volver a portada
ATRAS
PORTADA MyS
REVISTA DE COMUNICACIÓN INTERACTIVA
MUJERES Y SALUD
 ESTAS EN
MyS 10
 
Dossier 10
ATRAS... PORTADA
¿ M y S ?
¿ M y S ?
 OTROS RECURSOS
SUMARIO
LINKS
[email protected]
SUSCRIPCIÓN
 
 
 OTROS N�MEROS
MyS 1
MyS 2
MyS 3
MyS 6
MyS 7
MyS 8
MyS 9
MyS 11-12
MyS 13-14
MyS 15
MyS 16
MyS 17
 VOLVER A...
matriz.net


CUANDO LA IGUALDAD ESCONDE DESIGUALDADES

<María Roldán>

Quizás fue tener que dejar mi cuarto puesto de trabajo, después de haber tenido que sacrificar la que había sido “mi profesión habitual”, siempre por motivos de salud, lo que me hizo reflexionar sobre la situación de miles de personas que, aún teniendo grandes dificultades para trabajar y teniendo reconocida una discapacidad, tenemos la sensación de “no estar homologadas”, por lo que difícilmente encajamos en alguna parte.

La legislación vigente respecto a las personas discapacitadas deja mucho que desear, entre otras cosas porque está fuera de la realidad. En la medida que es una ley que no recoge la gran diversidad que existe entre una u otra discapacidad, o entre hombres y mujeres, por ejemplo, no puede ser justa. Por mi parte solo me referiré a las afectadas por enfermedades reumáticas. Tampoco a todas, pues son más de 200 estas enfermedades.

Para cualquier persona tener que reconocer que hemos perdido una parte de nuestra capacidad, ya es un handicap. Ante nosotros aparece una realidad poco gratificante, aparte de la problemática física, hay otra que tiene un peso específico: la social. Quizás por el individualismo en que nos ha sumido esta sociedad del bienestar, hay situaciones absolutamente invisibles en su conjunto, salvo para quienes las padecemos.

Los diferentes gobiernos de la democracia, no han sabido o no han querido dar una respuesta objetiva a este colectivo cada vez más numeroso. Pronto habrá nuevas elecciones y una vez más utilizaran el famoso anagrama “del carrito” para pedirnos el voto. Quizás es un buen momento para plantearnos que es lo que nosotras queremos.

En primer lugar se hace imprescindible que, cualquier intento para mejorar nuestra situación ha de contar con la participación de personas implicadas, de lo contrario estaremos en las mismas. En la medida que no están contempladas nuestras peculiaridades, en la medida que se ha globalizado la discapacidad. Por una parte se nos condena a seguir ejerciendo nuestros respectivos trabajos hasta que el cuerpo dice: basta! O bien a conformarnos con unas prestaciones miserables (por no hablar de las no contributivas). En cualquier caso distan mucho de las que se están dando en el resto de Europa. Queda a las claras que hay una mala gestión de los recursos tanto humanos como económicos. Con una buena imaginación y con verdadera voluntad política, nuestro entorno daría un giro de 160 grados. La inseguridad, el miedo paraliza más que los problemas físicos.

Si estuviera a nuestro alcance conseguir un empleo adaptado a nuestras posibilidades, funcionaría como terapia. El hecho de tener un trabajo, no solo despeja la inquietud de la subsistencia, sino que además nos dignifica como personas, nos proporciona estímulos para seguir adelante y luchar por mantenernos. Está comprobado que el hecho de atender a un horario, salir fuera de casa, encontrarse con otra gente;hace que la persona se mantenga mucho mas activa i vital. Obviamente, para ello hay que adaptar centros de trabajo crear políticas de empleo que proporcionen la incorporación de personas con discapacidad.

En una sociedad donde el tema económico cuenta tanto, estoy segura que hacer un estudio objetivo demostraría que, es mucho más rentable mantener a la gente ocupada aunque solo sea media jornada que relegada a no poder acceder a empleo alguno.

Quiero relatar que en estos últimos cuatro años, es impresionante la cantidad de mujeres jóvenes que con la publicidad que se le ha dado a la Fibromialgia, están viniendo con una problemática más compleja todavía, puesto que la mayoría sólo ha tenido contratos en precario; lo cual complica mucho más su situación de cara a conseguir un pensión de incapacidad.

Por otra parte se impone una reflexión sobre el tema de la jubilación. Somos muchísimas las mujeres que teniendo cantidad de años cotizados a la SS (aparte de los trabajados sin que la empresa lo declarara) , que cuando accedemos a una invalidez nos encontramos que con lo que nos queda no podemos mantenernos, entre otras cosas porque nuestros salarios siempre han sido y siguen siendo inferiores a los de nuestros compañeros. Estamos en aquella edad entre los 40, 50 y tantos en la que nadie te quiere contratar, menos siendo mujer. Por lo tanto entiendo que, teniendo el mínimo que exige la ley de 15 años cotizados para acceder a la jubilación, se nos debe de reconocer el derecho a ella con el 100% a partir de los 55 años, de forma voluntaria. Un año de nuestra vida de trabajo, con nuestras diferentes problemáticas, equivale a más de 5 de una persona sana. Si bien pienso que esto ha de ser aplicable tanto a hombres como mujeres. No tengo más remedio que señalar que la sociedad en su conjunto tiene una deuda pendiente con nosotras:

1 ª Porque cuando se nos dice que tenemos que dejar nuestro puesto de trabajo, muchas veces sin derecho alguno, porque con la mayoría de nuestras enfermedades es muy difícil acceder a una invalidez. Y nadie nos releva de nuestras obligaciones como mujeres, en el engranaje y mantenimiento de la estructura familiar.

2 º Precisamente por lo anterior, , hemos tenido que vivir muchos años sin que se haya tenido en cuenta nuestras dolencias como invalidantes. Resulta que la mayoría de las enfermedades reumáticas causantes de invalidez, las padecemos las mujeres en un porcentaje mucho más elevado con respecto al sexo masculino y en cambio nos cuesta mucho más demostrar ante cualquier tribunal médico nuestra incapacidad.

María Roldán
Diagnosticada de fibromialgia y Miembro de la Liga Reumatológica de Tarragona

Arriba
MUJERES Y  SALUD <MyS Portada>
©2004 - matriz.net & M y S