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LA SALUD Y EL BIENESTAR DE LAS MUJERES EN UNA ZONA EN GUERRA: LAS EXPERIENCIAS DE LAS MUJERES PALESTINAS

<Doctora Hala Abuateya>

Las mujeres palestinas y la política

La larga disputa palestinos/israelíes tiene un profundo impacto negativo en la población palestina, especialmente sobre las mujeres. Las mujeres de Palestina tienen que soportar una doble carga que se asocia a su género y al deterioro de las condiciones de vida en su país. Tradicionalmente, las mujeres palestinas se han considerado las cuidadoras y el refuerzo de sus parejas varones y durante mucho tiempo se consideraron también las madres y hermanas de los heroicos luchadores por la libertad. La crítica principal al trabajo de muchos escritores sobre las mujeres palestinas es que ofrece generalizaciones sobre las mujeres palestinas a partir de las experiencias de mujeres de las clases media y alta de zonas urbanas, que representan sólo una pequeña fracción de las mujeres palestinas. Además, las mujeres de este grupo a menudo disfrutan de más libertad y de niveles de vida más altos que las mujeres de clases media y baja y, en consecuencia, sus experiencias difieren de las de las residentes en campos y pueblos (Lowrance, 2003).

La participación de las mujeres palestinas en la política tiene una larga historia. El comienzo se remonta al Mandato Británico en Palestina (1916-1948), cuando las palestinas de clase media y alta de las zonas urbanas tuvieron un papel activo en asociaciones de mujeres sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo era ofrecer asistencia y ayuda a personas pobres.

También apoyaban en política a sus parientes varones. El movimiento de mujeres palestinas experimentó un claro giro a finales de los setenta, cuando las mujeres se organizaron y su participación en la política se hizo más visible, lo que tuvo como resultado la creación de los Comités de Mujeres o Women Committees (WC). El principal objetivo de estos WC era hacer participar a las mujeres en la identificación de sus necesidades, así como animar a las mujeres a participar activamente en la vida pública y aumentar su conciencia política y social general. Este papel se hizo más evidente durante la primera Intifada Palestina de 1987, cuando las WC organizaron muchas manifestaciones y montaron una campaña de reclutamiento de mujeres en zonas rurales y campos de refugiados.

Durante los años de la ocupación israelí, las mujeres palestinas, como muchos de sus iguales varones, sufrieron la opresión del ocupante israelí y muchas fueron arrestadas y torturadas. Todo esto sumado al impacto del arresto, malos tratos y muerte de sus esposos, hijos y hermanos, que a menudo se traducía en un aumento para ellas de la carga material y otras responsabilidades, y el devastador efecto psicológico de perder a los seres queridos.

Después de la primera Guerra del Golfo de 1991, las condiciones políticas en Oriente Medio cambiaron. En consecuencia, a principios de los años 1990 se firmó el acuerdo de paz de Oslo entre el gobierno israelí y la cúpula dirigente palestina, que resultó en que parte del liderazgo palestino volviera a la parte occidental de la Franja de Gaza, la creación de la Autoridad Palestina y un corto período de tregua con una semiautonomía y unas condiciones semipacíficas en partes del lado occidental de la Franja de Gaza.

