LA RUEDA
<María Jesús Vázquez Naveira>
Antiguamente, las mujeres indígenas
americanas, muy conectadas
desde tiempos ancestrales con la fuerza interior femenina y con la
magia natural de la madre Tierra,
se reunían en círculos una o dos
veces por semana, aprovechando
sobre todo los días de luna llena y
luna nueva, para compartir.
Eran reuniones en las que una
de ellas, la que tenía en su poder
un objeto sagrado, hablaba mientras
las demás ponían toda su alma
en escuchar. Cuando esa mujer
agotaba su tiempo, pasaba el objeto
a otra y ésta a otra, hasta que
todas habían tenido su momento
de expresar en voz alta sus pensamientos,
sentimientos, inquietudes...
secretos que quedaban en el
círculo de mujeres que, por un
pacto de confidencialidad, hacían
del grupo un espacio seguro, cálido
y sanador.
Para que funcione adecuadamente,
La Rueda debe estar bien
engrasada y ha de tener todos los
ejes del mismo tamaño y grosor.
En La Rueda, ninguna mujer es
más o menos que otra; ninguna
tiene mayor importancia. Todas las
que componen ese círculo son
iguales e imprescindibles para que
gire sin dificultad y todas disponen
de un tiempo exclusivo que pueden
utilizar según sus necesidades.
Escucharnos y hablar con el corazón
es el mejor regalo que podemos
hacernos a nosotras mismas.
Hoy en día, se suele llamar a esta
práctica "escucha activa" y constituye
una dinámica importante
para facilitar la expresión emocional
en los grupos de soporte; al
adoptar el nombre de La Rueda
para nuestro grupo hemos querido
recordar a aquellas sabias pioneras
que lo inventaron y rendir homenaje
a su respeto por el grupo.
Nuestra Rueda (el grupo de soporte
de Creación Positiva) nació
como respuesta al deseo de muchas
mujeres con VIH de luchar
contra el aislamiento social que sufrimos,
haciendo frente al estigma
y el rechazo. Para ello necesitamos
obtener información que nos permita
entender mejor lo que nos
pasa y poder así afrontarlo, poner
en marcha habilidades personales
largo tiempo olvidadas o apenas
desarrolladas, aprender a creer ennosotras mismas y en nuestra capacidad
de recuperación y potenciar
nuestra autoestima.
A lo largo del tiempo hemos podido
comprobar que una de las
mejores maneras de hacerlo es
reunirnos e intercambiar nuestras
vivencias, dudas, logros, penas y
alegrías, nuestras experiencias en
suma, así como facilitar la expresión
de nuestras emociones, para
entrar en contacto con esa parte
de nosotras mismas que puede
ayudarnos a encontrar nuestra ancestral
capacidad de autocuidado.
Después de años de experiencia
a lo largo de los cuales muchas
mujeres con VIH nos detuvimos
durante algún tiempo en este espacio
semanal (algunas sólo unos
meses, otras varios años; de forma
continuada o intermitente), La
Rueda se fue consolidando como
un espacio que las participantes
sentimos como nuestro y que vamos
configurando día tras día para
adaptarlo a los cambios que se van
produciendo en cada una de no otras
tanto de forma individual
como en el grupo en su conjunto.
De esta forma, se mantienen siempre
vivos los objetivos principales
del grupo: aumentar la calidad de
vida de las mujeres seropositivas y
normalizar en lo posible nuestra situación
desde la capacitación y el
control de la propia vida.
Mª Jesús Vázquez Naveira
Facilitadora del grupo |