PENSAR
CON EL CUERPO, UN PENSAR QUE NO CONOCEMOS
<Adrienne
Rich>
Nacemos
de Mujer: la maternidad como experiencia e institución,
Colección Feminismos, Ediciones Cátedra/Instituto
de la Mujer. 1976
Estoy convencida
de que “existen formas de pensar que no conocemos todavía”.
Cito estas palabras para significar que muchas mujeres piensan,
incluso ahora, de forma que el intelecto tradicional niega, desacredita
o imposibilita para comprender. Pensar es un proceso activo, fluido,
expansivo; la comprensión, “el saber”, son las
recapitulaciones de procesos pasados. De ningún modo hemos
explorado o comprendido aún nuestro fundamento biológico
ni el milagro o la paradoja del cuerpo femenino y sus significados
político y espiritual. (Al decir esto) estoy preguntando
si la mujer podrá comenzar de una vez para siempre a pensar
con su cuerpo, y a relacionar todo aquello que tan cruelmente ha
visto desorganizado.
No conozco
a ninguna mujer para quien su cuerpo no sea el problema fundamental.
Es la primera vez que se presenta la oportunidad de convertir nuestro
organismo en conocimiento y poder. La maternidad física no
es mas que una dimensión de nuestro ser (...) nuestra vida
y muerte son inseparables de la liberación o del bloqueo
de nuestros cuerpos pensantes.
Pero el temor
y el odio en nuestros cuerpos muchas veces nos ha estropeado el
cerebro. Algunas de las mujeres más inteligentes de nuestra
época tratan todavía de pensar desde fuera de sus
cuerpos de mujer, y sólo reproducen las viejas fórmulas
de la actividad intelectual.
La organización
física que durante generaciones de mujeres ha significado
una maternidad obligada y no elegida constituye todavía un
recurso femenino que apenas se ha tocado o comprendido. Hemos intentado
convertirnos en nuestros cuerpos -ciega y esclavizadamente, obedeciendo
las teorías masculinas- o intentamos existir a pesar de ellos.
Muchas mujeres creen que todo lo físico es una negación
de la mente. Hemos sido vistas durante siglos como Naturaleza pura,
hemos sido explotadas y violadas como la Tierra; no es extraño
que ahora queramos convertirnos en la Cultura: puro espíritu,
mente. Sin embargo esa misma Cultura y sus instituciones políticas
son las que nos han arrinconado. Y por lo mismo, han arrinconado
la vida, convirtiéndose en una cultura muerta, cuantitativa
y abstracta, con una voluntad de poder que ha llegado a construir
la destrucción más refinada de este siglo. Esta cultura
y esta política de abstracciones es lo que las mujeres necesitan
cambiar, devolviéndolas a unos planteamientos más
humanos.
Necesitamos
imaginar un mundo en el cual cada mujer sea el genio que presida
su propio cuerpo. En un mundo semejante, las mujeres crearán
la verdad de la nueva vida, dando a luz no sólo niños
(según nuestra elección) sino visiones y pensamientos
imprescindibles para apoyar y transformar la existencia humana.
Por aquí debemos comenzar.
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