Entre las prioridades de la Autoridad Palestina estaba la formulación y la aprobación de las leyes y la legislación palestina que se basaban en la Declaración de Independencia Palestina, donde se afirmaba que los palestinos tenían derecho a aspirar a la igualdad total de derechos. También afirmaba que la autoridad se basaría en los principios de justicia social, igualdad y no discriminación en derechos públicos sin diferencias de raza, religión, color o género. Esto representaba que el estado Palestino se comprometiera con los principios de Naciones Unidas y la declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante, las Leyes Palestinas han sido criticadas por las organizaciones palestinas de mujeres por marginar la igualdad de géneros. En enero de 1994, los Comités de Mujeres, la Unión General de Mujeres Palestinas (General Union of Palestinian Women, GUPW), organizaciones de derechos humanos y ONG's iniciaron una serie de debates y discusiones de las recientes leyes palestinas. Las mujeres, entonces, temían quedar marginadas en una futura entidad palestina y para protegerse contra esa eventualidad formaron un grupo paraguas para crear una "Carta de las Mujeres" que más tarde se presentaría a la Autoridad Palestina para incluirla en la Constitución Palestina. Los principales objetivos de este documento eran modificar todas las leyes que discriminaban a las mujeres, garantizar los derechos de las mujeres a participar en los ámbitos político, económico, social y educativo, y exigir igualdad ante la ley. Publicada en agosto de 1994, la Carta se elaboró cuidadosamente centrándose en los temas cruciales de las leyes de familia y el estatus personal, más delicados debido a la continua batalla entre las versiones seglar e islamista del futuro estado (NU, 16 de septiembre de 2002). En enero de 1996, se celebraron las primeras elecciones palestinas al Consejo Legislativo y se eligió a pocas mujeres debido a la política cultural palestina dominada por los hombres, que resultó en una falta de mujeres con una capacidad política y de liderazgo adecuada para introducir la agenda de las mujeres. Los grupos de mujeres estaban motivados para intensificar su actividad y conseguir que las incluyeran en el proceso. Esto resultó en la creación de la Comisión Técnica de Asuntos de Mujeres (Women's Affairs Technical Committee, WATC), para asegurar la representación de las mujeres en varias comisiones técnicas. La WATC coordinó los esfuerzos de las mujeres e implantó un proyecto titulado "Las mujeres palestinas y el proceso electoral" (NU, 16 de septiembre de 2002). Tras la lucha por la representación de las mujeres en la toma de decisiones y en los niveles legislativo y legal del gobierno Provisional Palestino, se esconde la realidad de la vida, a menudo dura, de la mayoría de mujeres palestinas y la concepción que ve a la mujer como una posesión del hombre sigue muy enraizada socialmente entre algunos palestinos. En el verano de 2000 fracasaron las negociaciones de paz de Camp David entre el gobierno israelí y la Autoridad Palestina, debido a las inestables condiciones políticas y socioeconómicas en los territorios ocupados de Palestina. Más tarde, aquel mismo año, Ariel Sharon visitó la Cúpula de la Roca acompañado de un gran despliegue de seguridad israelí. Aquella fue la chispa que hizo explotar a la ya crispada población palestina, que se sentía frustrada con la falta de avances en el proceso de paz. Luego se produjo el ataque del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas en Estados Unidos y esto dió a Israel la cobertura política que necesitaba para defender sus acciones, y seguir con su plan militar, que incorporó a la denominada "Guerra contra el Terrorismo". Desde el 11 de septiembre, los palestinos han vivido el período más violento de su lucha. Israel ha reforzado el control sobre todo el país y las comunidades lanzando un ataque amplio sobre la sociedad palestina. Todos los palestinos se convirtieron en 'presuntos terroristas' y, con ello, en un objetivo legítimo por eliminar. Sin duda la estrategia israelí a largo plazo es debilitar la conciencia de unificación palestina, sofocar todo incentivo de desarrollo político, económico y cultural, mantener aisladas a las comunidades palestinas entre ellas y debilitarlas para que sean más fáciles de controlar (Shamas, 2002).

