Mujeres y Salud - Revista de comunicación cientifica para mujeres
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Cairo + 5

En 1999, mediante una serie de reuniones internacionales (parlamentarias, de ONG, gubernamentales,...), se hará balance de los avances realizados en cumplimiento de los acuerdos adoptados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en El Cairo en septiembre de 1994.

Los logros y, por ello, la importancia de la Conferencia del Cairo residen en la adopción de una amplia definición de salud reproductiva que abarca la planificación familiar, la prevención de enfermedades de transmisión sexual (incluido el VIH/SIDA), y una maternidad sin riesgos. También debe destacarse el compromiso consensuado de atender y cubrir adecuadamente las "necesidades insatisfechas" mediante servicios de salud reproductiva bien enfocados, es decir, basados en los derechos humanos. Atrás quedaron enfoques demográficos, en que lo importante era el control de la natalidad, y donde la mujer era mero objeto de severos programas de planificación familiar, para pasar a un enfoque en el que la mujer es sujeto, y en el que prima su libertad de decisión sobre el número y espaciamiento de su descendencia.

El Programa de Acción del Cairo no sólo supone un gran avance en el reconocimiento de la salud y derechos sexuales y reproductivos, sino en la confirmación de las mujeres como ejes del desarrollo, y por ello en la necesidad de abogar por su plena participación en los procesos políticos y sociales de las sociedades en las que viven, elementos reafirmados un año más tarde en Beijing, en la Conferencia Mundial sobre la Mujer.

En 1999 se evaluará con satisfacción que muchos países han adoptado legislaciones que mejoran la cobertura de los derechos de las mujeres, y que inciden directamente en su salud. En África se ha avanzado en la prohibición de las mutilaciones genitales y en la cobertura de servicios de salud reproductiva. En América Latina también se han adoptado políticas nacionales de población y salud reproductiva, basadas no ya en objetivos cuantitativos, sino simplemente en una adecuada cobertura de servicios para la libre elección de la mujer. Cada vez son más los países que establecen marcos legales contra la violencia doméstica, o que prohiben la discriminación en el empleo a causa de embarazo o estado civil. Por su parte, las organizaciones intergubernamentales prestan una mayor atención a la mortalidad materna.

También se analizará que siguen existiendo países en los que las recomendaciones del Cairo no se llevan a la práctica por oposición política, religiosa o por simple falta de recursos económicos. Asimismo, se deberían denunciar lecturas erróneas del Programa de Acción, pues siguen realizándose esterilizaciones sistemáticas, en muchas ocasiones sin permiso de las propias mujeres, agresiones de las que suelen ser objeto mujeres indígenas o de condición humilde. También se pondrá de relieve que una buena parte del compromiso de movilización de recursos por parte de los países donantes no se ha producido, por lo que sigue existiendo una carencia de recursos económicos para el cumplimiento de los objetivos propuestos para el 2015.

Pese a las carencias y limitaciones observadas en su aplicación, el mensaje del Cairo sigue lleno de fuerza, la fuerza de saber que es un compromiso basado en las necesidades de tantos millones de mujeres en el mundo que no desean exponerse a los riesgos que actualmente corren por el hecho de quedarse embarazadas, sobre todo cuando sabemos que en su mayoría son riesgos innecesarios, que se solucionan con una adecuada cobertura sanitaria. Sin embargo, no debemos olvidar que para que el avance sea real, efectivo y sostenible, las mejoras sanitarias y legales deben ir siempre acompañadas de un cambio de mentalidades, de una verdadera convivencia de género.

 

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