciones opuestas. Una posibilidad es la disminución del deseo sexual. En ello influyen básicamente las características psicológicas de la mujer que cree que ha perdido su atractivo personal y sexual, o el dolor coital que puede producir la falta de lubricación, que puede hacerle creer que ya no es posible disfrutar de la actividad sexual. En el otro extremo se observa el comportamiento de algunas mujeres que aumentan su libido o incluso un cierto hipererotismo. La liberación del temor al embarazo hace que las mujeres puedan disfrutar con tranquilidad de las relaciones sexuales y en consecuencia aumente su deseo. Otras se plantean disfrutar de experiencias nuevas y de una satisfacción sexual que no habría sido posible anteriormente.

Trastornos emocionales: No se puede hablar de una clínica psiquiátrica de la menopausia. Tendrá problemas psicológicos la mujer que asocie la terminación de esta etapa con la entrada en la vejez y su declive como persona. La autoestima juega un papel muy importante para aceptar los cambios y esta se basa también en el reconocimiento que recibe de los demás. Por otra parte la menopausia suele coincidir con la andropausia en los hombres. El varón sufre pequeñas depresiones y tiende a la vida rutinaria y cómoda, con frecuencia encerrado en sí mismo y con poca manifestación externa de su afectividad. En esta etapa también se pueden agudizar la inseguridad, el miedo, la preocupación por el futuro, por el estado de salud y el sufrimiento por todo. La depresión afecta a veces a algunas mujeres en esta edad si ya habían sufrido estados depresivos en años anteriores. La mujer deprimida lo ve todo con pesimismo, se siente triste, cansada y desanimada, sin interés por lo cotidiano, incapaz de tomar decisiones, le parece estar perdiendo la memoria, tiene dificultades de concentración y le cuesta dormir o padece insomnio. Los grupos de mujeres han demostrado ser un buen recurso para superar muchos de los problemas emocionales asociados a este período de la vida.

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