Desde el estallido de la segunda Intifada en septiembre de 2000, la situación en Palestina ha empeorado y la vida de los palestinos se ha vuelto cada día más insegura. Israel practica muchas provocaciones contra los palestinos a través de la destrucción de sus propiedades, los asesinatos selectivos, la construcción del muro de separación de Cisjordania y el aislamiento de ciudades y pueblos (Lead Editorial, 25 de marzo de 2003). Estas provocaciones llevaron a la intensificación de la tensión y fomentaron la determinación palestina de contraatacar y vengarse. La frustración entre los palestinos crecía y el fenómeno de las "explosiones suicidas" causaba tantas bajas entre los civiles israelíes como se infligía a los palestinos. El número de estos incidentes ha aumentado rápidamente, en la medida que los desesperados palestinos recurrían a tales tácticas para enfrentarse a las estrategias del ejército israelí contra la población palestina. La situación de las mujeres palestinas no puede verse por separado del discurso de liberación nacional palestino. Como los argelinos durante los años 1950 y 60, el movimiento de liberación palestino no significó cambios significativos en los valores personales que se esperaba que las mujeres mantuvieran. Por ejemplo, la preocupación por el honor de las mujeres como parte de la definición de una esposa respetable no se ponía en tela de juicio, al mismo tiempo que se necesitaba la participación de la mujer en la lucha; ésta tenía que reconciliarse con la tarea igual de importante de la preservación cultural. Esto comportó expectativas contradictorias por parte de las mujeres. Por ejemplo, se esperaba que las mujeres tuvieran un papel activo en la lucha, pero sin poner en duda los valores tradicionales respecto al rol de las mujeres en la vida pública y el ámbito doméstico. Analistas del movimiento de mujeres palestinas han discutido si las mujeres experimentaron un aumento de su poder como resultado de su participación en la primera Intifada. A pesar de que en las actividades participaron mujeres de todos los sectores de la sociedad, tanto espontáneamente como a través de la organización política, sus logros no encontraron ningún apoyo. Como con la emergencia del proceso de paz, muchas líderes palestinas se encontraron fuera de los círculos políticos dominados por los hombres (NU, 16 de septiembre de 2002). Como mujeres palestinas, tienen su propia perspectiva sobre el poder y la dominación. Saben perfectamente que la destrucción de la fuerza militar y la humillación pueden herir e incluso matar a las personas, pero a ellas no las derrota. También son conscientes del su poder interior como víctimas, que las ha unido y ha aumentado su autoestima.

La destrucción de la infraestructura palestina

Desde el inicio de la segunda Intifada, en septiembre de 2000, la situación en los Territorios Ocupados Palestinos ha empeorado considerablemente con la perpetuación de la violencia y los disturbios sociales. Esto dio como resultado miles de civiles, incluidos mujeres y niños, muertos, heridos e incapacitados. Según fuentes palestinas, desde el 28 de septiembre de 2000 el número de personas muertas fue 2.859, el 19% de ellas niños de menos de 18 años, y al menos el 82% de los muertos eran civiles. Las víctimas murieron a causa del armamento pesado, de la metralla, de los asesinatos selectivos, que hirieron tanto a transeúntes como a víctimas "no deseadas", que murieron junto con la víctima; muchas de ellas eran niños y mujeres. Además, se calcula que hubo un total de 41.000 palestinos heridos de los que el 35,7% eran niños de Cisjordania y el 20% de la Franja de Gaza. También se calcula que 2.500 personas, 500 de ellas niños, están afectadas de incapacidad permanente (The Palestinian Monitor: The Voice of Civil Society, 2004)

Se considera a las mujeres palestinas las principales cuidadoras de los heridos. Una gran mayoría de mujeres ha resultado herida cerca o dentro de su casa o intentando cruzar algún control militar israelí. El aumento de asentamientos ilegales israelíes, la demolición de casas palestinas, la destrucción de la tierra, la construcción del muro de separación y de carreteras de paso por los Territorios Palestinos Ocupados, han seguido creando dificultades a los palestinos. La demolición de casas afecta a las mujeres porque a menudo deja a familias enteras sin hogar, apenas sin recursos para reconstruirlas. La demolición se lleva a cabo a menudo sin previo aviso, y esto comporta que las familias se encuentren de repente sin ropa, alimentos, mobiliario o ninguna otra necesidad básica. Esto aumenta la dureza de la vida de las mujeres que cargan con la responsabilidad doméstica y tienen que procurar por sus familias (NU, 16 de septiembre de 2002).

Las restricciones de movilidad y acceso

Actualmente, el movimiento de personas y mercancías dentro de las zonas palestinas está gravemente restringido. Los palestinos están sujetos a una variedad de clausuras, toques de queda, bloqueos de carreteras y restricciones que impiden la movilidad y en general mantienen a las personas confinadas en sus pueblos, ciudades y a menudo en sus casas durante largos períodos de tiempo. Esto hace extremadamente difícil ganarse la vida para la mayoría de civiles, incluidas las mujeres. Además, existe una grave crisis humanitaria de acceso y movilidad en Cisjordania y la Franja de Gaza que está directamente conectada con el conflicto existente. Como resultado de las restricciones del movimiento de personas y bienes, las actividades económicas normales y el acceso a los servicios básicos por toda Cisjordania y la Franja de Gaza se ha paralizado. También ha causado efectos devastadores sobre la economía palestina, especialmente la agricultura, la industria, el comercio y el turismo.

