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Erradicar la violencia de género: un reto social ....y sanitario

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1.1
Conceptos básicos para entender la violencia doméstica
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1.2
Erradicar confusiones
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1.3
Sobre el agresor
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1.4
Hombres contra la violencia masculina hacia las mujeres
>
1.5
Palabras que matan
>
1.6
¿Me quitarán los niños?

PALABRAS QUE MATAN

<Miguel Lorente Acosta>
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VALORACI�N DEL RIESGO DE AGRESI�N TRAS LAS AMENAZAS

El hombre cuando amenaza lo hace de verdad.

Las amenazas est�n integradas en una estrategia de violencia para conseguir y perpetuar la sumisi�n y el control de la mujer, por eso el hombre no s�lo persigue golpear m�s o menos fuerte a su v�ctima sino, tambi�n, aleccionarla e introducirle el miedo en el cuerpo para que cuando desaparezca el hematoma se siga produciendo un estremecimiento al o�r los gritos, los gestos y las amenazas leves que d�a a d�a se van produciendo y esas otras, m�s graves, que cada vez est�n m�s cerca de hacerse realidad.

Ah� es donde de nuevo la sociedad, la misma que asigna a unos la posibilidad de dar golpes a gritos y a otras la de recibirlos en silencio, act�a minimizando las amenazas del hombre, analiz�ndolas desde la perspectiva que argumenta que son muchas las veces que �stas se hacen y pocas las que se llevan a cabo, o bien considera que son frases propias del calor de la discusi�n o de una situaci�n conflictiva.

Existen, sin embargo, datos objetivos que nos indican la posibilidad de que las amenazas se cumplan realmente cuando se producen, por ejemplo:

o despu�s de que la relaci�n con la mujer se haya reforzado (tras el inicio del noviazgo, despu�s del compromiso matrimonial, despu�s de iniciada la convivencia, tras quedar embarazada,...)

o cuando se realizan alrededor del momento de la separaci�n (cuando despu�s de un cierto tiempo el hombre despechado vuelve a la carga, cuando la mujer intenta reiniciar su vida con una nueva relaci�n o empezando a trabajar)

o cuando el argumento y la justificaci�n que el hombre hace de las amenazas resulta coherente y razonada o cuando junto a las amenazas hace referencia a lo que va a pasar con �l, manifestando que no le importa ir a la c�rcel o que despu�s �l tambi�n se va a matar,...

Todo ello indica la necesidad de estudiar al agresor para determinar la peligrosidad criminal que presenta. En todos estos casos no debemos conformarnos s�lo con proteger a la v�ctima, sino que debemos actuar sobre el agresor y adoptar las medidas legales sobre �l. Para ello es preciso llegar al diagn�stico de su peligrosidad criminal centr�ndonos en dos elementos: por una parte su capacidad criminal, estudiando la nocividad y la inintimidabilidad del sujeto, y por otra, su posible inadaptaci�n social.

De este modo, comprobando el da�o que pudo producir el hecho manifestado en la amenaza y los condicionamientos que la presi�n social y legal pudieron tener sobre la no realizaci�n de la conducta, contraponi�ndolos con su mayor o menor integraci�n social, podremos obtener una valoraci�n objetiva de su peligrosidad, que a pesar de estar basada en la probabilidad en cuanto al paso a la acci�n, s� nos podr� servir para objetivar una situaci�n de riesgo y, por tanto, la necesidad de actuar sobre el causante de dicha situaci�n.

Estos datos son suficientemente significativos como para hacernos ver en las amenazas palabras asesinas, y nos deben llevar a proteger a la v�ctima y a actuar sobre el agresor. �Porqu� hemos de dar m�s credibilidad a la hip�tesis de que no se llevar�n a cabo las amenazas que a la posibilidad de que s� se materialicen, dado que tenemos una serie de elementos objetivos que as� lo indican y ninguno en favor de lo contrario?. Las consecuencias de tomar o no medidas no son comparables. Que no nos pase como al pastor con las ovejas, porque aqu� quien dice que viene el lobo no es un testigo ajeno como el pastor, sino las propias v�ctimas.

Miguel Lorente Acosta - M�dico Forense.
Autor de "Agresi�n a la mujer: Maltrato, violencia y acoso" Miguel Lorente Acosta - M�dico Forense



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