El agua

Las clausuras afectan el acceso al agua debido a la restricción del movimiento de los camiones cisterna, la destrucción de pozos, el ametrallamiento de cisternas de agua y colectores de agua de lluvia, la destrucción de recursos de agua por los colonos y los soldados y el alto nivel de consumo de agua de los colonos. Se calcula que 200.000 palestinos no tienen acceso a redes de agua y dependen mayoritariamente de las lluvias. Además, el coste del agua se ha triplicado en algunas zonas palestinas y ha hecho más difícil para las familias la recogida para sus necesidades domésticas básicas. Como resultado, algunas personas se han endeudado para conseguir agua, mientras que otras han reducido su consumo o utilizan fuentes de agua sin tratar. Este agua es de mala calidad y tiene un efecto de deterioro sobre la salud de las personas, sobre todo en los grupos de población más vulnerables, como niños, mujeres y ancianos (NU, 16 de septiembre de 2002) .

Durante épocas de clausuras y toques de queda, cuando salir de casa representa riesgo de ser tiroteado, las líneas telefónicas a menudo son el único medio que tienen las mujeres para pedir ayuda. Esto dio pie al Programa de Salud de Mujeres que ofrecía consultas por teléfono a las mujeres. El porcentaje de embarazadas que no tienen acceso a la atención prenatal es casi cinco veces mayor que antes de septiembre de 2000 (20% en comparación con el 4%). Los partos en casa han aumentado un 100%, y se da un escandaloso 56% de niños nacidos muertos desde que empezó la Intifada. Además, al menos 49 nacimientos han tenido lugar en controles, porque se prohibió cruzar a las parturientas para llegar al hospital (Union of Palestinian Medical Relief Committees, 2002). Según un informe de NU, .la crisis actual ha afectado adversamente no sólo a la salud general y las instalaciones de salud de los palestinos, sino también su bienestar psicológico. El trauma y el estrés se han convertido en un grave problema de salud, especialmente para las mujeres y los jóvenes. (NU, 16 de septiembre de 2002).

El impacto adverso de las clausuras y los toques de queda prolongados en los pueblos y ciudades palestinas han restringido gravemente el acceso de civiles, especialmente mujeres, a los servicios de urgencias, como la atención de obstetricia.

Las violaciones de derechos humanos

La situación de los derechos humanos en los Territorios Ocupados Palestinos se ha deteriorado gravemente, con graves violaciones de los derechos humanos de los civiles palestinos y la intensificación de la violencia. Un estudio de UNIFEM demostró que muchas mujeres palestinas han estado sometidas a varias violaciones de los derechos humanos como desplazamiento forzado, pérdida de empleo y falta de servicios sanitarios.

Además, muchas mujeres palestinas fueron arrestadas por el ejército israelí por razones políticas, fueron encerradas en confinamiento solitario, fueron forzadas a dar a luz en celdas de la cárcel, fueron torturadas, amenazadas verbal y sexualmente y maltratadas (NU, 16 de septiembre de 2002). No obstante, las mujeres palestinas no aceptaron su situación de marginación general dentro del estado. El movimiento de mujeres palestinas, incluidos los grupos de mujeres de élite de los centros urbanos, las organizaciones populares en las mezquitas locales, y mujeres de todo el país presionaron para conseguir más participación de género en la sociedad civil, con varios grados de intensidad entre unos lugares y otros e incluso en este tema prohibido, las mujeres palestinas empezaron a hacer progresos. La población palestina ha valorado tradicionalmente la educación y la ha tenido como una prioridad tanto para hombres como para mujeres. Muchas personas tienen fe en la educación como medio útil para la capacitación y para salir de la pobreza. Desde el comienzo de la actual crisis la educación a todos los niveles ha sufrido enormemente y las mujeres fueron las primeras en notarlo. Por ejemplo, el ejército israelí utilizó sus escuelas como puestos militares, algunas fueron bombardeadas, muchas han sufrido tiroteos durante el día mientras estaban en funcionamiento y también por la noche. Además, los controles militares israelíes y los toques de queda han afectado a la asistencia a la escuela, porque impiden a alumnos y a maestros llegar a la escuela a tiempo. Como consecuencia de esto y debido a las interrupciones y clausuras constantes, las escuelas han perdido mucho tiempo de docencia; el absentismo escolar está muy extendido porque las escuelas no pueden ofrecer un entorno seguro y el rendimiento académico y el nivel escolar se han deteriorado. Normalmente, las estudiantes y las maestras son las más afectadas por los problemas de acceso a la educación y los peligros que comporta el trayecto de ida y vuelta a la escuela, además del peligro a que están expuestos alumnos y maestros dentro de la escuela. Por ejemplo, las estudiantes y las maestras tienen que caminar largas distancias por zonas abandonadas para eludir a los soldados y colonos y debido a esto muchos padres han prohibido a sus hijas asistir a clase por temor por su seguridad y la pérdida de su honor. Es más probable que las maestras dejen de trabajar debido a estos peligros y a las percepciones sociales basadas en el género entre algunos palestinos que subvaloran el papel de las mujeres en la vida pública (NU, 16 de septiembre de 2002). Sin embargo, muchas mujeres están decididas a dar a sus hijas un futuro mejor que el suyo. Por ejemplo, algunas mujeres empezaron a adquirir habilidades adicionales para poder encontrar empleos mejores. Las instalaciones de formación vocacional y técnica a menudo ofrecen a las mujeres formación en áreas tradicionalmente femeninas, como la costura, la mecanografía y la peluquería, pero cuando las oportunidades económicas aumentan, es vital que las mujeres tengan acceso a formación vocacional y técnica diversificada para garantizar unas calificaciones apropiadas que les permitan encontrar otros empleos en el mercado laboral. Últimamente ha aparecido un puñado de mujeres empresarias y algunas mujeres han conseguido préstamos de UNRWA, del GUPW y otras ONG de mujeres, para fomentar la creación de pequeñas empresas para mujeres, así como actividades generadoras de ingresos. Se ha descubierto que estos proyectos han tenido un impacto importante en el desarrollo social y económico aumentando su autoestima y permitiendo que adquieran experiencia (NU, 16 de septiembre de 2002).

La salud y el bienestar de las mujeres

La salud y el bienestar de las mujeres debe verse más allá del enfoque clínico de salud, que se centra en las causas biológicas. Un estudio conducido en 1992 sobre la salud de las mujeres en la ciudad de Nablus, demostró que los problemas de salud de las mujeres se presentan en relación a un ciclo vital específico. Las mujeres se categorizan en tres grupos: las que no se han casado nunca, casi todas chicas jóvenes; las mujeres casadas con niños pequeños, y las mujeres mayores. Mujeres de todas las edades ven la salud física como inseparable de la salud psicosocial. Creen que además de las causas biológicas de las enfermedades, factores como la pobreza y las malas condiciones sanitarias y medioambientales causan la determinación de su salud (Giacaman, 1992). Debido a las duras condiciones de vida, se propagaron varios trastornos psicopatológicos entre la población como la depresión, la ansiedad, el consumo de drogas, el aumento de las formas de violencia verbales y físicas y el comportamiento antisocial, así como los malos tratos contra las mujeres y los niños. La primera Intifada de 1987 hizo recuperar una imagen propia positiva, la autoestima y el orgullo nacional. Sin embargo, con el deterioro del proceso de paz, la sensación de frustración y ansiedad resurgió. Son indicadores de una quiebra de los servicios preventivos en Palestina el aumento de los nacimientos de niños muertos y bajo índice de peso al nacer, el registro tardío de las mujeres embarazadas y la irregular asistencia al tratamiento prenatal. También el trauma y el estrés están siendo un problema de salud grave entre los palestinos, especialmente mujeres y jóvenes (El Sarraj et al., 1991).

La crisis actual ha afectado negativamente a la salud física de los pueblos palestinos y a su bienestar psicosocial. El conflicto existente en Palestina ha afectado el estado nutricional y de salud de mujeres y niños. Se descubrió que se ha extendido la malnutrición entre los niños y las mujeres en edad reproductiva, con una proporción significativa de niños malnutridos crónicos. Por ejemplo, el nivel de malnutrición moderada y severa en los niños era de 13,2% para Cisjordania y la Franja de Gaza. Las mujeres de la Franja de Gaza demostraban una tendencia hacia una mayor prevalencia de la anemia, que puede comportar bebés de bajo peso al nacer y partos prematuros entre las mujeres embarazadas. Un estudio descubrió que los desbaratamientos del mercado debido a los toques de queda, clausuras, incursiones militares, cierre de fronteras y controles afectaron al acceso a alimentos clave ricos en proteínas, especialmente carne y aves y productos lácteos, y en particular, leche de biberón y leche en polvo. También descubrió que una porción significativa de la población no podía permitirse alimentos ricos en proteínas, y casi un tercio tenía dificultades para adquirir alimentos básicos baratos, como pan y arroz (NU, 16 de septiembre de 2002).

Según fuentes palestinas, ha habido 36 casos de mujeres palestinas de parto retrasadas por los controles a las que se ha negado permiso para llegar a las instalaciones o que las ambulancias llegaran a ellas. Al menos 14 de esas mujeres dieron a luz en los controles y ocho de esos nacimientos fueron de niños muertos. También el 30% de niños de menos de cinco años sufren malnutrición crónica, el 21% malnutrición aguda; el 45% de niños menores de cinco años y el 48% de mujeres en edad de procrear sufren anemia de moderada a ligera. Durante los dos primeros meses de la actual Intifada, el índice de infecciones respiratorias en niños aumentó del 20 al 40%. En Gaza, casi el 60% de niños sufren infecciones parasitarias. Los servicios públicos como el agua o las instalaciones sanitarias se han deteriorado rápidamente durante la Intifada, y ha aumentado la frecuencia de enfermedades provocadas por el agua. Por ejemplo, en un período de dos semanas en enero de 2001, más de 40.000 niños de menos de 5 años sufría diarrea. Desde el comienzo de la actual Intifada, los niños palestinos han estado expuestos a una violencia extrema: asesinatos, tiroteos, acoso, desplazamiento y destrucción de sus hogares y escuelas, que ha tenido graves efectos psicológicos en ellos. Un gran número de niños palestinos muestra síntomas de trauma, como desórdenes del sueño, nerviosismo, disminución del apetito y el peso, sensación de desesperanza y frustración y pensamientos anormales sobre la muerte.Medio millón de niños palestinos no han podido recibir las vacunas necesarias debido a los bloqueos militares y a las invasiones (The Palestinian Monitor: The Voice of Civil Society, 2004).

Las condiciones socioeconómicas y culturales

Desde el comienzo de la actual Intifada, Palestina sufre una crisis económica importante, que ha dejado unas marcas terribles en toda la población, especialmente en mujeres y niños. Según fuentes palestinas, actualmente el desempleo entre los palestinos ha aumentado al 65%. Desde septiembre de 2000, casi 80.000 palestinos han perdido su empleo en Israel, mientras otros 60.000 empleos se han perdido dentro de los Territorios Palestinos Ocupados debido a la disminución de la demanda y a que las empresas se han visto obligadas a despedir trabajadores. Casi la mitad de hogares palestinos viven con el 50% de los ingresos que tenían antes de que empezara la actual Intifada. Los palestinos tienen prohibido transportar mercancías localmente o a Jerusalén Este e Israel, lo que ha hecho que la industria alimentaria se reduzca al 60% de su capacidad. Esto ha comportado que los palestinos se vean obligados a depender de los productos israelíes; el ejército israelí facilita el acceso de los productos israelíes a los mercados palestinos dejando que los productos israelíes pasen los controles e impidiendo que los palestinos hagan lo mismo (Palestinian Fact Sheet, 2004).

Las duras condiciones económicas en Cisjordania y la Franja de Gaza ha comportado un aumento de la pobreza, especialmente entre las mujeres. Naciones Unidas calcula que el índice de pobreza ha alcanzado al 60% de la población. La falta de actividad económica doméstica ha provocado una contracción de casi el 20% del empleo, y ha aumentado el índice de desempleo del 11% en el tercer trimestre de 2000 al 78% en el segundo trimestre de 2002. Este declive también ha afectado a la participación de las mujeres en la fuerza laboral, que se ha mantenido especialmente baja. Las mujeres se han visto gravemente afectadas por la disminución del sector agrícola, porque para ellas tiene un papel importante para la economía doméstica, y la pérdida de tierras las priva de una fuente vital de ingresos para el hogar. El declive de las actividades agrícolas no sólo aumenta enormemente la dificultad de las mujeres para mantener a sus familias, sino que también afecta negativamente su estatus dentro del hogar y la sociedad (Palestinian Fact Sheet, 2004).

En cuanto al empleo, la educación y el empleo para las mujeres en Palestina son inadecuados. Las mujeres se encuentran en posición de desventaja a varios niveles. Primero, tradicionalmente, las principales tareas de la mujer son ser ama de casa y madre, por lo tanto su espacio está restringido a la casa. A pesar de las presiones económicas, en algunas comunidades existe todavía resistencia a la idea de que las mujeres tengan profesiones, o empleos fuera de la casa. Según un estudio de mujeres que trabajan en el sector manufacturero en Cisjordania, el 85% de las mujeres empleadas eran solteras, un patrón evidente en toda la mano de obra femenina palestina. El estudio también reveló que, aunque casi todos los jefes son hombres, hoy la manufactura en Cisjordania y la Franja de Gaza depende sobre todo de la mano de obra femenina. Segundo, cuando las mujeres se ven obligadas por las circunstancias a buscar empleo fuera de casa, a menudo aceptan empleos mal pagados con apenas ningún derecho. En general, las mujeres no gozan de la protección de un sindicato. Por ejemplo, un estudio reciente descubrió que un 95,2% de mujeres trabajadoras no participan en sindicatos porque no saben nada de ellos o porque la familia las presiona para que no participen debido a las restricciones sociales a los movimientos femeninos. Tercero, aunque las mujeres tengan trabajo fuera de su casa, mantienen todas las responsabilidades del hogar y de cuidar a la familia. Un estudio realizado en el campo de refugiados de Jalazon indica que la razón principal para la falta de participación general de las mujeres en el mercado laboral son las condiciones familiares y la división tradicional del trabajo entre hombres y mujeres, que está sujeto a los valores sociales y culturales patriarcales, que obligan a las mujeres a encerrarse en casa y dejar a los hombres libres en el mundo exterior (NU, 16 de septiembre de 2002).

Pero la cultura está viviendo cambios que reflejarán mejor las aspiraciones femeninas y la confianza en sí mismas de las mujeres está aumentando.

Como concluyó Peteet: "Las mujeres palestinas pueden representar un símbolo de progreso, que expande los parámetros y el contenido de la autenticidad' (Peteet, 1993).

Conclusión

La situación de las mujeres palestinas está relacionada con el desarrollo general en la región del Oriente Medio y en particular con el progreso del proceso de paz palestino/israelí.

Existen diferencias importantes y significativas en cómo se ven afectadas las mujeres y los hombres por la situación socioeconómica y política. Estos efectos se observan en ámbitos como los servicios sociales básicos, incluida la educación y la salud, las oportunidades económicas y los recursos para ganarse la vida. Esto exige atención específica a la investigación y el análisis, así como acciones colectivas. Mientras la comunidad internacional busca formas de acabar el conflicto, es importante que se dé importancia a los temas de género y se asegure la participación de las mujeres en la resolución de conflictos y las iniciativas de búsqueda de la paz. Debe buscarse la forma de resaltar cómo impacta específicamente la crisis sobre las mujeres, para quepuedan decidirse acciones concretas para moderar el impacto de género. Ofrecer asistencia a las mujeres palestinas a través de ayuda humanitaria y apoyar los proyectos que mejoran la capacidad de las mujeres de mantenerse a sí mismas y a su familia. A medida que el conflicto se intensifica, la dureza existente crea nuevas dificultades, de modo que la asistencia debería centrarse específicamente en la capacitación económica y ocupacional de las mujeres, la educación, la salud, el bienestar social y la violencia doméstica. Deberían hacerse esfuerzos para identificar y abordar los temas de género en diferentes programas, además de proyectos de apoyo que se centren en las mujeres. Si miramos más allá de la crisis inmediata palestino/ israelí, existe futuro para ambos bandos. No debería ignorarse el continuo perjuicio para los civiles inocentes. La forma más evidente de superar estas tragedias es terminar la Ocupación Militar Israelí en Cisjordania y la Franja de Gaza y la creación de un estado palestino. Esto no será posible si todos los que creen en la justicia y los derechos humanos no trabajan juntos para mejorar las posibilidades de un futuro en paz. Finalmente, las mujeres aspiran a una paz justa, que se base en la justicia y se produzca entre iguales, si se da la oportunidad a las mujeres de desarrollar una voz alternativa que favorezca las iniciativas de paz y los enfoques apropiados. Una paz con la intención de acabar con la ocupación israelí, que devuelva el control de la tierra y los recursos naturales, ofrezca seguridad, desmantele los asentamientos ilegales israelíes, haga justicia con los refugiados palestinos según las resoluciones pertinentes de NU y cree las condiciones para una vida segura y digna

(Greenblatt, 7 de mayo de 2002).

Agradecimientos

Mi más sincero agradecimiento al Programa Mujer, Salud y la Calidad de Vida del CAPS, en España, por su generoso apoyo técnico, económico y emocional. Agradezco a mis colegas del Greenwood Institute of Child Health su amable apoyo. Finalmente, mi más especial gratitud para Glòria Roig y para la doctora Rita Gicaman por su incansable ayuda y su estupenda amistad.

Referencias

El Sarraj, E., Abu Tawahina, A. & Abu Hein, F. (1991) The Palestinians: A Story of Uprooting. First International Conference on the Mental Health and Psychological Well being of Refugees and Displaced ( Persons, Sweden),

Giacaman, R. (1992) Between the Physical And Psychosocial: An Alternative View of Women's Health(Bruselas, artículo presentado en la conferencia de ECCP-NENGOOT).

Greenblatt, T. (7 de mayo de 2002) Palestinian and Israeli Women Demand Immediate End to Occupation, says Bat Shalom and Jerusalem Center for Women(Nueva York, Consejo de Seguridad de Naciones Unidas).

Lead Editorial (25 de marzo de 2003) Ethnic cleansing with guns and fencesThe Daily Star (Líbano),

Lowrance, S. (2003) Book Reviews, Palestinian Women: Patriarchy and Resistance in the West Bank, Arab Studies Journal, Vol. X No. 2(Vol. XI No. 1).

Palestinian Fact Sheet (2004) Poverty & Destruction in the Occupied Palestinian Territories (www.palestinemonitor.org/factsheet/Fact_Sheets_Poverty.htm).

Peteet, J.M. (Ed.) (1993) Authenticity and gender: the presentation of culture ( Indiana, Bloomington and Indianapolis: Indiana, University Press in association with the center for Contemporary Arab Studies, Georgetown University).

Shamas, M. (2002) Palestinian Women: A Perspective on September 11(Women's Centre for Legal Aid and Counselling in East Jerusalem).

The Palestinian Monitor: The Voice of Civil Society (2004) Statistics for the Palestinian Intifada, 28 de septiembre de 2000-1 de marzo, 2004 (www.palestinemonitor.org/factsheet/Palestinian_intifada_fact_sheet.htm).

UN (16 de septiembre de 2002) Report of the Special Committee to Investigate Israeli Practices Affecting the Human Rights of the Palestinian People and Other Arabs of the Occupied Territories(Nueva York, Asamblea General de NU Documento A/57/207).

Union of Palestinian Medical Relief Committees (2002) Report on the Women's Health Program.(Jerusalén, Union of Palestinian Medical Relief Committees 'UPMRC'. www.upmrc.org/content/activities/activities_m.html.

Doctora Hala Abuateya
Greenwood Institute of Child Health de la University of Leicester, UK.
[email protected]

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